Ramé: (de origen balinés) lo que es hermoso y caótico a la vez.
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Estaba tremendamente nerviosa, y no paraba de dar vueltas por mi habitación con el pelo recogido en un moño descuidado con un mechón fuera. El vestido estaba sobre la cama, junto al móvil que no dejaba de encenderse, para volver a apagarse, siendo bombardeado por la cantidad de mensajes que me estaban llegando, y que yo estaba ignorando.
Aún no me había ni maquillado, todo estaba manga por hombro y yo solo pensaba que por fin hoy era el día de mi graduación, que lo había conseguido y de que mi madre, donde estuviera, estaría orgullosa de ello.
Los nervios casi no me habían dejado dormir en toda la noche, moviéndome por la cama y con ataques tontos de sonreír sin motivo a causa de la emoción. Mi padre no había hecho amago de entrar a mi habitación para decirme nada, tampoco sabía ni siquiera si estaba en casa, por lo que mientras seguía intentando controlar mis nervios y mi emoción decidí que era buena idea poner música, ya que o me animaba o acababa con mi estabilidad emocional. <<La verdad es que no sé de que punto estoy más cerca ahora mismo, si lloro por lo menos aún no tengo maquillaje.>>
Me mordí el labio intentando controlar una sonrisa cuando comenzó a sonar Slide Away y una oleada de recuerdos me arrastró por completo a pensar en todo lo que habíamos pasado Asher y yo para llegar hasta aquí, lo habíamos logrado o por lo menos estábamos cerca de hacerlo.
Decidí respirar hondo y comenzar a vestirme o si no llegaría tarde a mi propia graduación, y eso no era algo que quisiera hacer.
Observe el vestido rojo que me regaló hace poco mi padre, ignoré que había sido un regalo suyo comprado con un dinero que a saber de dónde había sacado para centrarme en que según él mi madre tuvo un vestido similar, y eso era lo único que me importaba.
Me puse delante del espejo y me pasé el vestido por la cabeza tapando ese sujetador negro de encaje y sin copas que junto a la braga en conjunto era lo único que había llevado puesto desde hacia horas, desde que comencé a querer empezar a arreglarme. Una vez con el vestido puesto me observé viendo como este se ajustaba a cada una de las partes de mi delgado, pero femenino, cuerpo. No es que tuviera mucho pecho ni mucho culo, pero algo había y no necesitaba más. Me gustaba así. Además dejaba a la vista el comienzo de la serpiente que tenía tatuada en el pecho. Además de mis ya normalmente visibles, desde el Anj versionado del brazo, el ángel de fino trazo que disparaba una flecha al pequeño demonio que llevaba Asher tatuado en la parte interior del brazo (al igual que yo), la mariposa de la que salían llamas rojas al comienzo de mi muslo. Dejando como el más tapado la especie de carta de tarot de libra, donde la balanza sujetada por una mano femenina por la fortuna dejaba equilibrados un corazón y una calavera con la constelación libra entre estas.
Cogí mi estuche de maquillaje dispuesta a darme algo de color en la piel, pero centrándome en el eyeliner, el rimmel y mis labios rojos, aunque hoy para cambiar me los pinte de un color entre maquillaje y marrón, que al final era lo único que me gustaba del maquillaje.
Nada más terminar mi móvil empezó a sonar, y ante la llamada de Asher me pegué un susto porque interrumpió la canción para empezar a sonar aquel audio de nosotros riendo que él quiso ponerme de tono de llamada, aunque él también tenía uno similar, por lo que el saltito que di de la impresión estaba justificado.
Me puse los tacones mientras me acercaba hasta coger el móvil.
— Estoy abajo esperándote, parezco un noble caballero esperando a su preciosa dama, pero yo voy más guapo y más moderno que ellos. Pero lo importante, ¿está la preciosa dama lista? — reí imaginándolo dando la vuelta para ir hacia mi ventana, porque se notaba que se estaba moviendo, para intentar verme.
— En dos minutos bajo.
— Aquí te espero, deseando que la espera se termine y puedas volver a mis brazos. — recitó de forma poética antes de que contuviera la risa y colgara.
Me puse aquel collar que hace años me regaló y cogí un bolso pequeño, que Yun me había dado hacía días porque era consciente de que yo no tenía ni uno.
Baje con cuidado de no caerme por las escaleras con los tacones, no era algo que dominara mucho, buscando a mi padre con la mirada. Al no encontrarlo en la planta de abajo me extrañé, ya que estaba todo algo descolocado y la última vez que vi el salón no estaba en estas condiciones por lo que anoche tuvo que pasar por casa o esta mañana. Lo ignoré porque tampoco tenía mucho que hacer allí y salí por la puerta para bajar las escaleras y salir a la calle, donde me esperaba un Asher con el pelo algo engominado y echado hacia atrás, con un pantalón gris oscuro similar a uno de traje y una camisa negra de manga corta con varios botones desabrochados en el pecho, que dejaba intuir algunos de sus tatuajes y otros como el puñal envuelta por una serpiente que llevaba en el interior del brazo derecho, al igual que mi vestido dejaba ver los míos.
Asher me miró durante unos segundos, sin decir nada, con una respiración aparentemente pesada y una mirada de ilusión, me cogió de la mano, me alejo del portal e hizo que diera una vuelta sin decir nada, haciendo que el vestido se subiera un poco.
— Esto Hannae —hizo una pausa antes de volver a hablar—, pensé que nunca podrías parecerme aún más guapa de lo que ya eras para mí, pero esto, no tengo palabras. — cerré los ojos cuando pasó aquel mechón de mi moño por detrás de la oreja y me estremecí con el contacto de su mano contra mi piel, pasando su dedo por debajo de mis ojeras con ternura y delicadeza, cuando se separó volví a abrir los ojos con una sonrisa y lo volví a mirar a él, sintiendo que Asher para mí siempre sería perfecto, pero que verlo así, arreglado a su manera, era algo que nunca podría superar. Por eso intenté captar cada detalle para guardarlo siempre en mi memoria. Desde el azul de sus ojos, su labio de abajo que destacaba por ser más ancho que el de arriba, su mandíbula marcada y sus mofletes algo rojos. También la forma en la que el pantalón se le ajustaba y se le subía algo más de lo debido por los tobillos por culpa de su altura, <<Si, Asher era muy alto>> la camisa al ser ancha le hacía parecer algo más delgado de lo que en verdad era, pero eso no significaba que se pudieran notar alguno de sus músculos.