Julieta
10 años atrás...
-Juleita, esta es la segunda vez que hablo contigo después de clases-dice la señorita Mendoza, la maestra de español con el ceño fruncido el cual se puede notar bajo sus lentes rojos y sus oscuras cejas-Sé que te cuesta esta clase, pero con más razón debes prestar atención
-Lo siento-es lo único que puedo decir, la verdad es que me siento algo apenada, me distraje por estar dibujando un pájaro que se posó en la ventana, a mi madre no le gustara esto- No volverá a pasar, señorita Mendoza
-Julieta-dice ya más calmada pero con un tono severo-sé que tienes talento y me alegro por eso pero a la tercera vez que te llame la atención, tendré que hablar con tu madre
No, no mi madre no podría saber esto, se volvería loca de control y haría lo que sea por evitar que siga dibujando. Mire a la señorita Mendoza, mujer que de seguro no pasaba de los 40, con su piel morena y rasgas fuertes. La mire notando que esperaba una respuesta de mi parte.
-Esta bien-digo resignada-no volverá a pasar, lo prometo pero por favor no le diga a mi madre de esto, señorita Mendoza
-Esta bien, Julieta-dice en tono de comprensión y una sonrisa calidad-puedes irte
Agradecida, tomo mis cosas del asiento, mi abrigo, mi libreta y mi mochila y salgo a enfrentarme a la comunidad estudiantil con la cual no me llevaba de maravilla exactamente. Voy caminado hasta mi casillero sin darle mucha importancia a mi alrededor, pues de todas maneras era la misma farsa, jugadores de futbol que se creían los dioses de todo lo que les rodeaba, las mismas chicas con faldas cortas que buscaban o perder el tiempo con algunos de esos chicos que se creían sexis y lo eran, o hacerle la vida pesada a chicas asociales como yo, lo que les pareciera mas sencillo.
Llego a mi casillero, lo abro y empiezo a guardar las cosas de mi bolso y además aprovecho en buscar mi billetera para comprar algo para el almuerzo, ya que mi madre insistía en que me llevara el almuerzo de casa, pero decidí comprarlo como toda adolecente normal.
De pronto siento la mirada de alguien a mi lado quien esta apoyado en el otro casillero al lado del mío.
-Te regañaron otra vez-confirma con su tono despreocupado pero que solo yo escuchaba una pequeña pisca de preocupación en el-Esa es mi chica
-Estaba dibujando un pájaro que se posó en la ventana- me empecé a excusar aun guardando las cosas en mi casillero-y bueno una cosa llego a la otra y ahora a la próxima vez que me distraiga de esa manera llamara a mi madre
-Oye, tiene razón en hacer eso-dice con un tono un poco mas serio, me volteo de golpe con una cara de incredulidad
-Es raro que digas eso viniendo de ti-digo levantando una ceja
-Tiene razón de decir eso-repite pero esta vez con una sonrisa-porque dejarías de ser mi competencia, seria aburrido no ver tu nombre al lado del mío en el cuadro de honor
-Sera tu nombre al lado del mío-digo antes de que una sonrisa inevitable sale de mi rostro, creo que la única razón que sigo soportando esta escuela es el. Suena la campana del almuerzo, cierro mi casillero y coloco mi bolso sobre mi hombro- Vamos a comer, niño grande
-De hecho-dice algo desanimado- hay una reunión con el equipo, pero te veré antes de que termine el almuerzo, donde siempre
-Esta bien-digo con una pequeña sonrisa-te veo ahí, Romeo
-Te veo ahí-me besa la mejilla haciendo que la sangre suba a mi cabeza un poco haciéndome sonrojar y sin mas se va algo apresurado. Con lo que puedo ver llevaba unos jeanes y una camiseta blanca haciéndolo ver bien, con lo que se pudiera se veía bien, con su cabello despeinado y su sonrisa de comercial como lo llamaba.
Salgo del pasillo y me dirijo hasta la cafetería como siempre, sin mirar a mi alrededor solo concentrada en mi camino. Al entrar compro mi almuerzo y lo llevo en una bandeja hasta dirigirme a unas sillas de jardín que están afuera de la cafetería, donde siempre me sentaba con Romeo a comer o incluso a veces con Nick
Cuando llego a la misma puedo notar a Nick sentado algo desanimado con las manos en su barbilla y jugando con su comida con la otra, me siento y dejo mi bandeja en la mesa
-Nick, ¿qué pasa? -pregunto algo preocupada tratando de buscar su mirada
-Mamá, quiere que lleve a una chica a casa-empieza tirando el tenedor desanimado sobre su comida- hoy intente invitar a Hanna a salir, y me dijo que no salía con chicos como yo, ¿qué quiso decir con eso?
-En Primer lugar, Hanna es una perra que se cree bonita solo por ser porrista y una cabeza hueca-digo haciendo sonreír a Nick- y en segundo lugar ella no sabe lo que dice, Nick eres casi de la realeza británica, eres guapo e incluso estas en el equipo de futbol, eres ese tipo de chico que muchos quisieran ser.
-Gracias July-me sonríe tiernamente haciéndome sonreír igual-por siempre estar en mi loca vida
-Gracias a ti, por nunca dejarme sola-digo tomando su mano de forma agradecida-Ahora si vamos a comer
Unos minutos después llega Romeo detrás de nosotros con una manzana y su muy suya relajada forma de ser, se sienta a mi lado con una sonrisa en el rostro.
-Escuche en los casilleros lo que paso-dice Romeo mirando a Nick- ya veo por que no fuiste a la reunión del equipo
-No puede ser-chilla Nick abatiéndose en la mesa cubriendo su rostro-De seguro se enteró toda la escuela, ¡esto es terrible!
-Nick, tranquilo yo hablare con ella-dice lo miro incrédula y me da una sonrisa coqueta-Tengo mis métodos
-Que asco-susurro con un poco de disgusto probando un bocado de mi sándwich de atún
-No te sientas celosa, contigo mi sensualidad no funciona-dice y me sonríe- porque tú eres especial, ellas solo son del montón
- ¿Entonces tu sonrisa solo sirve con porristas cabeza huecas? -pregunto, lo miro y emboca una sonrisa
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Editado: 01.08.2020