Este capítulo va dedicado especialmente para Yssabel Chaile, un saludo nena.
Rápidamente la tomo le la cintura antes de que impacte el suelo.
• Valeria, Valeria, reacciona por favor.
Tomo su cuerpo entre mis brazos y camino hacia mi casa mientras la cargo. Hoy mi madre y mi hermanita se fueron por una semana a casa de mi abuela a si que no hay nadie. Camino tratando de cubrir el rostro de Valeria.
Al llegar a mi casa abro la puerta y entro a mi habitación, la recuesto en mi cama y voy por una toalla. Comienzo a secar sus brazos y su rostro. Su vestido está totalmente empapado y aunque quisiera quitárselo para vestirla con ropa seca, no me atrevería a tocarla inconsciente. Decido quitarme la playera ya que también estoy totalmente mojado y camino hacia ella.
• Valeria. La llamo esperando a qué reaccione.
Me siento a la orilla de la cama y me acerco a su rostro. Wow jamás había estado tan cerca de ella, es hermosa.
Con mi mano comienzo a acariciar su suave mejilla y retiro algunas hebras de cabello que tiene en la frente.
• Es un deleite verte tan de cerca. Digo admirándola.
Veo como poco a poco comienza a moverse y me alejo de ella.
• Valeria, ¿estás bien?
• ¿Que, que pasó? Dice mientras trata de sentarse.
• Te desmayaste nena. Digo muy suave.
Los ojos de Valeria se agigantan por lo que le acabo de decir y al verme a los ojos veo como los recuerdos comienzan a llegar a su mente. Su mirada comienza a bajar lentamente, veo como la tristeza invade sus pensamientos al ver su mirada rota.
• Me falló. Dice con la cabeza agachada, viendo el anillo que tiene en su dedo anular de la mano izquierda.
• Sabes que cuentas conmigo para lo que quieras. Digo buscando su mirada. Ella está en total silencio y poco a poco levanta la cabeza y sus ojos grises llenos de lágrimas me ven directo a los ojos.
• ¿Es verdad lo que me dijiste?
• Lo es Valeria, Te amo, te amo con locura, se que está mal, pero no puedo quitarte de mi mente. Digo sin quitar la mirada de la suya.
Valeria ve cada rincón de mi rostro y lentamente baja la mirada hacia mi pecho desnudo, se toca la cabeza apretando los ojos.
• Tengo que irme. Dice Valeria y baja las piernas de la cama y se sienta a la orilla, buscando sus zapatillas que se las he quitado.
Me inclinó para ayudarle a colocar sus zapatillas. Con cuidado se las pongo. Ella se levanta en silencio y antes de salir de mi habitación Volta hacia mi.
• Gracias, por ayudarme. Dice aún demasiado triste.
• Aria cualquier cosa por la chica que amo.
Sin más Valeria sigue caminando a la salida.
La lluvia no ha parado, desde la ventana, veo como Valeria camina hacia su casa y se mete en ella. No sé que pasará después de que le confesé lo que siento por ella.
NARRADO POR LEONARDO:
Mi puta cabeza está dando vueltas, me siento demasiado mal. Trato de cubrirme los ojos, al sentir la luz del sol que ilumina la habitación, doy la vuelta y comienzo a pensar de como llegué aquí. Por mi mente pasa Valeria, salto al no sentirla a mi lado. Me siento en la cama y no veo a Valeria en la habitación.
Con mis manos cubro mi rostro tratando de que el dolor de cabeza pare, bajo la mirada hacia mi cuerpo y estoy desnudo.
¿Que carajo? Pues que pasó anoche, pienso.
Me levanto de la cama y comienzo a buscar mi pijama que Valeria deja perfectamente acomodado en el closet. Me lo coloco y salgo de la habitación, camino hacia la cocina y no veo a Valeria por ningún lado. Ya me preocupo.
• ¿Valeria? La llamo, pero no hay respuesta.
