Son las 8 de la mañana, ya hace media hora me desperté estoy arreglándome para bajar a desayunar e ir a la prueba de maquillaje para la boda. Mis padres ya me están esperando abajo para desayunar e irnos con el maquillista.
Horas después…
Siento una brocha pasar por mis labios, el maquillista ya ha terminado de maquillarme, me pasa un espejo para que me vea y me sorprende el resultado, se ve muy linda cada tonalidad que le ha dado mi rostro, sonrió al recordar a mi niño Leo.
- Me encanta Roy, muchas gracias. Me levanto y lo abrazo mientras el sonriente me corresponde el abrazo.
- Tienes unos ojazos amiga, y tienes que lucirlos, sobretodo en tu boda mi amorsh. Dice Roy.
Camino hacia mamá y cuando me ve su expresión de seria cambia a sonriente al verme.
- Vale te vez tan bonita hija. Dice mientras pone una mano en mi mejilla.
- Gracias mamá me gusto mucho. Digo feliz.
Veo a papá con el teléfono en mano dirigiéndose hacia nosotras.
- Cariño, te vez hermosa, más de lo que eres. Papá sonríe y me planta un beso en la frente.
- Gracias papá le sonrío.
- Bueno mi chica, la tendré que ir a dejar a la casa, el señor Brayan ya me espera para su cirugía, y tu madre también tiene una paciente en espera. Dice mi padre.
Los tres salimos del salón y nos dirigimos hacia el coche, me pasan a dejar a la casa y ellos se van. Subo las escaleras y me quito los tenis, escucho que suena mi teléfono y veo que es un mensaje. No puedo creer lo que estoy viendo, es una foto de Clarisa besando un chico.
Desconocido
Tu amado prometido…
Foto.
Mis ojos se cristalizan al ver la foto es algo oscura y no alcanzo a ver quien es el chico, pero por lo que dice el mensaje, es Leonardo.
Mis ojos comienzan a humedecerse, siento mi corazón palpitar muy rápido y pronto mis lagrimas comienzan a correr por mis mejillas, me siento en la cama y los sollozos se comienzan a escuchar por la habitación.
No dejo de ver la foto, mis pensamientos están a todo lo que dan hasta que llego a uno, en el que una vocecita me dice que no es Leonardo y que es una cruel broma.
Trato de calmarme pensando que no es el, camino hacia el baño y me veo al espejo, observo mi maquillaje corrido y comienzo a lavarme la cara, mis lagrimas ya han parado, pero mi corazón aún me duele.
Necesito una respuesta, tomo mi teléfono y le mando un mensaje a Leo, quiero saber la verdad, ayer salió con sus amigos pero no me dijo a donde irían porque tampoco él sabía a donde iban a ir. Tomo mi teléfono y salgo de mi habitación y me dirijo a la sala me siento en el sofá pequeño y mis pensamientos se pierden recordando la foto, una lágrima se resbala de mi mejilla pero la limpio con mi mano, escucho el ruido de una moto y estoy segura que es Leo, el timbre suena y camino hacia la puerta, abro la puerta. Al verlo siento que mi corazón duele más y mis manos comienzan a temblar, antes de que diga algo más le digo que pase.
Ambos nos sentamos en la sala.
Saco mi teléfono y lo pongo en la foto y se la muestro a Leo
- Me llegó esto en la mañana…
Veo que sus ojos observan la foto con una mirada seria y pasa sus ojos hacia mi.
- E… es Clarisa. Dice un poco nervioso.
- Lo es, y por lo que dice… tu eres el chico de la foto. Digo apunto de que mis lagrimas resbalen por mi rostro.
- Nena, ese… ese no soy yo. Dice serio acercándose a mi.
Me quedo quieta viendo los ojos de Leo… Soy una tonta.
- Es enserio?. Pregunto con la voz baja y los ojos llenos de lagrimas.
- Mi niña, te lo juro, no soy esa persona. Dice Leo convencido.
- Soy, soy tan tonta, como pude creer en un simple mensaje. Digo agachando la mirada, con mis lagrimas brotando de mis ojos.
- No nena no digas eso, tú… tú no eres la culpable. Dice leo un poco triste.
