Y aquí me encontraba yo.
¡Iba a acosar al Nerd!
Habían pasado dos días y nada que aceptaba ese idiota. Intentaba hasta lo imposible pero no lo conseguía.
Así que lo voy a acosar.
Bueno, la verdad ni siquiera sé que hacer. ¿Cómo haces para acosar a alguien?. Supongo que solo tienes que perseguirlo a todos lados haciendo que esta persona se sienta asfixiado y termine por aceptar a tu petición.
¡Eso haré!
El problema es que en este momento me encuentro a fuera de su clase esperando que salga.
—¿Tanto demoran solo para escribir cosas en una libreta? —me pregunté a mí misma.
Estuve esperando un buen tiempo hasta que por fin abrieron la puerta del aula y salieron los estudiantes.
—Oh, no, otra vez tú —dijo Oliver notando mi presencia.
—Si, yo también te extrañé —hablé sarcásticamente.
—¿Sigues con eso del tutor? —preguntó harto.
—Ya te dije que quiero sacar buenas calificaciones
—Y yo ya te dije que no te voy a poder ayudar —insistí
—¿Pero por qué? —grité.
—Que poca paciencia tienes —susurró.
—¡Cállate idiota!
—¡Agh! me voy, ya me cansé de escucharte.
—¡Ayúdame por favor!
—¿Por qué debería ayudarte?
Buena pregunta.
—¿Por qué eres una buena persona que ayuda a los demás? —dije como niña pequeña.
—¿Quién dice que yo soy una buena persona?
Voltee los ojos.
—¡Solo ayúdame!
—¡Ya deja de gritar, me vas a dejar sordo!
—¡Sé mi tutor! ¡Por favor! —supliqué.
—Está bien.
¿Enserio?
¿Así de fácil?
—Pero a cambio quiero algo.
Sabía que era muy bueno para ser verdad.
—¿Qué quieres?
—Tu cuerpo.
—¿Qué?
—Si quieres, tómalo o déjalo.
—¿Estás loco?
—Un poco.
—¡Vete a la mierda!
—Me voy a donde quiera, pero yo no desaprobaré una materia —sonrió victorioso.
Idiota.
¡Lo odio!
—¿Entonces aceptas?
—¡Claro que no, pervertido!
—¡Lo sabía! —dijo y se empezó a reír.
Tiene una hermosa sonrisa.
¡Pero eso no quita el hecho que sea un pervertido!
—¿De qué te ríes? —pregunté confundida.
—Eres una tonta ¿lo sabes verdad?
—¿Qué? ¡Ni siquiera me conoces y ya me estás insultando!
—¿Quién va a querer a una tabla como tú? ¡Nadie! no tienes ni por adelante ni por atrás —habló ignorando mis palabras.
El tenía razón.
¡Pero a mí eso me da igual!
—¡Agh! ¡Hijo del demonio! ¡Maldito pervertido!
—Vaya, deberías enseñarme tu diccionario de insultos. Tal vez me aprenda algunos y te los diga, suena lindo, ¿verdad?
—¡Te odio!
—Yo más.
—¡Estúpido Nerd!
—Bueno, como no necesitas mi ayuda me voy.
—¡No te vayas!
—Está bien, sé que soy irresistible pero tampoco exageres, tengo más fans que quieren verme.
Quién hubiera pensado que el Nerd, era un completo arrogante. Un arrogante, pervertido, idiota y muchas cosas más.
—¡Eres un imbécil!
—¡Y tú un bicho raro!
—¡No me digas así!
—Ya deja de gritar chillona.
¡Fue una mala idea venir a buscarlo!
¿Por qué tengo que ser mala para las matemáticas?
¡Si fuera buena estudiante no estaría pasando esto!
—Te ayudaré, pero tú sabes que todo tiene un precio.
—¡No te entregaré mi cuerpo!
—Ya dije que era broma, nadie quiere una tabla como tú.
—¡Hijo de pu . . .! —me interrumpió.
—Quiero que seas mi asistente personal —dijo con esa sonrisa arrogante.
—¿Asistente personal? —repetí.
—Si.
—¿Cómo es eso?
—Pues ya sabes, cuando tenga sed, te llamo y tú me traes un jugo, o cuando yo necesite algo, te llamo y tú me lo consigues.
—¡¿Quieres que sea tu sirvienta?!
—Oh no, decirlo así suena feo, mejor asistente personal.
¡Maldito imbécil!
—¡Bien! Está bien, acepto.
—Muy bien , mañana empezamos con las clases.
—Pásame tú número de teléfono para enviarte la ubicación de mi casa.
Me entregó su celular, apunté mi número y el hizo lo mismo con el mío.
—Bien, adiós bicho raro.
—¡No me llames así!
.
.
.
—¿Entonces Oliver aceptó pero a cambio quiere que tú seas su sirvienta? —preguntó Isabela.
—Sip.
Estaba en mi casa, era de noche, mi madre había salido al supermercado con mi hermano a realizar algunas compras para la cena.
Como estaba sola me aburría, por eso les dije a mis amigas que vinieran. Aunque ahora que lo pienso, creo que fue mala idea. No paran de preguntar sobre Oliver.
—El Nerd es muy misterioso —dijo Carolina ganándose la atención de todas.
—¿Misterioso? ¿es enserio? deberías dejar de ver esas películas raras -comenté.
—¡No te metas con Edward Cullen! —gritó con una fotografía suya en brazos.
—¿Enserio piensas que el Nerd es un vampiro? —dije y me empecé a reír.
—No suena mal ¿verdad Isa? —Isabela también se estaba riendo conmigo.
—¡Ustedes se ríen por qué no saben lo guapo que es! —gritó Carolina.
—Yo me quedo con Harry.
—Ese cantante ni siquiera sabe de tu existencia.
—¡Edward tampoco sabe la tuya! —me defendí.
Nos reímos.
—Creo que es hora de empezar a madurar ¿no creen? —argumentó Isabela.
—Lo mismo dijimos hace un año y seguimos igual.
—Nuestra enfermedad no tiene remedio.
—¡Hija ya llegué! -gritó mi madre, ya había regresado del supermercado.
—¿Se quedan a cenar? —le pregunté a las chicas.
—¡Claro!
—Estaba esperando que digas eso, creo que yo solo vengo por la comida de tu madre —dijo Caro.
—¡Lo sabía! —grité.
Nos reímos y fuimos abajo a ayudar a mi madre a cocinar. Al bajar encontramos a mamá sacando todo lo que había comprado de las bolsas. Era comida a montones, leche, legumbres, vegetales y varios alimentos más.