Evans

Capítulo 20

En algún lugar en Vancouver se encontraba Zev Williams enojado detrás de su escritorio, golpeando sus dedos en la mesa en donde se encontraba. Por el enojo que lo inundaba por dentro arrojó un espejo cercano a él destrozándose por el impacto y la fuerza que llevaba, alertando a su guardia de seguridad quien estaba detrás de la puerta.

 

— ¿Jefe qué sucede?—. El guardia estaba enterado de los ataques de ira se sufría el señor Zev Williams— ¿Hay algo que pueda hacer por usted?

 

—Quiero saber en dónde diablos se encuentra mi maldito hermano—. Zev golpeó la mesa con tanta fuerza que el guardia de seguridad pensó que había roto la mesa— ¡Son unos malditos incompetentes!

 

—Señor—. Un joven mostró su cabeza por la abertura de la puerta—. Encontramos algo en la cámara del carro en donde estaban llevando la mercancía.

 

—Muéstrame—. Pidió Zev.

 

En la grabación se mostraba como había caído una mujer y estrellándose en la calle, luego, el hermano de Zev apodado "Garras". Luego el la removió un poco y esa mujer le hizo una llave.

 

— ¡Busca a el niño Ezequiel!—. En ese momento Zev escuchó la voz de la mujer y trató de grabarla en su mente.

 

Pero la mujer no movió a Garras del suelo por más que él lo intentará, Zev vio el esfuerzo de Garras y del coraje apretó sus nudillos en la mesa, dejándolos blancos por tanta presión.

 

— ¿Para quién trabajas? Preguntó la mujer esa.

 

—Zev Williams.

 

En ese momento la mujer tomó el cuello de Garras como si de un maniquí se tratara y lo torció haciendo que su compañero se convirtiera en polvo. Se levantó y la cámara del carro grabó la cara de la mujer en el carro.

 

—Necesito—. Zev se limpió los ojos por las lágrimas que amenazaban caer—. Que me encuentres a esa mujer. La mataré con mis propias manos.

 

El joven salió apresurado de la oficina del señor Zev, de repente el guardia de seguridad abrió la puerta y dejó pasar a Robert Juls.

 

—Hola Zev Williams—. Robert habló mientras se sentaba en la silla de ruedas que estaba en frente de su escritorio—. ¿Por qué esa cara?

 

—Sal de mi vista no quiero verte por favor—. Zev se mostró amenazante con unos ojos que sólo un feroz lobo haría-. Hablamos luego de negocios.

 

—Pero que veo aquí—. Robert tomó la foto de Samantha—. ¿Te has interesado en ella?

 

—Quiero saber quién es—. Zev resopló al ver que Robert no se iría—. Se ve como alguien interesante.

 

—Bueno con esos ojos—. Robert se hizo el tonto—. Se ve que es alguien interesante.

 

— ¿Sabes quién es?—. Zev conocía el tono de voz cuando sabía algo y no lo quería decir—. Si sabes quién es, dímelo.

 

—Es Samantha Evans—. Robert tomó la foto con su mano y la observó mientras hablaba—. ¿Por qué quieres saber de ella?

 

—Mató a Garras—. Robert se quedó mudo, ya que la Samantha que conocía era alguien tímida, alguien muy pasiva-. Merece estar muerta.

 

—Tranquilo—. Robert lo trató de tranquilizar ya que Samantha era alguien difícil de combatir, algo imposible—. Primero piensa que quieres hacer.

 

—Cuéntame sobre ella. —Zev se levantó de la silla y se sirvió un poco de whisky con hielo—. Tengo que estar un paso enfrente de ella,  ¿Quién es ella?

 

—Es una sangrepura, en tu vida le podrás hacer algo-. Robert soltó una carcajada—. Segundo, tienes que saber que es más poderosa que Garras, tú y yo juntos.

 

—No he conocido a nadie con tal poder—. Zev negó mentalmente que existiera alguien así de poderoso—. Es imposible.

 

—Bueno, tienes que creerme y además tiene a sus hermanos de su lado—. Zev comenzó a rascarse la palma de la mano en señal de nerviosismo—. Son 4 de los 6 Evans, ni con todo el ejército que quieras podrás hacerle algo.

 

— ¡Maldita sea!—. Zev golpeó la mesa con  el puño haciendo que su vaso de Whisky quedara a la mitad y el resto en la mesa.

 

—Bueno—. Robert miró a su reloj y vio con sorpresa que se le hacía tarde para una reunión de negocios—. Me tengo que ir.

 

—Que te vaya bien—. Zev se levantó y estrechó firmemente su mano con la de Robert en un apretón de manos-. Suerte, ya veré que hago.

 

Maldita Samanta, ¿cómo te mataré?—. Zev se levantó para servirse otro vaso con whisky y movió lentamente el vaso y le dio un trago largo en donde la bebida le ardió en la garganta.

 

En ese momento Samanta sintió un escalofrío por detrás de su espalda por su columna vertebral, en ese momento estaba en la cama con Anne quien seguía durmiendo, eso sí, roncaba un poco.

 

Samantha se levantó de la cama y se dirigió a darse un baño y a hacer su limpieza matutina, pensando en que tan intenso fue lo de anoche con Anne, era lo más lejos que había ido con una chica.

 

Se vistió y decidió hacer el desayuno para Anne, ya que no tenía nada que hacer y sería un bonito detalle. Comenzó a picar un poco de fresas que estaban desinfectadas dentro del refrigerador. Las metió dentro de un cuenco junto con un poco de crema y con dos cuentos se dirigió hacia la habitación en donde había dormido.

 

Encontró a Anne sentada en la cama mirando hacia la nasa con una manta cubriendo su cuerpo, y al abrirse la puerta Anne se asustó. Y comenzó a hablar.

 

—Hey—. Anne habló con una voz un poco más grave de lo usual—. ¿Cómo dormiste?

 

—Bien—. Samantha le mostró los dos cuencos con fresas—. Para que no tengas el estómago vacío.

 

—Tienes que buscar a Jonathan—. Anne se removió un poco haciendo que la manta que la cubría se moviera y que quedara destapada de su busto en donde la mirada se Samantha cayó inmediatamente, pero al percatarse de que Anne la vio, se sonrojo.




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