Kim Taehyung se hallaba de pie delante de ese ser escalofriante, podía observar como sus ojos relucían en la obscuridad de la noche, esos ojos eran tan hipnotizantes, que lo atraían a ellos cuál presa cae en una trampa, cada mirada de ese ser era una invitación a su propia muerte.
Cada respiración, cada latido de su corazón cavaban su propia tumba...
Pero el pequeño castaño más haya de correr para tratar de huir, no podía, sus piernas temblaban, estaba adherido al pavimento, el estado de shock en el que se encontraba lo imposibilitaban a dar un paso si quiera, quería hacerlo, de verdad que quería hacerlo, quería huir despavorido del lugar, pero el miedo que invadió su cuerpo lo tenía paralizado de pies a cabeza, lo único que ese niño podía sentir para entender que seguía vivo eran las gruesas lágrimas rodar por sus mejillas, podía sentir como esos hilos de agua mojaban su piel dejando un rastro de humedad a su paso, recordándole que su corazón seguía latiendo porque podía sentir los latidos en sus tímpanos, no había lugar al que correr, el espacio al que entró era un callejón sin salida, el pequeño había caído en una trampa mortal al no saber a lo qué se enfrentaba.
La poca luz que había en ese callejón eran los rayos de la luna que dejaron al descubierto una parte del rostro de ese ser que lo perseguía, su tez blanca era lo primero que se reflejaba ante un hilo de luz, su mirada asesina lo observaba detenidamente.
De pronto una voz fría y grave hizo que todo su cuerpo se congelara a un mas, se erizara por completo, en ese momento dejó de respirar por un instante, al escuchar ese sonido tan seductor creyó que estaba muerto finalmente...
—Puedes correr cuanto quieras, puedo matarte con una sola mano, así que tú sabes si lo intentas...