Pasaron los días.
Comenzó una serie de saludos respetuosos:
"Buenos días"
"¿Cómo está?"
"¿Puedo ayudarle con algo?"
Siempre seguidos de sonrisas por ambas partes.
Pasó el tiempo, ambos aprendiendo a observar sin más.
Dolía pero estaba bien.
Podían seguir así.