Eternal Night ~taehyung~

4

El silencio reinaba en la habitación, y mi respiración aún estaba entrecortada. Cuando por fin abrí los ojos, me di cuenta de que Taehyung ya no estaba. El calor de su cuerpo, que había estado tan presente minutos antes, se había desvanecido junto con él. Me incorporé lentamente, aún algo aturdida por lo que acababa de suceder. Mi cuerpo seguía temblando por el recuerdo de sus manos, sus labios, su intensidad.

Me envolví en una manta, intentando procesar lo que había pasado. No estaba segura de si debía sentirme confundida o simplemente dejada a merced de los acontecimientos. Había algo extraño en su desaparición repentina, pero al mismo tiempo, algo en mí aceptaba el misterio que lo rodeaba.

Quizás eso era parte del magnetismo que tenía, esa constante sensación de que no podía atraparlo por completo.
Justo cuando mi mente comenzaba a vagar entre pensamientos, escuché el sonido de la puerta abriéndose.

Era Lía, su energía vibrante llenando inmediatamente el espacio. Entró corriendo en el apartamento, con el pelo despeinado y una sonrisa pícara en los labios. Sin perder tiempo, se dejó caer en el sofá junto a mí.

—¡Nena! No sabes lo que pasó esta noche —dijo con los ojos brillando, su emoción palpable.

—¿Con el chico guapo? —le respondí, intentando distraerme de lo que acababa de suceder con Taehyung. Sentía que necesitaba algo más ligero, y Lía siempre traía consigo una buena historia.

Lía soltó una risa divertida, su rostro iluminado por la picardía.

—¡El mismísimo! —empezó, inclinándose hacia adelante como si lo que estuviera a punto de contarme fuera el secreto mejor guardado del mundo—. Resulta que me llevó a este lugar súper exclusivo, algo que no esperaba para nada. Al principio fue todo muy misterioso, él no hablaba mucho, pero tenía una forma de mirarme que, Dios, me volvía loca.

La escuchaba, pero mi mente aún estaba algo dispersa. Sin embargo, su entusiasmo era contagioso, y poco a poco comencé a dejarme llevar por su relato.

—Después de la cena, me llevó a su apartamento. Y nena, ¡qué apartamento! —continuó, gesticulando con las manos—. Todo era de cristal, con una vista increíble de la ciudad. Parecía de esos lugares que solo ves en revistas.

Me mordí el labio, sonriendo, sabiendo hacia dónde iba esto.
—Y bueno, no te voy a mentir —dijo, levantando una ceja—. Las cosas se calentaron rápido. Este tipo tenía una energía… uff. Sabes de lo que te hablo, ¿verdad?
Asentí, sintiendo una leve chispa de complicidad entre nosotras.

—Primero, me tomó por la cintura y me acercó a él de una forma que me hizo temblar —dijo con una sonrisa traviesa—. No me preguntó nada, simplemente me dejó claro que esa noche iba a ser suya. Me llevó al dormitorio, y de ahí… bueno, fue todo un torbellino. Era dominante, ¿sabes? Pero de esa manera en la que sientes que cada cosa que hace es para volverte loca.

Lía hizo una pausa, mirándome con una expresión que me decía que lo que venía a continuación era la parte más jugosa.

—Me agarró por los muslos y me levantó como si no pesara nada. Me hizo sentir deseada, como si no pudiera esperar ni un segundo más. Me dejó caer sobre la cama y, sin decir una palabra, me recorrió entera. Sus manos eran como fuego, nena, cada vez que me tocaba era como si mi piel ardiera. Y luego… —Lía se mordió el labio—, fue algo completamente diferente a lo que había vivido antes. El control que tenía, la forma en la que me hacía sentir suya...
Me incliné hacia adelante, completamente atrapada en su relato.

—Todo fue tan intenso. Él era brusco, pero en el mejor sentido, como si supiera exactamente lo que hacía, como si cada movimiento estuviera calculado para llevarme al límite una y otra vez. No había palabras entre nosotros, solo el sonido de nuestros cuerpos y nuestras respiraciones pesadas. Y al final… cuando todo explotó, fue como si hubiera perdido la noción del tiempo y del espacio.

Lía soltó una risa satisfecha, claramente satisfecha con su noche.

—Y ahí lo tienes, nena. Fue la noche más salvaje que he tenido en mucho tiempo. Ahora te toca a ti contarme, ¿qué tal tu noche? —dijo, cruzando las piernas y mirándome expectante.
Me quedé en silencio por un momento, todavía procesando lo que había sucedido con Taehyung, sintiendo el contraste entre su partida y la intensidad de lo que habíamos compartido. Finalmente, esbocé una pequeña sonrisa, sin saber bien por dónde empezar. Sabía que Lía estaría intrigada por la desaparición repentina de Taehyung, pero parte de mí aún no estaba lista para soltarlo todo.

—Digamos que… fue intenso también —le respondí, dejando que mi sonrisa hablara por sí sola.

Lía me lanzó una mirada cómplice y se recostó en el sofá, completamente satisfecha con nuestras respectivas aventuras.

Lía me miraba con una mezcla de curiosidad y satisfacción, esperando que soltara más detalles sobre mi propia noche, pero yo aún no sabía cómo contarle lo que había pasado con Taehyung. Su partida repentina me había dejado algo confundida, y no quería arruinar el ambiente cargado de emoción que habíamos creado con nuestras historias.

—"Intenso, ¿eh?" —dijo Lía, levantando una ceja—. Nena, tienes que contarme más. Sé que no te has quedado solo viendo la tele, eso se nota en tu cara.

Solté una pequeña risa, sabiendo que no podría ocultarlo mucho más tiempo.

—Está bien, pero… fue algo extraño —dije, tratando de encontrar las palabras adecuadas—. Todo fue increíblemente intenso, como lo que has contado, pero luego, cuando me di cuenta, Taehyung ya no estaba. Se fue sin decir nada.
Lía me miró con sorpresa.

—¿Cómo que se fue sin decir nada? —preguntó, inclinándose hacia adelante—. ¿Desapareció después de… ya sabes, todo?
Asentí lentamente.

—Sí, exactamente. Ni siquiera lo escuché salir, simplemente… cuando abrí los ojos, ya no estaba.

Lía frunció el ceño, pero luego sonrió con picardía.
—Vaya, parece que has encontrado a alguien que juega duro, nena. Eso sí que es misterioso. ¿Y cómo fue antes de que desapareciera? ¿Te hizo sentir como ese Taehyung tan intenso que parece ser?




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