Camino hacia el sofá y al voltear hacia la entrada veo que hay una maleta .
Es la maleta de Valeria, que hace aquí, pienso.
Escucho ruidos tras de mi y veo que sale del ático con una bolsa negra en la mano.
• Vale, ¿que haces? Pregunto.
Ella camina hacia la habitación sin decir nada y rápido me cruzo en su camino y trato de saludarla pero ella se quita de inmediato.
• ¿Nena que tienes? Pregunto al ver su reacción.
• No me toques. Dice, pero está como enojada.
• ¿por qué estás así? Digo confundido.
Veo que en su rostro hay ojeras y sus ojos están rojos, como si hubiese llorado.
• Por qué no le preguntas a Aleja. Dice reclamándome, pero sigo sin entender nada.
• De que hablas nena. Digo acercándome a ella mientras que ella da pasos hacia atrás.
• Que no recuerdas que anoche te cache cogiendo con Aleja, en nuestra cama.
Siento como si me hubieran aventado agua helada encima. Trato de recordar pero nada llega a mi mente.
• No sé de qué hablas mi niña, te, te juro que no recuerdo nada.
• Que no recuerdes nada, no significa que no haya pasado, la verdad es que ni siquiera sé porque sigo aquí. Valeria trata de caminar hacia la habitación pero la detengo.
• No, no espera nena, no te vayas, por favor, te juro que no hice nada de lo que me dices, tienes que creerme, no sé que pasó anoche, solo recuerdo algunas cosas de la fiesta pero no recuerdo a qué hora salimos de la fiesta.
• Deja de mentirme por favor. Dice Valeria a punto de llorar.
• Tienes que creerme, no sé que paso. Digo y la abrazo con todas mis fuerzas y aunque no me corresponde el abrazo se queda en mi pecho. Siento como comienza a sollozar.
• Mientes. Dice llorando.
• Nena, por favor créeme, jamás te aria eso. Ella se separa de mi y con sus manos retira las lágrimas de sus ojos y comienza a caminar rápido hacia la habitación.
Corro tras de ella y antes de entrar a la habitación se detiene un seco. Trato de ver su rostro y veo que su mirada está clavada en la cama con lágrimas en los ojos, ella comienza a fruncir el seño y sus lágrimas resbalan de sus mejillas. Tiene una mirada llena de dolor. Me duele verla asi, trato de hablarle pero un nudo se ha formado en mi garganta y las palabras no sales. Veo que lentamente voltea hacia mi y su mirada me atraviesa el alma.
• No, no puedo. Dice, y se da la vuelta. Camina hacia la salida y de la mesita toma su cartera y su maleta. Abre la puerta pero yo la detengo.
• Por favor, no me dejes. digo con la respiración agitada tratando de aguantar las lágrimas. Agarrando su mano, anhelando de que solo sea una puta pesadilla.
Valeria gira su rostro hacia mi y se acercar, comienza a subir su mano hacia mi rostro y retira la lágrima que rueda por mi mejilla. Bajo la mirada, tomo su mano y le doy un beso serrando los ojos. Al abrirlos, noto que Valeria, está observándome, con su otra mano la sube hacia mi mejilla y la acaricia.
Sin pensarlo la tomo entre mis brazos.
• Por favor, jamás me dejes. Digo con lágrimas escurriendo por mi rostro.
• No quiero hacerlo. Dice abrazándome muy fuerte.
Busco su rostro y lo acunó entre mis manos.
• Te juro que lo que viste tiene una explicación, yo encontraré la respuesta, de lo que pasó nena.
Valeria sin decir nada, solo asiente.
• Te amo, gracias por darme la oportunidad de demostrarte la verdad.
Tomo su mano y la trato de llevar a la habitación.
• No quiero entrar ahí.
• Está bien nena, lo que tú digas. Tomo la maleta y al girar para caminar hacia la habitación, una pesadez llega a mi cuerpo y por un momento me quedo mareado. De un momento a otro mis rodillas impactan el suelo, un dolor intenso se hace presente en mi cabeza.
