Estrella Fugaz © | Novela Cristiana (#1)

MELODÍA EN MI CABEZA.

Capítulo uno.

MELODÍA EN MI CABEZA.

Estoy tan sola como lo estaría un oso polar en el polo norte, Evaluna está en clases de poesía en la facultad de letras y ciencias humanas, mientras yo estoy aquí, al otro lado del edificio en la facultad de medicina en medio del salón, en la aburrida clase de química. El profesor Webster con su extenso bigote me pone nerviosa ¿Como alguien puede tener tanto vello ahí? Es tan aburrida esta clase que siempre suelo babearme en mi asiento y con el constante parloteo del profesor Webster la hace más aburrida de lo que es.

¿Qué rayos es el magnesio y sodio?

Ignorando las explicaciones del profesor Webster, tomo mi pequeño adorado diario y comienzo a escribir una dulce melodía que ha llegado a mi cabeza:

Todo lo rindo ante Ti 
Porqué yo dependo de Ti 
Y si no me sostienes no podría vivir 
Como toda la creación te canta 
Yo cantaré a Ti , hasta morir.

Mi concentración es interrumpida por el ruido que emana la puerta del salón, miro donde proviene el chillido y me encuentro con él, Nathen Evans, el chico más popular de la universidad. Sí, cualquier chica en su sano juicio desearia estar con él. Sus ojos son grises como una tormenta, tiene una nariz recta y un cabello revuelto negro como el carbón, su tez blanca semi bronceada lo hace ver como un actor de películas de Hollywood y ni hablar de su cuerpo tonificado, es todo un deportista, ser el capitán del equipo de fútbol americano le sienta muy bien.

Es un chico raro, algo introvertido pero sin embargo,atrae chicas hacia el como la miel a las abejas, pero a él solo le interesa una: Brigiht Johnson, esa típica chica bonita, cabello rubio ojos claros, nariz respingada, cuerpo de barbie y hermosa ropa de diseñador. En la universidad se rumorea que son amigos, pero hace apenas unas semanas se dieron el título formal como novios oficiales. Sí, era de esperarse, son casi iguales: Populares, autos caros, familia adinerada, padres con negocios en el extranjero -aunque nunca se ha oído hablar sobre los padres de Nathen-Solo he oído que tiene una hermana dos años más chica que está apenas en la secundaria.

Lo observo disimuladamente con miedo a que me pillen mirándolo, sus ojos tormenta están rojizos en los bordes y un poco irritados como si hubiese llorado por horas, su semblante ha cambiado, ya no está esa sonrisa que suele hacer cuando le saludan, solo esta en él un rostro triste y cansado. El profesor le hace un ademán para pasar sin ningún problema ¡Vaya! Creo que esa es la ventaja de ser un chico popular, llegar tarde a una clase para ellos no es problema. Su iris tormenta pasea el lugar buscando donde ubicarse y yo pido a Dios para que no se siente a mi lado. No es que sea malo que se siente a mi lado, solo es que los chicos populares tienen que estar con los populares y bueno yo soy... NADA.

Para mi suerte, el chico se ubica en la silla a mi lado derecho ya que es la única silla disponible en todo el bendito salón.

A regañadientes vuelvo a mi hoja con la melodía que esta rondando en mi cabeza e ignoro todo a mi alrededor, de soslayo observo como éste con desgano copia en su libreta todo lo que esta en la pizarra y a continuación realiza los ejercicios que el profesor bigotudo... Perdón, Webster, colocó hace unos segundos en la pizarra.

Miro atónita como realiza los fastidiosos ejercicios de química ¿Qué, ahora también es un sabelotodo?

-Pero si no estuviste en la explicación del profesor Webster.

Llevo una mano a mi boca para callarme por haber dicho eso ¿Como pude pensar en voz alta? Dirijo mis ojos de nuevo a mi cuaderno tratando de esconderme de él y del mundo.

-Lo sé, pero estos son sumamente fáciles- murmura Nathen con sus ojos en la libreta. Lo miro de soslayo y me dedica una sonrisa,si, esa que suele dedicarle a los demás, lo que produce que yo quiera morir de vergüenza, no obstante también le sonrío.

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 -¿Te ha hablado en clases?-Cuestiona mi mejor amiga mirándome a los ojos.

Sus ojos me hacen recordar un tanto a él, también son grises como una tormenta.

-Te he dicho que sí.

Evaluna hace una mueca y dentro de mí siento que mi mejor amiga no me cree, claro , ¿Quién creería que Nathen Evans le hablaría a una... Don nadie como yo?

-No miento Eva- murmuré seriamente esperando a que me creyera, de todos modos si no lo hacía me daría igual.

-Claro que te creo-. Sonríe- ¿Quién no le hablaría a alguien como tú?

-¿Como yo?- Pregunto dudosa ya que no se a qué se refiere.

-Como tú. Eres hermosa Esther, esos ojos miel enamorarían a cualquiera- sonríe pícara y golpea mi hombro levemente.

Yo soy todo menos hermosa, si ser hermosa es levantarse en las mañanas con el cabello como el rey león, entonces soy la Bella Durmiente.

No soy una persona de baja autoestima solo soy realista. No me considero fea, pero tampoco bonita, yo estoy en el club de las normales que no son feas como para burlarse de ellas pero tampoco bonitas como para llamar la atención de todos, soy... Normal.



#47851 en Novela romántica

En el texto hay: estrellas fugaces, amor, cristiano

Editado: 01.11.2018

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