Después de hace mucho tiempo Leah tenía días libres para disfrutarlo descansando y quien sabe después de terminar sus tareas pendientes podría salir solo por un corto tiempo a observar las tiendas de algún centro comercial cercano o incluso podría ir a una tienda de materiales artísticos para tener conocimiento de sus precios, esas simplezas emocionaban el corazón de Leah.
-pero lo que más me emocionaría seria terminar de pagar mis deudas este mes -dijo para luego dar un suspiro deprimente.
- ¿qué dijiste? -pregunto Naima con dos tazas de avena en la mano.
-nada, solo pienso en voz alta -trato de oculta su cuaderno de apuntes donde apuntaba sus deudas, sin embargo, el ser tan ordenada no le ayudo en ocular el contenido general de ese cuaderno
-estas preocupada por tus deudas ¿no es así?
- ¿Por qué piensas eso?
-el ser ordenada no solo es tu fortaleza también es tu DEVILIDAD -señalo con el dedo lo escrito en la pasta del cuaderno y este decía DEUDAS
-rayos -se quejó Leah
- ¿Cuánto es lo que te falta pagar a los bancos?
-….
Leah no quería decirle el monto de su deuda a Naima.
-Está bien entonces ¿En cuánto tiempo terminas en pagar toda tu deuda?
-si lo sigo pagando como hasta ahora podría terminar de pagar todo en 5 meses.
- umm pero hay otra forma ¿no es así?
-…
-hay otra forma de reducir ese tiempo y terminarlo de pagar en… déjame adivinar ¿en dos meses?
-…
Leah solo la escucho moviendo con una cuchara su taza de avena evitando la mirada de su prima. Lo que decía Naima era verdad, incluso antes de que ella llegara para compartir el departamento con Leah, el tiempo estimado para completar la deuda era de un año, y aunque no era demasiado tiempo restante, el estar arrastrando esa deuda desde hace siete años la dejo muy cansada de lo mismo. La llegada de Naima fue en realidad una salida para las deudas de Leah y aunque le doliera admitirlo, el que ahora compartan los gastos del hogar, reducía el tiempo de la deuda pues ahora lo podía amortizar. Ahora si le pedía a Naima que ella sola se ocupase de los gastos del hogar por dos meses ella podría usar todo su sueldo de cada mes incluyendo los pequeños ahorros que tenía para amortizar gran parte de la deuda y así solo en tres meses restantes terminar de pagar lo resto.
Sin embargo, el orgullo de Leah no le permitía pedir ayuda pues desde que salió de la casa de sus tíos a los 18 años se ha valido sola sin el apoyo de nadie y también estaba el hecho de que en ningún momento se comunicó con ellos incluso no fue a su funeral a despedirse, entonces… ¿con que derecho pediría ayuda? Incluso mirar a Naima le daba vergüenza, al no expresar correctamente la gratitud con su familia quien la acogió cuando murieron sus padres.
-no te preocupes por mí, tu familia ya hizo suficiente por mi así que ¡ahh! -un fuerte sonido se escuchó en el piso.
-tu taza…
- ¡Que importa eso! Lo que ahora realmente importa es tu situación
-¿…?
- ¿crees que reamente me he creído toda esa historia que me contaste? Eso de querer independizarte y vivir tu vida a libertar… por Dios como si me lo tragara todo así de fácil.
- Lo se
- ¿Qué?
-sé que no me crees del todo y prefieres no preguntarme y yo te lo agradezco porque no sabría cómo responderte y simplemente desaparecería de nuevo… pero ya no tengo a donde ir, estoy atrapada en un círculo sin salida.
-Entonces déjame ayudarte, aunque sea con esto y si después quieres irte de nuevo esta vez no te detendré incluso no tratare de encontrarte.
Cuando la pequeña Leah llego por primera vez a casa de Naima, su pequeña prima tres años menor que ella estaba muy feliz pues nunca pudo tener hermanos, aunque Leah no tratara mal a Naima siempre había una barrea que impedía dejar a la familia de su prima ser parte de su vida, era como si ellos fuesen solo sus compañeros de trabajo con quienes hablaba solo para terminar la tarea mas no por iniciativa propia. Aunque en ese entonces Naima no entendía la razón de su comportamiento siguió apegándose a Leah como si se tratase de su hermana mayor, después de que Leah decidiera abandonar el hogar que la acogió sus padres repentinamente murieron en un accidente de la misma forma en la que murieron los padres de Leah, en ese entonces Naima no tenía a nadie cercano para afrontar tal acontecimiento, busco por todos lados, pero nada, el paradero de su única prima era desconocido.
-yo lo siento, debiste sentirte sola
-pues sí, y eso aun no te lo perdono
-lo siento
-si quieres que te perdone por dejarme sola cuando más te necesitaba, entonces déjame ayudarte -los ojos de Naima estaban rojos reteniendo las lágrimas y su mano izquierda estaba sosteniendo su brazo derecho apretándolo con fuerza.
Cuando al fin Leah decidió levantar la cabeza para mirarla se dio cuenta de las intenciones que Naima intentaba retener. Lo único que pudo hacer fue acercarse a ella y abrazarla para luego recibir los golpes en su espalda por las manos de Naima junto con sus lloriqueos que intentaba retener
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Editado: 12.03.2022