• Leo estás bien. Valeria corre hacia mi para auxiliarme.
• Mi cabeza. Digo sin soportar el dolor que siento.
• Espera ven, te ayudo a levantarte. Valeria con todas sus fuerzas me levanta y me lleva a la cama. Al recostarme el mareo no para.
• Ayer te excediste al tomar alcohol. Dice Valeria.
• Te juro que no tome mucho, he tomado más que anoche y me da resaca pero jamás como ahora. Digo totalmente mareado.
• No lo sé, sigo pensando que es resaca. Dice Valeria.
Mi cabeza duele demasiado pero la duda me está matando.
• Nena, por favor explícame que pasó anoche, siento que de un rato a otro se me fue la mente.
• Es enserio que no recuerdas nada.
• Bueno recuerdo cuando fuiste al baño y en eso yo le pedí al mesero que trajera nuestras bebidas, al llegar comienzo a tomar mi trago y al ver a la pista noto que Aleja camina hacia mi y me dice que vayamos a brindar con los demás compañeros, accedí y caminamos hacia los demás, como ya no tenía nada en mi vaso, Aleja va por otros dos tragos y me da uno en eso llega Liz y comenzamos a brindar, recuerdo que estábamos muy contentos y después de eso camine hacia ti pero comencé a sentirme un poco extraño, mm creo que después de ir contigo fui al baño pero mm de ahí no recuerdo más, si te soy sincero a lo lejos recuerdo que alguien me llevaba al estacionamiento pero es mi último recuerdo.
• Vaya, mm no sé que pienses tú pero si es verdad lo que me dices, mm siento que Aleja te puso algo en el trago.
• Sabes, pensándolo bien, si sabía algo raro el trago que me dio Aleja.
• Mm ya, sabes que, ya no quiero hablar de ella.
• Está bien nena.
Ambos nos quedamos en silencio. Yo me quedo pensando en lo que dijo Vale, tiene lógica de que Aleja me haya puesto algo en la bebida.
• Mm como te sientes.
• Aun duele.
• Espera deja te acobijo. Valeria se levanta y camina hacia mi tomando la cobijas y al levantarla vemos como algo sale volando al suelo.
Valeria da la vuelta a la cama y se agacha para recoger lo que callo. Al levantarlo observo que es una bolsita transparente con unos condones y algunas pastillas.
Valeria horrorizada lo suelta al piso de nuevo. Se da la vuelta y se toca la frente caminando por la habitación.
No me gusta ver que sufra. Decido levantarme de la cama y camino hacia la bolsa que dejó caer.
Al agacharme para agarrarlo veo que adentro hay como 3 condones y dos pastillas verdosas, pero una de ellas está a la mitad. El enojo que siento hace que mis manos comiencen a temblar, camino rápido hacia donde está mi teléfono y comienzo a marcarle a mi profesor de criminología.
• Alemán? Necesito que me hagas un favor.
• Si dime qué pasa.
• Ayer fui a una fiesta y una tipa me dio una bebida al perecer me dio algo porque no recuerdo nada de lo que pasó después de eso y ahorita me encontré unos condones y unas pastillas quiero que los analices.
• Claro, tráelo y si puedo identificarlos te doy los resultados y si no distingo lo que te dio te mando a hacer análisis junto con las pastillas.
• Si en un rato te los llevo, gracias.
Tengo que saber que fue lo que me dio Aleja. Volteó hacia Valeria y ella está quieta observándome.
• Tenemos que saber lo que pasó anoche. Le digo serio y me siento a la orilla de la cama.
• Si, quiero ver cuál es el resultado.
• Vale, mi trabajo, por todo esto olvide que iba a ir a trabajar. Veo la hora y son las 9 AM.
Ya es tarde y yo aún me siento mal.
• No puedes irte, te sientes mal aún.
• Lo sé, mm hablaré con el jefe.
Comienzo a buscar su número en mi teléfono y le marco.
