Evans

Capítulo 24

Samantha simplemente observó al suelo en donde se encontraban los dos montículos de polvo de los que habían sido los guardias, que se suponía que debían de estar cuidando el laboratorio, con su pierna hizo volar las partículas de polvo. Mientras atraía los dos hombres de seguridad a la parte trasera de laboratorio se aseguró que no existiera ninguna cámara que pudiera corroborar que prácticamente había matado a ambos sujetos.

Samanta se dirigió la parte delantera de laboratorio en donde estaba estacionado el carro para esperar a Anne para hacer su escape más eficaz. Samanta se metió al carro y comenzó su cabeza a darle vueltas, ¿qué le diría a Anne?, se preguntó.

No podía simplemente decir una mentira porque a pesar de todo era una mujer inteligente y era a alguien que a pesar de tener muy poco tiempo con ellas había vuelto muy indispensable en su vida. Decidió qué le diría que los dos hombres tenían un cambio de horario en ese momento, por lo que sólo estuvo 5 minutos dentro del recinto.

Vio cómo salía Anne corriendo con varios papeles en la mano y con una mochila con la cual no había entrado en un inicio. Así que espero a ver qué le decían Anne quién se subió rápidamente al carro y Samanta arrancó a toda velocidad hacia la casa.

 

—¡Lo logramos! —. Anne abrazó a Samantha una vez que ya estaban saliendo a toda velocidad del laboratorio.

—¿Tomaste todo lo que necesitarás? —. Samantha preguntó por cualquier cosa—. ¿No olvidaste nada?

—Creo que no—. Anne resopló dentro del carro, cansada, ya que prácticamente corrió una vez que tenía todas las cosas, sin parar por las cámaras de seguridad—. Guardé todo lo que necesito.

—Tengo que ver a Jonathan—. Samantha dijo mientras doblaba en una curva para llegar a casa—. No lo he visto en todo el día con esto.

—Claro, yo tengo que instalarme en mi habitación—. El carro paró en la banqueta de la casa—. Vamos.

 

Ambas bajaron en la casa y entraron, Samantha observó que Ezequiel estaba roncando en uno de los sillones de la Sala y ambas subieron riéndose de los ronquidos. Llegaron a la puerta de la habitación de Samantha y estaba Jonathan recién bañado viendo la televisión acostada en el suelo con una almohada en la cabeza.

 

—¡Sam! —. Le gritó Jonathan desde el suelo—. Encontré un lugar perfecto para ver la televisión.

— Ya veo—. Samantha se puso en cuclillas—. Pero te dará un resfriado si estás mucho tiempo ahí.

—Ven conmigo—. Jonathan le dio una palmada al suelo—. Vamos a ver la tele juntos.

— Ya voy Jonathan, déjame ayudar a Anne en unas cosas de su trabajo y regreso.

—Bueno—. Jonathan se acurrucó más en la almohada—. Yo te espero Sam.

 

Samantha tomó el picaporte de la puerta y salió de su habitación y se quedó en el pasillo mirando hacia la puerta de Anne, luego tocó la puerta con tres golpes seguidos.

 

—Hey—. Anne abrió la puerta en su totalidad y Samantha observó que la mayoría de los papeles que estaban regados en el suelo ya estaban en cajas clasificados—. Pasa.

 

Samantha jaló el cuerpo de Anne, y comenzó a besarla pasando sus manos por atrás de la nuca, las manos de Anne pasaron a colocarse en la cintura de Anne las cuales atrajeron más el cuerpo de Samantha al suyo.

Según Anne, estaba sorprendida y su mente estaba pensando una cosa: "Guau, besa tan bien", su cuerpo y su mente, eran en ese momento dos cosas diferentes que no tenían nada que ver.

 

—¡Anne! —. Gritó Ezequiel desde abajo haciendo que ambas se separaran alarmadas y dejaran de besarse—. ¿Estás en casa?

 

A Samantha no le importó que Ezequiel estuviera debajo, posiblemente despierto por los ruidos y volvió a besar a una sorprendida Anne, quien con una sonrisa de felicidad en entretuvo besando a Samantha, el beso estaba subiendo de grado, hasta que Samantha se separó de Anne, dejándola confundida y rara.

 

—Eso es—. Samantha susurró y luego le dio un pequeño beso en la frente—. Para que no me extrañes.

 

Samantha se metió en su habitación para poder ver con Jonathan televisión desde el suelo, con el piso frío y una almohada cómoda en la cabeza. Anne corrió hasta el borde de las escaleras para decirle a Ezequiel que regresara a dormir, el cual no respondió y Anne escuchó el golpe del cuerpo de él en el sillón. Ella simplemente se recargó en la pared con una sonrisa de boba mientras se daba pequeñas cachetadas, para que regresara a su normalidad.

 

Mientras tanto al otro lado del océano Atlántico se encontraba una mujer acostada a un lado de su amante después de una noche apasionada según la descripción de ella.

En una pequeña mesa que tenía a su lado, estaba su teléfono móvil el cual comenzó a sonar, la mujer se levantó, desnuda a mirar la noche a través del ventanal que tenía la habitación Pent-house en la que se encontraba.

 

— ¿Hola? —. Preguntó la mujer mientras observaba la noche por el cristal—. ¿Quién habla?

 

—Hola mi querida Elizabeth—. Zev Williams le habló con el tono más neutral que encontraba—. ¿Cómo estás?

 

—¿Qué necesitas? —. Elizabeth era demasiado inteligente para seguir las patrañas de Zev—. O más bien ¿Qué es lo que quieres?

 

— Me conoces demasiado bien—. Elizabeth escuchó como se reía Zev a través del teléfono—. Tengo un favor que pedirte.

 

—¿Qué necesitas de mí? —. Elizabeth se sentó en el borde de la cama.

 

—Necesito que me digas toda la información que tengas de tu pequeña hija, Samantha Evans.

 

— Te juro que pensé que me pedirías por una noche de sexo o algo más—. Zev escuchó cómo Elizabeth Evans se reía de manera histérica—. No acerca de mi hija la cual tengo siglos sin verla, ni saber nada de ella.

 

—¿No hablas con ella? —. Zev se escuchó desilusionado—. ¿Acaso estás peleada con ella?




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