Habían pasado ya varios días desde que la Medicina surgió efecto y sanó a Ruri, por lo que el actual ex-líder de la aldea lo nombra como el nuevo líder de la aldea Ishigami. Fue ahí que todos los misterios fueron resueltos, y todos se enteraron que hace 3700 años, todo el mundo se había vuelto de piedra.
Y mientras todo esto pasaba, Nyoko hizo todo lo posible para no encontrarlos, ya que tenía mucha vergüenza de haberles "traicionado" y no tenía la suficiente fuerza mental para sumar otro problema. Claro que los niños notificaron que Nyoko había recuperado su salud a la par de Ruri, calmando a sus amigos y en especial Senku, quien hasta el momento no había tenido la oportunidad de hablar con ella.
No fue si no hasta la noche en el que celebraban el nombramiento del Líder Senku, quien junto a Ruri se separaron de los demás llevándole al cementerio de la aldea, contándole el mensaje de su padre mientras colocaba unas flores en una de las tumbas.
—Me quedaré un rato más—dijo Senku a lo qué Ruri asintió y se retiró retornando a la aldea.
Senku derramó unas cuantas Lágrimas agradeciendo el esfuerzo que hizo su padre. No obstante, tras ya haberse serenado, pudo oír un pequeño sollozo no muy lejos de ahí, por lo que se aventuró encontrándose con Nyoko, sorprendiéndose de verla arrodillada frente a una tumba con un llanto silencioso.
Cuando la vió en el torneo, nunca imaginó que ella pudiera verse desolada, llorando sin consuelo ante aquella tumba.
La luna era testigo de que Senku había esperado por este encuentro por mucho tiempo, por fin podría hablar con ella y aunque ella estaba a unos pocos metros de él, dudaba de ir y acercarse o esperar a que ella dé el primer paso.
«Debe de ser algún familiar suyo»pensó compadeciendose de su dolor, y tras unos minutos, Nyoko se secó las lágrimas antes de levantarse para asi volver a la aldea. Fue en ese instante que sus miradas conectaron, ninguno de los dos se movía, solo el viento hablaba por ellos en un cómodo silencio del cuál ninguno de los dos se atrevía a romper.
El rostro delicado de Nyoko era iluminado por la luz de luna, el cuál hacia resaltar sus ojos, que al igual que él, no dejaban de mirarse.
—... Al fin puedo conocerte cara a cara—dijo Senku rompiendo aquel silencio, a lo que Nyoko sonrió avergonzada—, No te preocupes por lo del torneo, todo eso ya está olvidado—respodió a la par que sus manos decían lo mismo, dándole a entender que él también sabía del lenguaje de señas, lo cual le sorprendió mucho dando unos pasos hacia él, para que así pudieran platicar a gusto.
Ambos decidieron sentarse en la raíz de un tronco, Senku tenía muchas interrogantes que Nyoko estaba dispuesta a responder.
—¿Quién te enseño el lenguaje de señas?—preguntó a la par que sus manos indicaban lo mismo.
Nyoko lo pensó un poco, pero le transmitió que no recordaba bien quién fue y que lo único que recordaba era que lo sabía desde antes de ser acogida en la aldea.
—Asi que no eres de la aldea—expresó asombrado y pensativo—¿Cómo fue que llegaste?
Aquella pregunta tocó una fibra muy delicada para ella, del cuál explicó muy por encima su llegada a la aldea, omitiendo detalles del cuál no estaba dispuesta a hablar. Senku se percató de ello al ver como sus ojos cristalinos cambiaban a unos taciturnos.
«Asi que lo único que recuerda es como comunicarse ante los demás»concluyó antes de proseguir con las preguntas.
—¿Y antes de la aldea no recuerdas nada?—Nyoko negó con la cabeza—, es posible que hayas sufrido amnesia—dijo para sí más que para Nyoko quién solo atinó a darle unas palmaditas en la espalda.
—Senku-chan, no pensé que desaparecerías de la fiesta solo para estar en una cita bajo la luz de la Luna—expresó Gen haciendo aparición ante ellos.
—Solo nos encontramos y decidimos platicar un poco, eso es todo—respondió Senku ante sus intensionadas palabras.
Nyoko miraba absorta al chico que se les acercaba, era la segunda vez que le veía pero por alguna extraña razón, se le hacía conocido.
—Que grocero de mi parte—se disculpó Gen ante Nyoko—, Mi nombre es Gen, un aliado del reino de la ciencia—dijo cortésmente antes de hacer una reverencia, fue ahí que el cerebro de Nyoko hizo clip; Taji, Hisui y Kane le habían mencionado en uno de los relatos de sus aventuras con Senku mientras hacían la elaboración de la medicina.
Nyoko le sonrió y le agradeció a Gen por haber entretenido a los niños con su truco de Magia.
—Asi que es por eso que Senku estaba desesperado por interactuar con usted—expresó Gen, antes de sacar una flor blanca de la oreja de Nyoko—, un obsequio para la señorita.
Nyoko lo recibió enternecida, y aunque ninguno de los dos lo sabía, aquella flor le traía recuerdos hermosos de una persona especial y no pudo evitar sonrojarse y aguarle los ojos, por lo que le agradeció a Gen ante tal gesto, poniéndose la flor en la cabeza.
Este acto no pasó desapercibido por Senku, quien decidió cortar aquel royo.
—Será mejor regresar a la aldea, supongo que tendrás un mensaje del imperio de Tsukasa—dijo antes de ponerse andar y ser seguido por Nyoko y Gen.