Llego el martes y quede de verme con Eve en mi casa, ya que mi papa nos llevaría, su trabajo quedaba cerca del primer cliente que veríamos ese día; quería aprovechar al máximo el tiempo con ella, ya que solo sería un mes de estar todo el día juntos, después de eso, volveríamos a vernos únicamente un par de días a la semana
Eve se fue dormida todo el camino, y antes de llegar al trabajo de mi papá la desperté
— Eve, ya llegamos
— Perdón, creo que no descanse nada anoche
— No te preocupes, el día de hoy no tenemos mucho trabajo así que podremos regresar temprano a casa
Llegamos a las oficinas del cliente un despacho de contadores, y presente a Eve con cada uno de los que ahí trabajan, preguntamos por el equipo que había que reparar y comencé a enseñarle todo el proceso, mismo que conocía no tan a fondo, pero si lo había estudiado durante la preparatoria
Salimos de las oficinas de ese cliente y caminamos a una calle atrás, para ir con el segundo cliente del día, un despacho de abogados, ahí volví a presentar a Eve, en esta ocasión no eran más de 6 personas a las que le tuve que presentar y algo curioso ocurrió al presentare a una de las abogadas
— Licenciada, le presento a la nueva integrante del equipo y mi mejor amiga Eve
— Mucho Gusto, Soy la licenciada Evelyn Pérez — Dijo presentándose con Eve
— Mucho Gusto, yo también me llamo Evelyn
— ¿De verdad? Nunca había conocido a alguien que se llamara igual que yo, creí que yo era la única
— Si de verdad, yo si conozco a varias, pero el nombre de una de ellas se escribe con i no con Y
Terminamos de presentarla y subimos a la oficina del jefe, era la maquina con la que más tiempo me tardaba así que era por la primera que me gustaba comenzar y fue ahí cuando Eve me dijo algo que me causo mucha risa
— A la licenciada Evelyn le hace falta salir más seguido, eso de que no conozca más personas con nuestro nombre no es normal, ¿Acaso vive en una cueva?
— jajaja, te pasas
— ¿Apoco no tengo razón? ¿Tu cuantas Evelyn conoces?
— Varias, Mi prima, tu, una compañera de la secundaria, una chica con la que Salí en la preparatoria, tu amiga que su nombre se escribe con i, una compañera de la universidad y la licenciada de abajo
— A eso me refiero, yo conozco a tu prima, a mi amiga, una compañera de la secundaria y a un par más, si está bien que mi nombre no sea común, pero que tampoco se crea única
— ¿Qué te pasa? de verdad hoy te desconozco
— jajaja lo sé, es que me altera que se sientan únicas por tener un nombre no muy común
Salimos de las oficinas de ese cliente, y en eso recibí una llamada de mi papá, diciéndome que salió temprano del trabajo, que si quería, podía pasar por nosotros, le respondí que sí y le dije a Eve, así que caminamos un par de cuadras para encontrarnos con mi papa
En el camino ella durmió nuevamente, mientras yo le contaba a mi papá como nos había ido, antes de llegar a casa me dijo que primero llegaríamos a casa, él se quedaría ahí y que yo llevara a Eve a la suya, idea que a mí me agrado bastante
Llegamos a casa de Eve y nos quedamos un rato platicando afuera de su casa, antes de despedirme, le dije que al día siguiente vendría por ella a las 7 de la mañana, por que tendríamos que ir hasta el sur de la ciudad y mi papa no nos llevaría, nos despedimos y yo me dirigí a casa.
A la mañana siguiente antes de las 7, ya estaba en casa de Eve, iríamos en tren hacia la ciudad y de ahí en el metro hasta el sur de la misma; toque a su puerta y abrió su mamá, me dijo que si gustaba pasar, que Eve estaba terminando de desayunar, le conteste que sí, entre a la casa y ahí estaba en la barra de la cocina, se veía hermosa, vestía una blusa negra y una camisa azul, como siempre su cabello suelto y rebelde, y sus lentes morados
— ¡Lista! ya podemos irnos
— Excelente, porque el camino de hoy es largo, hoy veremos a un despacho de arquitectos, es donde te digo que esta la secretaria que no me quiere jajaja
— Espero que a mi si me quiera jejeje
— Espero que si jejeje
Llegamos a la estación del Tren Suburbano y subimos las escaleras para llegar al andén, tuvimos que pasar por el área comercial de la estación, y le señale uno de los locales, y comencé a contarle de una amiga, que no sé por qué nunca le había contado, se llama Fernanda y ya tenía más de un año de conocerla
Le conté que fue gracioso la forma en que comencé a hablarle, al principio solo entrababa a su tienda a comprar memorias USB o SD y una que otra memoria RAM, hasta que un día me percaté de que cada que yo entraba a la tienda ella estaba escuchando a La Oreja de Van Gogh, el cual es mi grupo favorito, y fue por eso que Fernanda y yo comenzamos a ser amigos.
Ese día también algo gracioso ocurrió, el conductor del camión que nos llevó al tren traía en su radio una canción de Los Hombre G, al llegar a la estación, la misma canción sonaba, dentro del tren lo mismo, y así en cada transporte hasta llegar a las oficinas del cliente, esa canción a los dos nos gustaba mucho y fue ella quien me comento que la canción nos había acompañado todo el camino
— ¿Te diste cuenta que en todo momento sonaba la canción de Los Hombres G?
— Si, fue algo extraño ¿no?
— Más que extraño, gracioso, porque todo el camino no dejo de sonar
Llegamos a las oficinas del cliente y como siempre la secretaria me reclamo de la hora en que llegamos, que su computadora no hacia las cosas como ella quería y que los arquitectos no podían imprimir todos a la vez en el plotter de la oficina, eso último siempre me causaba risa
Comenzamos con el servidor de la empresa y mientras trabajábamos, la plática se extendía, las risas se hacían cada vez más frecuentes; estábamos por terminar cuando Eve me pregunto algo
— Eder, ¿Otra vez no saldremos a comer?
—Perdón Eve, ahorita vamos a comer, de verdad mil disculpas, por lo general solo hago dos comidas al día, a mí nunca me da hambre