02
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Luego de culminada la velada de Harry, el mismo señor de cabello y bigote blanco nos llevó a cada una a nuestras casas. Llegue a mi casa como a las tres de la mañana, cansada, emocionada, y como si estuviese en un sueño. Entre a mi habitación, para desvestirme y colocarme mi pijama.
Apenas toque la almohada de mi cama, caí rendida.
—ꕤ—
—Deberías escribirle— sugiere Tania mientras caminabamos hacia el salón de clases.
—No—la corte de inmediato, me moría de vergüenza al pensar en él.
—¿Por que no?—dice con una ceja enarcada.
—No quiero.
—Si quieres, ademas el es un buen amigo, nadie habla de dobles intenciones.
—Me da vergüenza.— dije poniéndome roja como un tomate.
—Y he aquí señores la pura y magnífica verdad.
—Sabes que no soy buena socializando.
—Lo sé, pero con Jared no te va a costar nada hacerlo.
—¿Tú crees?—le pregunté un poco indecisa.
—No lo creo, lo sé. —dijo con su tono arrogante, lo que me causo gracia, y no pude evitar reírme, mientras cruzamos la puerta del salón de clases.
El día paso, lento entre las distintas asignaturas del colegio, menos mal estabamos en examen finales, para por fin ser libres, y no solo lo digo por las vacaciones que estaban a solo cuatro semanas, sino también hablo de salir del instituto para ir a la universidad.
Luego de salir de todas las clases, me despedí de Tania quien como cosa rara, tenía una cita con el bartender, yo simplemente le desee suerte y me dirigí a mi auto. Cuando me subí en el recibí un mensaje:
-Tania:
Jared
+1327751970
-Tania
¡Escribele! No pierdes nada.
-Melissa:
Estas loca, loca.
-Tania:
Como quieras.
Estacioné el auto en el garaje de mi casa, y subí a mi habitación, mientras me quitaba la ropa para tomar una ducha, mientras pensaba en si escribirle o no a Jared.
Con Payphone de Maroon 5 de fondo tomé una ducha y me vestí, para lanzarme en la cama con el móvil en la mano, y el contacto de Jared en la pantalla. Pero de repente recibí una llamada de Tania, lo cual es muy extraño ya que se supone que está en su cita con aquel bartender. Delicé el dedo por la pantalla para contestar:
—Ta-
—Mess, tienes que venir a buscarne—dice con la voz rota.
—¿Pero que ha pasado?.
—David. David ha pasado, no tengo tiempo recogeme ya por favor.— se le escapa un sollozo.
—Envíame tu ubicación— y sin esperar una respuesta le cuelgo, ese ex suyo nunca me dió buena espina, pero Tam es Tam cuando se enamora no hay nada que le saque a ese hombre de la cabeza, y así paso con David.
Recibo la ubicación de Tania cuando ya estoy saliendo de la casa, me dirigo a un restaurant casi a las afuera de la ciudad. Para encontrarme a Tania y a David discutiendo y a un... Oh no, el bartender está herido, tiene sangre en la cara, y mientras aparco al frente de la escena, veo a David con una mano llena de sangre, y un labio roto, aunque el bartender luce peor, me alegro que le haya atinado aunque sea una vez. Decido bajar del auto para detener esto, antes de que se vaya a otros niveles.
—Oh, genial ya llamaste a esta—le grita David a Tania, mientras yo me acerco hacia ellos.
—Tampoco es un placer verte, ¿que coño haces aquí?— le digo evidentemente molesta.
—Eso no es tu asunto—me corta.
—Creo que no te haz enterado, y me parece raro después de todos estos años, no sepas que todo lo que incluya a Tania me incluye a mí.
—Deberías dejar de meterte en asuntos que no te corresponden Melissa—enfatiza mi nombre con desprecio.
—Y tú deberías dejar de buscar a Tania, ¿no entiendes que no te quiere?.— lo miro directo a los ojos, sabiendo que le molesta demasiado, ya que es tan arrogante que no le gusta que lo miren a los ojos, patético, lo sé.
—Ja, en eso te equivocas querida Mess, ya que desde hace varios meses tu querida amiga y yo nos hemos estado viendo, pensé que ella te lo había dicho—dice mirandome de arriba hacia abajo—pero veo que no, seguro ya no confía en ti.
La sangre me hierve, miro a Tania y ella baja la cabeza, confirmando que lo que David dice es cierto, pero no le doy el gusto que él vea que me dolió.
—Vámonos Tania, ya mismo—ordeno—y tú también—me dirijo hacia el chico con la cara destrozada.
Tania hace el amago de venir hacia mí, pero David la retiene por el brazo y le dice:
—No le hagas caso, Tania ven conmigo.
—¿Y que gano yo con eso?—le espeta, mientras se suelta de un solo empujón de su agarre.
Mientras caminamos los tres hacia mi auto escuchamos a David decir:
—¡Sabía que eras un puta regalada, saliendo con cualquiera que se te atraviese!, ¡yo te amaba Tania!.
Nos subimos al auto, al principio el silencio solo era interrumpido por los pequeños hipidos de Tania.
—¿Cuál es tu nombre?—le pregunto al chico en el asiento de atrás.
—William Flymn— responde.
—Está bien, William entonces, lamento todo esto, te llevaré a un hospital, ¿tienes como regresar a tu casa?— le pregunto mientras lo miro por el retrovisor, y es que David le dio con todo, ya que tiene pequeños cortes por la cara, sangre en la nariz y labios, y un pequeño hematoma que apenas se esta formando en su ojo derecho.
—Si.
Conduje hasta el hospital más cercano, dónde William se quedó, y cuando por fin estuve a solas con Tania, me detuve en frente de un parque, al que solíamos venir de niñas para jugar, y cada vez que una de las dos no se sentía bien, veníamos juntas, y cuando ella vió donde estabamos se echó a llorar, como muy pocas veces lo había hecho.
—L-lo siento—dijo mientras se sorbía la nariz—debí decirtelo, pero me daba vergüenza, lo siento.
—Shh, no tienes porque disculparte, está bien, está bien, cuándo estes lista me cuentas que paso.