"narra taehyung"
La lluvia caía con furia, como si la naturaleza misma supiera que algo estaba por desatarse. Desde la distancia, observaba la mansión de Hannah, su silueta oscura entre las sombras. Sentía el caos en su interior, la agitación que la verdad había causado en ella. Había esperado que su tía, fría y calculadora, manejara la situación de una manera menos directa, pero la revelación había sido inevitable. Hannah sabía ahora lo que era, lo que significaba su sangre. Y, más importante aún, sabía lo que significaba para mí.
Me apoyé contra un árbol cercano, cerrando los ojos un momento, sintiendo el eco de la tormenta. Hannah era el centro de todo. La descendiente de la primera sangre, la emperatriz que, si así lo decidiera, tendría poder sobre todos nosotros. Inclinaríamos la cabeza ante ella, incluso aquellos más antiguos y fuertes. Era la clave para el equilibrio y el caos, y en el momento en que lo aceptara, el destino de la raza vampírica cambiaría para siempre.
Pero no era solo el poder lo que me mantenía cerca de ella. No era solo el deber lo que me ataba a su lado.
Había algo más. Algo que me carcomía desde que la vi por primera vez. Algo que ni siquiera mi hermano Seokjin comprendía del todo.
Un movimiento entre los árboles me sacó de mis pensamientos. Sabía quién era incluso antes de verlo.
Jungkook. Su presencia siempre se sentía como una sombra en la periferia, un recordatorio constante de que no estaba solo en mis sentimientos hacia Hannah.
—¿Sabes que ella ya lo sabe, verdad? —preguntó Jungkook, saliendo de las sombras con su usual aire despreocupado, pero con una intensidad en los ojos que era imposible ignorar.
Lo miré de reojo, sin sorpresa. Sabía que había estado cerca de Lía, jugando su propio juego peligroso, y no era difícil suponer que estaba informado de todo lo que ocurría.
—Lo sé —respondí con calma, aunque mi mente estaba en mil lugares a la vez—. Era cuestión de tiempo antes de que descubriera la verdad.
—No solo eso —continuó Jungkook, cruzando los brazos—. Ahora sabe lo que puede llegar a ser. ¿Estás preparado para eso, Taehyung? Porque cuando Hannah acepte su destino, ya no será la chica que conociste. Será mucho más, y tú… no estarás al mismo nivel.
Sus palabras golpearon más fuerte de lo que esperaba, aunque no mostré ninguna reacción. Jungkook siempre había tenido esa habilidad de decir exactamente lo que sabía que dolería más. Aun así, lo que decía no era ninguna mentira. Una vez que Hannah aceptara lo que era, su jerarquía estaría por encima de la mía, por encima de todos nosotros. Incluso de Seokjin.
—Ella decidirá su propio camino —dije finalmente, sin apartar la vista de la mansión—. Y no serás tú quien la manipule para seguir uno u otro.
Jungkook soltó una risa baja y amarga.
—¿Manipular? Oh, no, Taehyung. Estoy siendo completamente honesto con ella, cosa que no puedes decir de ti. No he mentido sobre quién soy o qué quiero. Hannah es especial, lo sabemos todos, y yo… simplemente quiero estar cerca cuando todo se desarrolle.
Lo miré entonces, directo a los ojos, con la furia que siempre trataba de mantener bajo control. Jungkook disfrutaba de estas pequeñas provocaciones, pero la idea de que él estuviera cerca de Hannah, utilizándola para sus propios fines, me repugnaba.
—Si le haces daño… —empecé, pero él alzó una mano, interrumpiéndome.
—No estoy aquí para pelear contigo, Taehyung. Solo vine a recordarte algo importante —dijo, con una sonrisa torcida—. No puedes protegerla de lo que está destinada a ser. Y cuando el poder la consuma, no serás tú a quien ella buscará. No puedes controlarlo todo, hermano.
Las últimas palabras quedaron flotando en el aire entre nosotros. Hermano. No en el sentido literal, pero en el de nuestra especie, compartíamos un vínculo. Sin embargo, nunca me había sentido más lejos de él que en ese momento.
Jungkook se desvaneció entre las sombras antes de que pudiera decir algo más, dejándome solo bajo la lluvia.
Sus palabras resonaban en mi mente, una verdad que no podía ignorar. No podía proteger a Hannah de su propio destino, pero tampoco podía dejarla sola para enfrentar lo que se avecinaba.
Volví mi atención hacia la mansión. El tiempo se agotaba. Los demás vampiros no tardarían en descubrir que la última descendiente de sangre pura había despertado a su poder. Y cuando eso sucediera, no habría lugar donde esconderse.
Caminé hacia la mansión, con la tormenta intensificándose a cada paso. Sabía que tenía que llegar hasta ella antes de que otros lo hicieran. Pero más allá de eso, necesitaba que entendiera que no estaba sola. Sin importar el futuro o el poder que llevara dentro, yo estaría a su lado.
No porque fuera mi deber.
Sino porque, en lo profundo, sabía que no podía ser de otra manera.
El cielo rugía con más fuerza a medida que me acercaba a la mansión, las gotas de lluvia golpeando mi rostro como un recordatorio del caos que estaba a punto de desatarse. Hannah. Mi mente no podía dejar de repetir su nombre. Sabía que lo que le esperaba no sería fácil. La verdad no era una carga ligera, y ahora que la había absorbido, no había marcha atrás. Pero yo tampoco podía darme el lujo de retroceder.
Llegué a la entrada de la mansión y empujé la puerta con fuerza, sin detenerme a pensar si alguien me había visto. La casa estaba a oscuras, apenas iluminada por el parpadeo ocasional de los relámpagos que rompían la noche. Subí las escaleras con paso firme, sabiendo exactamente dónde encontrarla.
Cuando llegué a su puerta, me detuve. Desde el otro lado, podía sentir su agitación, su confusión y el peso de lo que acababa de descubrir. Hannah estaba intentando procesar todo, luchando con su propia identidad, y yo era parte de esa tormenta. Pero no podía dejarla enfrentar esto sola. Golpeé la puerta suavemente, esperando.
—¿Quién es? —su voz era baja, pero llena de tensión.
—Soy yo, Taehyung —respondí.
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Editado: 26.11.2024