- Perdón. Digo sin levantar la mirada.
- No digas eso no te disculpes.
Leo me abraza y me planta un beso en la frente, me siento protegida con él, no sé cómo pude dudar de su amor por mi. Me ha demostrado tantas veces lo mucho que me ama. Debí confiar en él.
Después de un rato, Leo trata de hablarme de otra cosa para que me distraiga y no piense en lo qué pasó. Me dice que vallamos al parque que siempre vamos. Acepto y nos dirigimos hacia aya.
Horas después…
Estoy en mi habitación, recostada en la cama no puedo dormir por lo qué pasó hoy, ya son las 12 de la noche. Decido levantarme, me siento a la orilla de la cama, agarro un vaso de agua y lo bebo. La noche es algo fría, camino hacia la ventana para cerrarla, hago un lado las cortinas y me topo con algo extraño.
Leo está sentado a la orilla de su cama, en la mano tiene un vaso, que por lo visto es algún tipo de bebida alcohólica, su mirada está perdida al vacío, después mira el vaso en su mano y toma todo el contenido, pone sus codos en sus piernas y sus manos en su cabeza, tarda unos segundos así y se pone de pie, de un movimiento se saca la playera y su torso queda desnudo, y con gran enojo tira la playera a un lado. Me sorprende verlo así, es como si sus pensamientos lo estuviesen frustrando, me siento impotente, queriendo ayudarlo.
Veo que se sienta en la cama de nuevo con la mirada perdida y lentamente su mirada se dirige hacia mi. Me ruborizo al instante, pero le sostengo la mirada. Sus ojos llenos de desesperación cambian y se suaviza su mirada, en una mirada tan inocente y a la vez con tristeza. Siento un nudo en la garganta, no sé qué hacer, así que me quedo quieta. Veo que con pasos desidiosos se dirige a su balcón y comienza a salir de el, Doy unos pasos hacia afuera de mi habitación y veo que de un brinco salta hacia el césped. Se dirige hacia mi casa y cómo puede, comienza a trepar la pared hasta subir al balcón, se incorpora y se acerca hacia mi. Su aroma varonil llega hasta mi respiración, veo sus ojos y me topo con una mirada intimidante, como la primera vez que nos vimos, siento mis mejillas enrojecidas y trato de apartar la mirada de él, pero toma mi mentón con delicadeza que hace que mi viste se devuelva a la suya, se acerca hacia mi y sus labios chocan con los míos, cierro los ojos y me pierdo en sus labios. Siento su respiración agitada con aliento a alcohol. De un momento a otro me levanta y mis piernas rodean su cintura mientras que mis brazos rodean su cuello sintiendo el frío de su espalda perfectamente tonificada. Camina hacia adentro de mi habitación y me recuesta lentamente en la cama mientras nos seguimos besando. Entre su respiración entre cortada por el beso pronuncia unas palabras.
- Eres mía. Dice agitado.
Leo sigue con su cuerpo encima del mío y poco a poco nuestros besos comienzan a calmarse. Siento una extraña sensación de seguir besándolo y de querer más pero una vocecita dice que pare. Leo me da un tierno beso en la frente y me sonríe, he igual le sonrío.
- Que dices si me acompañas esta noche. Digo sin pensarlo.
- Claro nena. Me sonríe aún más.
Me levanto de la cama y me dirijo a la ventana y la cierro, comino hacia la cama y veo que Leo comienza a quitarse los zapatos, me siento en la cama adentro de las cobijas y el igual, Leo comienza a deslizarse para quedar acostado.
- Ven nena, yo te protegeré. Dice mientras tiende su brazo y mi cabeza reposa en su brazo, nos tapamos con las cobijas y al estar tan calientitos el sueño nos vence…
CHICAS SI LES ESTÁ GUSTANDO ESTA HISTORIA REGÁLENME UNA ESTRELLITA Y SI GUSTAN ALGÚN COMENTARIO QUISIERA SABER QUE LES PÁRESE Y AL SIGUENTE CAPITULO LES MANDARÉ SALUDOS. BESOS Y CUÍDENSE.
las saluda JacquiVel.