Maktub: ( de origen árabe) "estaba escrito".
Couple of kids- maggie linderman.
Hace 4 años y 4 meses:
Era de noche, la oscuridad reinaba en un cielo negro iluminado únicamente por alguna que otra estrella, y por la temperatura se notaba que el verano hacía días que había acabado. Asher y yo estábamos sentados en el techo de la casa de sus padres, con los pies colgando y quedando debajo una silenciosa calle por la que nadie había pasado en horas, despidiendo mi cumpleaños rodeados de silencio y solo mirando las estrellas, suficientemente pegados al otro como para rozarnos pero sin atrevernos a hacerlo. Solamente estábamos él y yo, cosa que parecía que ya se había convertido en una rutina, pero no me importaba, me gustaba estar con Asher y puesto que sus padres seguían con los planes de irse intentaba pasar el mayor tiempo posible a su lado. Por si luego ya no me quedaba más tiempo para pasar con él.
Asher le dio un sorbo a la botella que había robado de a saber donde, creo que era de sus padres, pero la verdad es que prefería no preguntar, y no pudo evitar poner una mueca de asco de la que me reí de forma disimulada.
— No te rías. — se quejó de forma dramática, como siempre hacía, solo por hacerme reír más.
— Pues tú no sigas bebiendo eso a sabiendas de que no te gusta.
— Pero debo acostumbrarme, tengo 17 años y todavía no tolero el alcohol.
— ¿Sabes que no por ser mayor debes beber?
— Lo sé, pero quiero. Me hace más interesante, ¿o no lo crees? — pregunto mirándome.
— Eres idiota.
— Ya bueno, dime algo que no tenga asumido.
— Me gusta estar contigo. — murmuré, con vergüenza, intentando pillarle por sorpresa.
— ¿Qué?
— Ya me has oído.
— Es que me resulta tan raro que pensé que lo había soñado.
— Bueno, es mi cumpleaños y lo estoy pasando contigo, creí que te merecías una muestra de cariño.
— Has pensado bien. — dijo sin poder evitar sonreír abiertamente. Yo me puse roja, como siempre, y miré hacia otro lado sin decir nada más, no quería que Asher me gustara, aunque ya lo hacía, si se iba a marchar. No quería sufrir por él.
Pero no podía evitar estar con él, como si me sintiera atraída y una vez que estaba a mi lado me hacía sentir feliz y tranquila, como si su mera presencia me diera la paz que me faltaba. Y eso no era bueno, porque luego dolería más.
— ¿Sabe tu padre qué estás aquí conmigo?
— No, se cree que he ido por primera vez a dormir a casa de Yun. — comente antes de que él asintiera.
— ¿Quieres? — cuestionó pasándome la botella de líquido carmesí, sí, era lo único que había conseguido sin que le pillaran. Al principio quise negarme, pero total, no perdía nada. La cogí y le di un trago con más miedo que vergüenza, no me esperaba el sabor ni que estuviera tan caliente. Era raro, al principio desagradable, pero luego dejaba un buen sabor en la boca. Podría seguir bebiendo, pero no quería acabar borracha la primera vez que lo probaba y menos cerca de Asher, con él siempre actuaba como si estuviera perdida y no supiera lo que hacía, no necesitaba la ayuda del alcohol para comportarme así.
— No está tan malo, eres un exagerado.
— ¿Perdona? Muy bonito eso, me enfado. — se giró en el techo, porque a Asher parecía que no le daba miedo hacer un mal movimiento y caerse. En general siempre parecía que Asher no le tenía miedo a la muerte.
— Asher. — dije tocándole con el dedo el hombro. — Venga, no te enfades ni hagas escenas. — Silencio, fue lo único que recibí por su parte. — Asher.
— ¿Sabes que? — volvió a girarse, sin mirarme, con la botella de nuevo en la mano y señalando con ella al horizonte, donde el sol hacía horas que había desaparecido. — Un día podremos decir que lo logramos, que conseguimos huir y ser felices, que aún teniendo todo en contra nos quisimos y lo dimos todo.
— ¿Conseguir el qué? — pregunté dubitativa.
— Ser felices y estar enamorados.
— Pero... te vas a ir. — murmure apenada, cuando volví a levantar la cabeza tenía la cara de Asher a escasos centímetros de la mía, con sus ojos mirándome más allá de lo que podía ver y con una media sonrisa en la cara. Sin darme tiempo a reaccionar pegó su boca a la mía, de forma torpe y algo inexperta, aunque yo no es que pudiera juzgar, pero esa sensación fue la que me dio. No hubo mucho contacto, fue un beso corto en el que simplemente nuestros labios se tocaron y yo, idiota de mí, me eche para atrás. — ¿Qué haces?
— Besarte. — contestó Asher sin poder esconder la sorpresa y ¿la tristeza? No estaba segura.
— Ya bueno eso lo he entendido, ¿pero por qué lo has hecho?
— Llevo queriendo besarte desde el primer día que te vi, creí que ya podía hacerlo,¿o no?
— ¡No! No es justo y no está bien. — me levanté para irme, pero la mano de Asher rodeó mi brazo, haciéndome perder algo de equilibrio, e hizo que me volviera a sentar.
— ¿Cómo que no es justo? ¿Por qué? — preguntó con un hilo de voz.
— Porque me vas a dejar, y no vas a volver. Yo me quedaré aquí soñando que podríamos haberlo conseguido aún no teniendo ninguna oportunidad.
— Hannae no me voy a ir.
— No juegues conmigo, Asher, sé que somos unos críos y que no sabemos nada, pero que me beses y juegues con mis ilusiones me duele, así que deja de hacerlo.
— No estoy jugando ni bromeando. Hannae, no voy a irme. — y por la forma en la que lo dijo algo en mí, por fin, reaccionó.
— ¿Cómo? ¿Y tus padres?
— Hablé con ellos.
— ¿Qué? — el corazón se me iba a salir del pecho por todas las emociones que estaba albergando en él en esos momentos, ¿cómo que no se iba a ir? ¿Íbamos a poder seguir así juntos?
— Discutí con ellos, les dije que no me iría, que ya no quería. Que quería quedarme contigo. Al principio como era obvio se negaron, debían fingir ser padres preocupados, y me dijeron de todo, como es habitual. Pero les dije que me independizaría, que no tendrían que preocuparse más de mí, que podrían vivir su vida como si yo no existiera. No les iba a pedir nada a cambio y aceptaron por eso, porque no iban a tener que preocuparse por alguien que dependía de ellos. Volverían a ser libres, y al fin y al cabo creo que es lo que siempre han anhelado.