• Jefe, buenos días, soy Leonardo.
• Que paso Leonardo, no llegaste a trabajar.
• Para eso le hablaba, hoy amanecí muy mal más al rato iré a qué me hagan unos análisis.
• Ya pasaste al seguro a qué te valoren.
• Todavía no comando, es que como me sentía mal aquí vine a agendar una cita con un médico particular que está cerca. Miento.
• Entiendo.
• Le marcaba para pedirle permiso.
• Mira Leonardo sé que eres responsable, por única ocasión te daré permiso sin que vayas a nuestro seguro ok, ya pasado mañana nos vemos.
• Claro comando gracias.
• Sale.
Cuelgo la llamada y veo a Valeria.
• Listo nena, el jefe me dio permiso.
• Que bueno, mm bueno, ¿Tienes hambre? Voy a preparar ya el desayuno.
• No tengo hambre, mm ven conmigo. Le digo a Vale.
Noto que aunque está preocupada por mi, todavía está sería y algo triste. Ella da unos pasos hacia mi, le extiendo mi mano y la jalo hacia mi quedando sentada en mis piernas.
• Todo se va a solucionar nena. Ella agacha la mirada.
• Quiero dejar de pensar en lo que vi.
• Me imagino nena, pero estoy aquí para ti soy tuyo. Ella sonríe de lado.
• ¿Tu crees que ella fue capas de drogarte? Dice Valeria.
• La verdad no la creía capas, pero ahora no me cabe duda.
• ¿Cómo te sientes?
• Ya va pasando el dolor, aún es fuerte pero ya lo puedo soportar.
• ¿Si vas a ir con tu profesor?
• Si nena, iremos. Le digo.
Valeria me ayuda a buscar mi ropa y comienzo a vestirme. Ambos salimos de la casa y en la moto todavía está la llave puesta. Ambos nos subimos a la moto y comienzo a conducir hacia la oficina de mi profesor. Al llegar subimos al segundo piso donde se encuentra. Tocó la puerta.
• Pasa. Escucho adentro.
• Profesor ya vine aquí está lo que le comenté.
Le entrego la bolsa y se coloca guantes de látex y comienza a sacar una pastilla.
• Mira Leonardo por lo que veo es una pastilla Rohypnol.
• Y que efectos tiene. Digo extrañado.
• Actúa como si fuera un calmante, ayuda a dormir en pequeñas cantidades pero en mayor cantidad te produce desmayos, mareos y hasta vómito, entre otras cosas.
Valeria y yo nos quedamos sorprendidos.
• Hasta ahora me sigue un fuerte dolor de cabeza.
• Si es también un efecto de la pastilla, ¿No tomaste alcohol o si?
• Si tome alcohol en la fiesta que fuimos.
• Leonardo, tienes suerte de no haberte convulsionado, este paquete de pastillas le falta 1 pastilla y media.
• ¿Tan grave fue?
• Si Leonardo, por favor dime qué no eres adicto a esto.
• No, mm en la fiesta que fuimos una tipa me dio de ver eso y lo sé porque me llevo a mi casa y olvidó esto en mi casa.
• Sabes que tienes que denunciarla verdad. Valeria y yo nos vemos.
• Mm tal vez, bueno muchas gracias por su ayuda.
• Claro y ya que en estás horas no te causo algo grave, trata de descansar hasta que se pase totalmente el efecto, te recomendaría que te vieras análisis pero lo dejo a tu criterio.
• Si gracias. Ambos salimos de las oficinas y nos vamos a la casa.
Mierda!, la cabeza de Aleja está llena de porquería, no sé que hacer, supongo que Valeria querrá que la denuncie pero antes tengo que confrontar a Aleja, esto no se va a quedar así.
Ambos llegamos a la casa y al bajar de la moto, veo como Valeria se pone nerviosa al ver a Alan el vecino.
• ¿Que pasa? Le pregunto a Valeria extrañado.
• Mm nada. Dice pensativa.