Duele en verdad que lo nuestro haya terminado por un motivo tan simple, cuando somos seres complejos.
Duele que el momento para solucionarlo se haya extinto, aunque quisiera regresar el tiempo, el reloj sigue su curso.
Duele tu presencia faltante, eso se torna en nostalgia, qué en mi ser se impregna, tiñendo el cuarto de gris oscuro.
Duele, la ausencia de esa voz que provocaba alegría a mi alma, me hace falta en las mañanas.
Duele, ya que lastiman los planes frustrados, cuando contigo los sentía tan reales.
Duele haberte dado lo mejor de mí, ¿dime que se puede dar después de eso?
Duele perderte tan fácil, como sí lo nuestro hubiera sido un castillo de naipes.
Duele, porqué te amé demasiado como para decir que solo fue un amor de verano, dolió tanto perderte, te fuiste de mí, como hojas a merced del viento.
Duele conocer tanto de ti, mi mente recuerda cada lunar de tu cuerpo, es lamentable, que hoy seamos solo extraños.