Epílogo

24 años después

—Papá no es justo seguro que hiciste trampa de nuevo—miré el tablero de ajedrez, ¿cómo era posible que me ganara de nuevo?

—No es cierto Ian —me miró con arrogancia—. Prepárate tu hermano vendrá con Zeht y sabes que se pone insoportable cuando hacemos perder su tiempo—rodó los ojos.

—Zeht es así —reí—, volveré dentro de algunas semanas y ambos terminaremos los proyectos para las mejoras del sector E quedará estupendo.

Él se levantó de la silla e hizo una mueca.

—¿Qué sucede? —pregunté preocupado.

Su mirada se tornó triste—, Hace unos días Lev murió, no aguantó más la pérdida de su mate.

—¿Qué? —me levanté y me paré frente de él —, ¿fue cuando te adentraste hace una semana al bosque y desapareciste por unos días? —pregunté—, te busqué cuando desapareciste, pero no te encontré por ningún lado.

—Si fue en esa semana —desvío la mirada —, ahora soy humano, ya no hay más inmortalidad.

—Podemos arreglarlo—afirmé. Juntos buscaríamos una solución.

—No quiero hacerlo—me colocó una mano en mi hombro.

—Papá...

—Ian—me cortó—, después necesito hablar contigo y tu hermano.

...

Necesitaba un poco de aire, busqué algunas flores que estaban en el invernadero de mamá y fui a visitarla.

Me adentré al bosque y caminé algunos kilómetros hasta llegar a su tumba. Los cuatro decidimos que era un lugar hermoso y que era apropiado.

—Mamá—acomodé las flores—, aunque no recuerde muy bien que sucedió contigo —me senté en el suelo—, recuerdo cuando nos tratabas con amor a pesar de la situación que estábamos pasando, una mujer valiente siempre te lo digo, uniste un poco más a la manada, nos sálvate a mí y a Mateo—escuché un crujido de ramas, Mateo se acercaba—, espero que estés orgullosa de nosotros, de todos—recalqué—, nos salvaste de diferentes maneras y siempre estaremos agredidos.

—Porque tanto nosotros como nuestros padres—habló Mateo—, estábamos esperando por ti.