Evans

Capítulo 43

Samantha se acercó así el tumulto de gente que estaba en la carpa que ella y sus hermanos estaban usando observó que muchas chicas estaban hablando con Sergey, Joseph, Dan y algunos chicos estaban hablando con Anne.

Samantha sintió una punzada en su corazón, al observar cómo Anne le regalaba varias sonrisas lindas hacia los desconocidos, que se encontraban platicando con ella.

Samantha dirigía su mirada a varios lados, buscando a su hermano menor Dylan, a quien no veía por ningún lado, observó también que en dónde estaba Ezequiel se formó un grupo de chicas que estaban hablando con él y Samanta decidió ir a ver a Anne.

 

—¿Qué tal chicos? —. Samantha se colocó a un lado de Anne y colocó su mano rodeando la cintura de Anne—. ¿Cómo se encuentran?

—Queríamos invitar a tu amiga a ir al bar que está a unos cinco minutos de aquí. — Habló uno de los chicos que Samantha observó que tenía un buen físico pero tenía que inventar algo. — Tú también puedes venir.

—No lo creo. — Samantha negó amablemente. — La señorita que está a mi lado esta noche tiene un compromiso, será para la próxima caballeros.

—¡Qué lástima! — Gritó uno de los chicos que estaba un poco retirado de ellas. — ¡Ya será para la otra!

—¡Claro que sí! — Samantha le gritó con la misma intensidad al chico. — ¡Sería un placer!

 

Poco a poco, el gentío que rodeaba a Samantha y Anne se empezó a disolver, y ellas dos se quedaron solas sentadas en la arena observando la inmensidad del mar y el cielo.

 

—Espero no volver a sentirme así. — Dijo Samantha mientras divisaba el mar y su plenitud. — Se siente una sensación extraña en mi pecho.

—¿De qué hablas? — Anne se sintió desconcertada. — ¿Volver a sentirte cómo?

—No lo sé. — Ni siquiera Samantha sabía explicarse. — Como una sensación desagradable en mi pecho, Por ejemplo, cuando estoy contigo, me siento como la persona más realizada del mundo.— Samantha colocó una de las maletas entre ellas y luego tomó la mano de Anne, pero este apretón sólo fue percibido por ellas dos.— Pero hace un momento me sentía con una sensación desgarradora por la actitud que tenías con esos chicos.

 

—¿Actitud? — Preguntó Anne tratando comprender la situación. — ¿De qué hablas?

—Que estabas muy sonriente con los chicos esos. — Decía mientras miraba con sus ojos a Anne.

 

Anne al comprender todo se comenzó a reír y tapar su rostro con la mano, mientras a Samantha no le hacía mucha gracia, pero sonrió de manera instantánea al ver a Anne riéndose demasiado fuerte.

 

—¿Por qué te ríes? — Samantha trató de comprender por qué Anne se estaba riendo. — No entiendo.

—A pesar de ser una mujer de mucha edad. — Anne se limpió una lagrima que salió por sus risas. — Eres muy inocente para muchas cosas.

—¿A qué quieres llegar con eso? — Samantha seguía sin entender.

—Estás celosa. — Anne se acercó a una distancia prudente a Samantha ya que la multitud ya se había retirado. — Y déjame decirte que te ves muy bonita celosa.

—¿Estoy celosa? — Samantha tocó su blanco pecho entendiendo la situación. — Bueno a mí me gusta la exclusividad.

—A mí también. — Anne dijo en seguida.

—Déjame decirte si te sientes así, cada vez que hablo con alguien, me tienes que disculpar. — Samantha tocó el muslo de la pierna de Anne. — Me sentí muy mal.

 

Inmediatamente Samantha se rio escandalosamente y Anne se empezó a reír también por inercia. Samantha ladeaba su cabeza mientras se seguía riendo y observaba el atardecer.

 

—Qué bonito amanecer. — Anne agregó mientras miraba el amanecer y después observó el hermoso perfil de Samantha que parecía verse iluminado por el atardecer que estaba en ese momento. — Pero no tan bonito como tú

 

Samantha sólo sintió como se sonrojaba bajo la mirada de Anne quien la observaba con una gran sonrisa en su rostro. Samantha se sonreía y reía bajo la mirada de Anne, se acercó a ella y le susurró.

 

—Creo que lo de los piropos y halagos lo tendríamos que dejar de mi lado. — Samantha se reía, sonrojada. — Creo que he creado un monstruo.

—Yo creo que siempre estaría bien decirte un halago de ese tipo. — Anne alzó sus hombros de manera despreocupada. — Eres muy guapa, deberías de recibir ese tipo de piropos.

—Diosa creo que sería un gran apodo en nuestra relación. — Samantha fingió pensarlo mucho. — ¿Cuál debería ser el tuyo?

—¿Cuál me pondrías?

—Mi amor. — Samantha comenzó a plantear las opciones. — Corazón, cariño, señora Evans.

—¿Señora Evans? — Anne preguntó con una sonrisa. — Ese será un apodo más íntimo, ¿No lo crees?

—Tienes razón. — Samantha lo pensó con tranquilidad y se dedicó a observar a Anne de manera meticulosa. — Creo que te pondré algún apodo, pero por tus ojos.

—¿Mis ojos? —. Anne parpadeaba rápidamente mientras hacía poses coquetas.

—Tus ojos son muy bonitos, me recuerdan tanto al mar.

—¡Chicas! — Gritó Sergey a una distancia alejada de ellos. — ¡Ya vámonos!

 

Samantha se levantó, y luego ayudó a Anne quien levantó la manta en donde estaban sentadas las dos, todos ya llevaban sus cosas, para prepararse para ir al bar en donde están invitados, Anne observó una cara de disgusto por parte de Ezequiel, así que se acercó a ver de qué se trataba su malestar.

 

—Hey. — Anne se acercó corriendo a Ezequiel y le dio una palmada en la espalda. —¿Qué ocurre Ez?

—Quería ir hoy a el bar a conocer chicas. — Anne sabía hacia donde se dirigía eso. — Pero Sam dice que no ha salido por cuidar a Jonathan, así que hicieron como una especie de votación y quedé yo para cuidar al pequeño.

—¿Y te molesta?

—Hace rato, pero ahora con la palmada en la espalda que me diste. — Ezequiel se frotó el área en donde Anne le había dado la palmada. — Creo que me quemé con el sol.




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