Eternamente Unidos

Capítulo 7

En ese momento Adam la mira a los ojos y ella responde.


 

— Es una marca que tengo desde que era pequeña, la he tenido siempre. Empezó a aparecer de repente con más intensidad al crecer. Al principio era solo una rojez, pero con el paso de los años ha ido adquiriendo el aspecto de un tatuaje algo extraño. —ella se quedó callada por unos segundos. — Mi padre siempre creyó que me lo había hecho yo misma, impulsada por mi pasión por la civilización egipcia. A él no le gustaban los tatuajes y eso le, explique que me había salido sola en la mano y nunca me creyó.

Adam sondeaba su rostro con atención.

— ¿Sabes qué es?

— Supe que se refería a un símbolo.

— Sí, es un ANKH egipcio.


 

Asintió con la cabeza, al tiempo que ella extendía su mano para enseñarle la extraña marca. A pesar de su resistencia, lo hizo. Con extrema suavidad, Adam sujetó su mano y acarició con sus dedos la parte interna de su mano donde se encontraba el grabado. El corazón de ella comenzó a latir desbocadamente ante el roce de su mano. ¿Qué le había pasado con ese hombre? Ella retiró su mano, aunque sintió su abrasadora mirada todavía sobre ella.


 

— Debo marcharme. —anunció él con brusquedad.

— Se hace tarde me imagino para usted. —le dijo Abbie.

— Sí, pero puedo acompañarte si quieres.

— Te lo agradezco, pero no es necesario, pararé un taxi aquí mismo. —le dice ella.


 

Abigaíl expuso señalando la salida del establecimiento. Adam debió notar su turbación, pues no insistió más.


 

— Como quieras. Nos vemos mañana entonces. —dijo agitando la mano en señal de despedida.

— Hasta mañana. —Abbie le sonrió mientras él se alejaba, sintiéndose relajada al fin, libre de aquellas inquietantes sensaciones que había experimentado durante el encuentro con Adam.


 

En ese momento el sonido del teléfono de Adam sonaba sacándolo de los pensamientos que tenía. Era uno de sus colegas llamado Marcos, que lo llamaba para darle información de su trabajo en Egipto.


 

— ¿Adam? Soy yo.

— ¿Qué ha ocurrido?. —pregunto inquieto. — Te dije que no me llamaras si no era algo urgente Marcos.

Un tenso silencio se impuso al otro lado de la línea.

— La hemos encontrado… Adam.

— ¡No puede ser!. Es demasiado pronto, aún faltan semanas de excavación.

— Si no te conociera, diría que no te alegras, ¡Adam que te pasa?! Sé que te has dejado la piel para hallarla.


 

Adam se pasó la mano por el pelo, en un vano intento por tranquilizarse, habían encontrado lo que más buscaba.


 

— No es eso, solo que me hubiera gustado estar allí. Estoy muy lejos Marcos. —se escuchó una risa a través del auricular.

— Por eso no temas, solo hemos destapado la entrada, estamos esperando que regreses.

— De acuerdo no entren en la tumba todavía hasta que esté allá. Este asunto no me llevará demasiado tiempo. Calculo que en menos de una semana estaré allá otra vez.

— Tómate el tiempo que necesites, amigo. Sé cuánto te han afectado los sueños, que ahora se han complicado y también lo de muerte del profesor.

— Te lo agradezco, Marcos. Nos vemos en unos días entonces.

— Hasta pronto, Adam.


 

Adam corto la llamada, dejándose caer sobre la cama de la habitación. La noticia lo tomo fuera de base, sobre todo hallándose a tanta distancia de Magna. El profesor Ferreira tenía muchos deseos de encontrar esa entrada, pero el accidente le quito la vida, junto a su esposa. En ese momento sonó la puerta del cuarto y al abrirla era su madre.


 

— El doctor está llamando, que cuando vas a tener la otra consulta.

— Gracias mamá, ahora lo llamo para hablar con él.

— Espero que esas pesadillas tuyas las superes, eso me preocupa hijo.

— No te preocupes, mamá, además otra cosa que te iba a decir.

— ¡Qué será hijo, cuéntame!

— Tal vez dentro de una semana me vaya a Egipto, Marcos me llamo y me dijo que habían excavado y encontraron la entrada de la recámara.

— Eso es bueno para ti hijo, encontrar lo que has buscado por años, saber que has llegado a la recámara me alegra mucho.

— Sí… pero ahora tengo que resolver lo de esos sueños que me atormentan estando despierto.

— Espero que eso ocurra pronto.


 

En ese momento que hablaba con su madre, no respondió de inmediato a los últimos que ella le dijo. Sus ojos guiaban su mente por una odisea a través de las llamas del tiempo, un pasado y un presente, ya le había ocurrido varias veces.

Las lenguas del fuego dibujaban, el rostro de una joven mujer y recordaba cómo aquella misma noche. Con asombro descubrió que se había entregado a él. Adam no podía dejar de pensar en las sensaciones que sentía, era como si fueran real.

Estaba frente de su madre, la cual estaba preocupada. Su madre, que estaba a su lado, se quedó muy seria frunciendo el ceño de lo normal, lo llamo por su apodo.


 

— Dam… Dam… Despierta que te pasa hijo.


 

Adam no respondían, ella lo zarandeo fuertemente, hasta que Adam tomo razón de su vida en un presente.


 

— Que le ocurre hijo, ya está, son varias las veces que te pones así. —entonces ella le dio una cachetada y así fue que reacciono.

— Que pasa mamá… Porque me has pegado.

— Tuve que hacerlo, estabas ido hijo como en otro mundo, eso ya me asusta y preocupa.

— Oh por Dios, madre!. Mañana iré donde mi amigo.

— Espero que resuelvas esa situación, hijo.


 

El pensar en esos sueños despierto y en los escritos que había conseguido, a través de un arqueólogo particularmente de Inglaterra desde hace muchos años. Y que esos manuscritos estaban en una lengua no muy común.




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