Eternal Autumn

Parte IV [Prueba de las dos piedras]

Grugnil estaba muy determinado y se podía notar en su mirada. Esa sed de victoria y honor que corría por todas las venas humalenas se hacía notar en cada balanceada que daba Grugnil.

Sintió que toda su vida cobraba un sentido al sostener la espada, sus preocupaciones se despejaron y su atención solo estaba en su espada.

Los giros, los golpes al aire, las piruetas, la tensión en sus músculos su respiración, su postura todo estaba en armonía con la espada.

De alguna manera lo que estaba sintiendo Grugnil era una epifanía.

Los altos guerreros lo llaman armonía del corazón, era un estado en donde todo tu ser se fundía con la espada, un estado ideal para entrenar las artes marciales.

Aquellos altos guerreros se sorprenderían al ver a Grugnil, quien estaba teniendo un momento de epifanía al balancear por primera vez una espada.

Entonces algo surgió en la mente de Grugnil, talvez un vistazo al futuro, talvez una alucinación o talvez su mente se fundió con el mundo por unos instantes.

En su mente había posturas y formaciones de espada, exactamente 142 posturas formando un total de 5 formaciones de espada.

Grugnil se sentía extasiado e inmediatamente puso en práctica lo que en su mente estaba.

Las tres primeras formaciones eran para avanzar mientras que las otras dos eran para retroceder. En conjunto las formaciones de espada se transformaban en un patrón que se asemejaba a una araña.

Luego de probar estas formaciones, Grugnil sudaba y suspiraba del cansancio. Aunque su cuerpo había trabajado muy duro su mente se sentía más fresca que nunca.

Grugnil pudo sentir el poder de las formaciones, era totalmente increíble e incluso tenía la sensación que con ellas podía dar una buena batalla a su maestro.

Lastimosamente su maestro se había retirado al verlo practicar con la espada.

Aunque aún tenía a Jin para preguntarle.

Jin, ¿Cómo crees que estuvo? – preguntó Grugnil dirigiéndose a su fiel amigo zorro.

~Hiek – bostezó Jin, parecía haberle ignorado.

Hey, Jin ¿Estas ignorándome a propósito? – preguntó extrañado Grugnil.

Esta vez el zorro no respondió, sino que volteó su cara para otro lado.

¡Oh, vamos Jin! ¿No me digas que estas molesto conmigo, compañero? – dijo Grugnil acercándose al zorro.

A lo que el zorro respondió levantándose y sentándose en otro lado.

Hey, hey, vamos amigo. Puedo ofrecerte una disculpa, no hay necesidad de ignorarme así – dijo Grugnil siguiendo al zorro.

En vista que el zorro seguía evitándolo, Grugnil optó por dejarlo.

“Tardé o temprano regresará” pensó Grugnil.

Ya que se había quedado sin nadie que le digiera su opinión sobre las formaciones decidió que lo mejor sería tomarse un descanse y cambiarse de atuendo ya que había sudado mucho.

Grugnil tuvo una agradable ducha caliente cuando llegó a su casa. En la casa solo estaba el zorro que seguía ignorándole. Por lo que nuevamente no pudo compartir las formaciones con nadie.

Para Grugnil era muy importante tener una segunda opinión, entendiendo que, si bien una formación puede ser muy poderosa, siempre puede estar desbalanceada.

Entonces repasó cada uno de las posturas en su cabeza.

La primera formación daba la ilusión de un ataque rápido, sin embargo, lo que en realidad buscaba era un ataque contundente por el flanco derecho.

La segunda formación era una serie de golpes aparentemente aleatorios que buscaba atacar las debilidades del oponente.

La tercera formación era rápida y poderosa, parecía buscar aniquilar al enemigo, sin embargo, daba paso a las otras dos formaciones.

Las otras dos formaciones restantes parecían respuestas de la tercera formación. Haciendo que al terminar volviera al punto inicial de partida.

Grugnil veía un gran potencial en estas formaciones de espada, pero aún dudaba si lo que veía era cierto o una mentira.

La suave textura de la manta adormeció el pensamiento de Grugnil haciéndolo caer en un profundo sueño. Talvez no lo sabía, pero su compañero zorro al verlo dormido, se unió a él acurrucándose a sus pies.

En algún lugar lejano de donde estaba Grugnil, una chica humalena se reía a carcajadas.

¡¡Jajajaja!! Te partieron todo el trasero – dijo la chica señalando a Ulises.

Ulises simplemente soportó las burlas de la chica, con una expresión amarga.

Pensar que ese chico paria te derroto, las cosas se están poniendo interesante – dijo la chica con una sonrisa pícara.

¡Solo me descuide! ¡Si hubiera luchado en serio, no hubiera tenido oportunidad contra mí! – dijo alterado Ulises.

¡Uuuuh! A alguien le duele el orgullo – dijo la chica.

Ssh, cállate Any – dijo Ulises retirándose del lugar, con una expresión molesta.

¡Hasta prontooo! ¡Vuelve para echarte cremita! JAJAJA – la chica comenzó reírse a carcajadas.

Luego de un rato, no había ningún ruido, solo el viento y el fuego en la antorcha.

Suena interesante ver, como es el paria ¿no?

¿Tú que dices Rem? – dijo Any.

Otra chica apareció entre las sombras.

¿Cómo supiste que estaba aquí? – pregunto la nueva chica.

Vamos Rem, me has asustado tantas veces que ya no me sorprende que siempre estés atrás mío – dijo Any, mofándose al respecto.

Bueno ¿qué opinas del paria? – pregunto de nuevo Any.

Mi maestro dijo, que no hay de qué preocuparse – respondió honestamente Rem.

¡Vamos! ¿No crees que es interesante? – reprochó Any.

Si quieres, podemos ir mañana a verlo. Mi maestro dijo que tengo el día libre – respondió Rem.

Bien, decidido. Mañana iremos a terreno paría.

El sol se despertó, y Grugnil ya estaba cazando su primera presa de la mañana. Esta vez, Jin no estaba con él. Por alguna razón, Grugnil no lo encontró cuando se despertó.

La caza había sido fructífera esta mañana, aunque muy pocos jabalís habitaban estos bosques, pudo capturar uno debido a un golpe de suerte.



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En el texto hay: guerras, otro mundo, razas guerreras

Editado: 23.08.2022

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