Eunoia Kt

1. ¿Miedo a qué?

Miedo a que sea irreal

Jungkook caminó por los largos y amplios pasillos de aquella antigua casa que una vez su abuela le heredó.

La casa contaba únicamente con un nivel. Todos los muebles estaban cubiertos por mantas blancas y plástico, decorado por un polvo demasiado fino.

En la casa únicamente se escuchaban un par de relojes y a cada hora se escuchaba un pequeño pájaro cantar, anunciado el cambio. Este nunca coincidía con la hora actual, cuando esta marca una hora, la "realidad" iba adelantada.

Nadie le prestaba atención a aquel reloj, menos Jungkook que únicamente llegaba a aquella casa para ir directamente al apartado bajo tierra.

Sus pasos hicieron eco por el lugar, acompañado de un par de chirridos provenientes de la gastada madera a sus pies.

En aquel lugar no importaba si era día, siempre estaba en completa oscuridad. El azabache se encargó de sellar cada ventana y colocar madera en estas para que la luz no ingresara.

Al final de un amplio pasillo lleno de puertas, al fondo se encontraba un cuadro con una foto familiar, de hace un par de años, cuando todos vivían felices.

Sobre este, colgaba una llave oxidada y frágil. Jungkook la tomó ignorando la imagen y se dedicó a introducirla en la cerradura de la puerta a su derecha.

Antes de ingresar observó a su alrededor, temiendo ser vigilado y que todos sus pecados fueran revelados.

Al solo ver oscuridad, se atrevió a ingresar cerrando la puerta detrás de él. Posteriormente bajó por una larga escalera de concreto.

El azabache se había esmerado por construir un buen lugar bajo tierra. Aquel lugar era su mayor secreto y no estaba confiado ni de contárselo a su pareja.

El suelo se mantenía húmedo al igual que las paredes, pero el olor a tierra húmeda era simplemente segador y relajante, al menos para la perturbada mente del azabache.

El hombre no era capaz de encontrar paz, al ver a su pareja tan destruida por su familia, quería cobrar venganza y darle un mejor futuro.

Otro largo y aparentemente infinito pasillo, a penas alumbrado por unos faroles automáticos, se hizo visible. El ambiente era frívolo y tétrico, al menos para las personas que se encontraban ahí.

Jungkook buscó en los bolsillos de su pantalón el juego de llaves, que únicamente le correspondían a aquella construcción.

Con dificultad encontró la correspondiente a la primera puerta. El sonido del seguro siendo retirado dejó en alerta a las tres personas del otro lado de la habitación.

El “secuestrador” asomó su cabeza con una brillante sonrisa y observó a los dos hombres y a la única mujer.

El desespero se notaba en sus ojos rojos e irritados, quizá por llorar o no dormir. A Jungkook realmente no le importaba, él solo quería verlos sufrir y que se pudrieran en su propia miseria.

"Hoy tengo ganas de jugar" comentó adentrándose a la habitación.

Las tres personas estaban al fondo de la habitación en un pequeño rincón.

La señora sollozaba y Jungkook sonrió completamente satisfecho al verla intentando hablar, pero el trapo entre su boca se lo impedía.

Los tres tenían esposas en sus manos al igual que en sus pies y un trapo entre sus labios, que le impedía hablar o gritar y aunque no tuvieran el trapo, nadie los escucharía en aquel lugar.

No existía persona que pudiera salvarlos, tampoco existía la posibilidad de que los sucesos en manos de Jungkook no se desarrollaran.

"Deje de llorar señora Myeong" pidió con una falsa preocupación y simpatía.

El chico estaba cansado de aquellas tres personas, pero se encargaría de hacerlo vivir el infierno que le hicieron pasar a Taehyung.

Entre quejidos por parte de la mujer se podía apreciar como negaba.

"Será divertido, lo prometo" comentó Jungkook jugando con las llaves.

La más expresiva era la señora, seguida por su hijo, él único que parecía desinteresado a lo que podría hacer el azabache era el señor.

Jungkook tenía un gran resentimiento contra aquel hombre, que le destrozó la infancia a su pareja y los mantuvo alejados, para su beneficio.

"Pensaré en dos números. Dos de ustedes se quedarán juntos si adivinan y quien no lo consiga, se irá conmigo"

El azabache guardó las llaves nuevamente en su bolsa y tomó su celular colocando primero un número nueve y luego escribió el número doce.

"Para que sea justo los dejé escritos. Del uno al quince ¿Quién quiere iniciar?“ cuestionó acercándose para ponerse de cuclillas frente a ellos.

El señor llamó la atención del azabache con un par de sonidos provenientes de su boca al tratar de hablar.

"Señor Ba Rom" musitó con desdén.

El chico desató el trapo. El señor escupió la tela húmeda que había tenido en la boca, quizá por un día o más, bajo tierra las horas no existían y por tanto los días tampoco.

Todo era monótono y desesperante.

"Exijo una pista"

Jungkook sonrió con sorna, posteriormente pasó la lengua por su labio inferior y asintió; sabía que aquel hombre dejaría ganar a su familia y llevarlo con él era lo que exactamente quería.

"Es una fecha importante" afirmó

Entre la poca cordura que el chico tenía, logró reconocer que aquella fecha era realmente importante, pero no pudo definirla.

"Cinco" respondió el señor.

"Tan cerca" comentó Jungkook con media sonrisa "Señora, cuñado ¿Quién sigue?"

El único hijo presente de aquella pareja llamó la atención del azabache, quien le desató el pañuelo.

"Nueve"

"Exacto" la felicidad en el rostro del azabache era falsa, quería matar a cada uno en ese mismo momento, pero trataba de controlarse para hacerlos sufrir más hasta que sus cuerpos fueran demasiado débiles como para seguir con vida.

"Quizá será su turno mañana" comentó el azabache colocando la tela entre los labios del contrario para atarla nuevamente.



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En el texto hay: asesinatos, boyslove, kookv tekook

Editado: 19.08.2021

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