¿estás segura?

16

D E N N A

Sarah entra corriendo a la habitación en la que me encuentro con Isa, prácticamente pisándole los talones. Me habían dicho que tenía derecho a realizar una llamada, y la llamé a ella. ¿Qué se suponía que hiciera? ¿Llamar a mis padres en Portugal?

— Por el amor de Dios, Denna, ¿qué está pasando? — me pregunta angustiada sentándose frente a mi. Intento sujetarle las manos para así poder sentirme un poco menos desgraciada, pero recuerdo que no puedo hacerlo ya que las mías están esposadas. Abre mucho los ojos, observa nuestro alrededor encontrándose con la habitación vacía. — ¿Esto es necesario?

— ¿Te fueron a buscar? — pregunto, yendo directo al grano.

— Si — responde nerviosa, con los ojos ligeramente abiertos por la sorpresa. — Yo estaba durmiendo cuando llegaron. Me esposaron y me trasladaron a la estación de policías. — Traga saliva sin apartar la vista de sus manos. — Me acusaron de ser cómplice de asesinato. Yo no sabía que estaba pasando. Me dejaron ir esta mañana por falta de pruebas, aún así están al tanto de mi. Vine para acá en cuanto llamaste.

Me disculpé por haberla metido en esa situación y le conté lo que había pasado unas horas antes: Issac saltando por la ventana, la policía por todos lados.

— ... pero por sobre todo Sarah, sacaron un cuerpo de debajo de la tierra. Una persona muerta, enterrada en el patio donde nos sentábamos a tomar café. Sarah... no sé cómo, no sé cuando.

Las lágrimas resbalan por mis mejillas. Lo único que atino a hacer es dejarlas caer hasta la barbilla y secarlas con la manga de mi campera. La puerta se abre estrepitosamente, sacándome de mi ensimismamiento. Sarah se inclina y con la ayuda de su mano me seca las lágrimas que aún dejan un surco resplandeciente, para así de esta manera ayudarme a lucir un poco decente. El policía que custodia la puerta del lado de afuera deja entrar a un hombre enfundado en un caro traje de color bordo.

— ¿Equis?

Sarah se levanta de un salto arrojando la silla al suelo.

— Hola, señorita D'cruz, yo soy Robert Miller, su abogado.

Estira su mano derecha hacia mi mientras la izquierda sostiene su portafolio. Desconcertada le estrecho la mano, sin levantarme de mi asiento pero a él no parece importarle.

— ¿Equis? — pregunto nuevamente recibiendo una sonrisa por respuesta. — ¿Cómo? Me refiero a que... ¿cómo? — Miro a Sarah quien se encoge de hombros.

— Señorita, necesito que abandone la habitación. — comenta impasible sin observar a Sarah; es obvio que se refiere a ella ya que yo no puedo abandonar la habitación. Ambas nos miramos intentando encontrar una excusa. Mi amiga se voltea hacia mi, me abraza fuertemente pero Equis niega. 

— Lo siento, Sarah. Por todo. — Mi vista se desvía a mis manos esposadas. — Tenias toda la razón.

— No, no, tu tenías razón. Soy una pésima amiga.

Me abraza nuevamente antes de dirigirse a la puerta.

— Espera... — Me pongo de pie por primera vez desde que llegué, por lo que me tambaleo un momento. — Issac. Él está detrás de todo.

La furia se apodera por completo del rostro de mi amiga el cual adquiere un color rojo intenso. Aprieta los labios y sin decir nada, asiente antes de abandonar la habitación.

Me dejo caer en el incómodo asiento en cuanto no hay rastro de mi amiga. La cabeza me da vueltas por la simple razón de no entender nada. No tener idea de que estaba pasando me ponía de los nervios, me hace sentir mal no tener el control de las cosas.

Equis se sienta frente a mi, abre su maleta y saca unos papeles.

— Tengo tu confesión. Lo que le contaste a ellos — comenta sacudiendo una carpeta de color marrón por encima de su cabeza. — No deberías haber hablado con ellos sin mi, es ilegal...

— ¿Por qué lo hicieron si saben que es ilegal?

Equis me observa con asombro; una mezcla de incredulidad e insatisfacción.

— Estás aquí con calidad de presunta asesina, ¿qué crees que harían más que cuestionarte para sacarte cualquier confesión en un momento donde no sientes nada más que miedo?

— Pero tú me crees, ¿no?

— Estoy aquí para defenderte, no para creerte, Denna. No debiste haber dicho nada.

— Pero ellos me preguntaban cosas y yo me quería defender.

Equis suelta un sonoro suspiro: — Y es lo que buscan. Escucha, en este momento ellos no son tus amigos, ¿está bien? Te consideran una asesina y van a hacer lo posible para que pagues por ello. Por supuesto que van a cuestionarte, ¿qué mejor manera que confundirte? — carraspea tranquilizándose un poco. Cierra los ojos, probablemente meditando. — Acá está todo lo que dijiste. Hay muchas contradicciones. Si bien esto no puede ir oficialmente para el juicio, definitivamente se van a agarrar de las incongruencias. — Me escudriñó durante un buen momento, tapó la lapicera que tenia en la mano con un golpe en la mesa. — ¿Te gustan las series policiales?

Me mantuve en silencio un momento meditando que responder. ¡Por supuesto que me gustan! Asentí con la cabeza afirmando que si. Equis levanta las cejas incentivándome a hablar por lo que dije que si en un tono audible.

— ¿No notaste algo en común en todas? — Vacilo pero murmuro que no. — Todo lo que dices será usado en tu contra.

El tono de voz de Equis activa una bomba de sentimientos dentro de mi que provocan que las lágrimas empiecen a salir de forma incontrolable.

— Ahora bien, señorita D'cruz, encenderé esta grabadora — comenta apuntando a un pequeño aparato que, previamente y sin que yo me diera cuenta, había colocado hacia un lado — un detective entrará y usted empezará a hablar, responder todo lo que se le pregunte recordando dos cosas: coherencia y simpleza.

— Pero... — antes de decir algo me interrumpo. ¿Qué tengo que decir que no sepan ya?

—  Por favor, ¿entendiste? 

Asiento con la cabeza estando de acuerdo. El abogado se levanta, abre la puerta dejando entrar a un detective vestido con un traje de color azul oscuro, casi negro y que, al igual que Equis, carga con un portafolio. Se sienta frente a mi observándome con mirada distante, disgustado. Los ojos de ambos profesionales se encuentran para luego asentir. Equis enciende la grabadora.



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En el texto hay: asesinato, thriller, vacaciones

Editado: 30.11.2021

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