Esto no puede ser amor

Capítulo 37

—Esa no es la clave —aviso una melena rojiza recostada sobre el marco de la puerta del despacho de su padre mientras contemplaba a un idiota que trataba de entrar a la caja fuerte—. Padre la cambio cuando te hechó.

El idiota se levantó y dio media vuelta para apreciar a la dueña de aquella inoportuna voz.

—¿Sabes lo estúpido que es hacer eso? —continuó la pelirroja—. Si padre te encontrará aquí no volverías haber la luz del sol, lo sabes —recordó.

—No actúes como si te preocupará —habló por fin con ciertas oleadas de rencor saliendo de él.

—Cierto, no lo haces —escupió con cierto desdén—. Pero podrías serme útil. ¿Para qué necesitas el dinero?

—¿Por qué crees que responderé a eso?

—Porque soy la única que puede ayudarte —mencionó acercándose a la caja fuerte—. No pierdas tu tiempo con esto —aconsejó cerrando el compartimento de madera y volviendo a cubrirlo con un tapete—. Eso solo es el cebo que padre usa para los idiotas.

Regan esbozó una agría sonrisa. Regan había extrañado tanto el humor de su hermana como le había gustado ser atrapado por la misma. 

—No le diré a padre que te vi —avisó—. Pero vendrás conmigo —ordenó saliendo del despacho mientras miraba a los lados. Sabía donde estaban todos ahora mismo. Idiotas. Trató de disimular su molestia. Esa maldita no debería estar en sus brazos—. No querrás que padre te encuentre merodeando.

 

***

 

—Hazlo —pidió Dakota con los ojos esperanzados

Sabía que planear esto en un lugar tan rural como este y además con la lluvia por todos lados no era lo más conveniente, pero no pudo esperar a estar en un lugar más seguro.

Su hermano ya había dejado de verla de manera tan hostil como al principio. Al contrario ahora la contemplaba incrédulo, por un momento creyó no haber escuchado bien, pero lo hizo, la mirada que daba su hermana no dejaba duda de ello—Dakota, esto es...

—Tu necesitas dinero y yo librarme de ella —indicó acercándose—. Todos ganamos.

—No puedes estar hablando en serio —comentó mientras movía su cabeza ligeramente de un lado a otro

Sí. Dakota hablaba muy en serio. Por la única razón que necesitaba de la ayuda de su hermano, era para que no fuera tan obvio que ella formo parte del evento. No sabía si Jacob se lo tomaría tan bien el hecho que acabará con su esposa y futuro hijo. Hijo. Aj. Sonaba mal en tantos niveles. Jacob no podría querer a ese engendro. Solo por si las dudas, prefería que Jacob no creyera que ella estaba relacionada de algún modo con lo que ocurriría. Porque ocurriría. Talvez su hermano no aceptará, eso no lo impediría. Solo lo retrasaría.

—¿Por qué no? —interrogo cruzando los brazos—. ¿Qué me lo impediría? ¿Qué nos lo impediría? —Había veces que Dakota detestaba que su hermano fuera tan gallina, Coward. Cobarde. Le quedaba tan bien ahora.

—Piedad —soltó Regan como si fuera obvio

Dakota demostró una sonrisa burlona sin apartar la vista de su hermano.—Yo no necesito piedad —aclaró—, tú tampoco —indicó dando otro paso hacia delante—. La piedad no te dará el dinero que necesitas para empezar de cero con ella, yo sí —agregó mostrándole un maletín—. Somos hermanos. —Abrió el cierre de maletín—, estamos para ayudarnos. —Le mostro la suma de dinero que contenía en su interior.

Regan detestó necesitar tanto ese dinero.

—Piénsalo ¿Quién más te daría todo el dinero que te ofrezco?

Regan sacudió su cabeza para no caer. Él no caería tan bajo. ¿Matar a alguien estaba mal? Regan no era un santo, pero nunca había echo algo tan deplorable. Talvez había influido en la muerte de unos cuantos, pero nunca fue el causante directo. ¿lo sería? No. Esas ideas debían salir de su mente.

—Siempre puedo solicitar un préstamo —agregó colocando sus manos en los bolsillos, hacia frio, mejor concentrarse en eso en vez de en la creciente tentación de aceptar.

—¿Préstamo? —una risa llegó a los oídos del hombre—. ¿De un banco? No te mientas Regan, no te darán nada —aviso, tenía razón, pero diría cualquier cosa para no aceptar ¿Por cuanto tiempo? Lo suficiente para salir de ese lugar sin aquel maletín entre sus manos—. Yo te ofrezco esto —le tendió el maletín nuevamente, Seria tan fácil tomarlo—, es suficientes para que vivas bien por años. —Dakota no estaba mintiendo—. No te estoy dando un préstamo, es un pago, no me deberías nada, absolutamente nada.

—Pero hacer...

—Ambos ganamos —volvió a hablar la pelirroja—, tú no la mataras —eso calmó un poco el miedo que nacía en el cuerpo de Regan—. El veneno lo hará.

Era cierto. El veneno seria el culpable. No él. ¿Desde cuando era un pecado luchar por lo que querías? Uno siempre debía aceptar todas las oportunidades que te ofrecen la vida.

—Solo es cuestión de que no te vean —insistió su hermana.

—¿Y qué si me atrapan? —Regan debía haber perdido la cabeza para que aquellas palabras salieran de su boca. Regan no debería considerarlo, era justo por eso que había abandonado ese mundo, Regan era demasiado emocional como para no tener remordimiento, pero si quería salir para siempre de ese mundo necesitaba dinero y rápido, dinero que solo le otorgaría ese mundo.

—No lo harán —aseguró con una sonrisa que podía ser catalogada como reconfortante si es que no estuvieran hablando de un asesinato.

—¿Cómo estas tan segura? —preguntó Regan con desconfianza

—Por que esto me conviene tanto a ti como a mí —aclaró, Dakota no era tan impulsiva como Regan, para hacer esto, lo había planeado bien, conocía muchas cosas de aquella tipa, sabía en que momentos ella estaba sola y Regan podría inyectárselo—. Acepta hermano —volvió a pedir—. Nos conviene ¿Lo harás?

Regan le quedó mirando por un momento sin apartar la vista del maletín. Dakota dio una sonrisa triunfal. Su hermano no podría negarse. Era la mejor solución. Si a ella le propusieran algo así Dakota aceptaría sin pensar.




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