Impoluta.

Roberta se había ido con Katy, así las cosas debían ser.

Ella se despidió de sus amigas, en paz porque su abuela estaba bien, porque de alguna forma, todas estaban bien, tomó de su habitación sus cosas, y montó una escoba detrás de Roberta, para volver a su enorme casa, con sus numerosos sirvientes, donde podía tener la habitación más grande que pudiera imaginarse, donde comería lo que quisiera, y vestiría más que prendas de segunda mano.

Su vida era maravillosa, Roberta compartía su pasión por la cocina, y horneban galletas juntas, le enseñaba de panes, y le compraba buenos vinos, tenía también una inmensa biblioteca, con información sobre todas las cosas, fueran de brujas o no.

Ahí, rodeada de las atenciones de su abuela, conoció a todas sus amigas, viejas brujas llenas de conocimiento, que como Roberta, habían salido del yugo del consejo internacional de brujas. La tarde en que volvieron de su incidente, estaban todas en el patio, con sus tazas de té recién servido, esperando a Roberta, quien estaba deseosa de contarles del incidente.

—¿Me estás diciendo que Jannie Grehnne no respondió? ¿No contraatacó? ¿Eso me estás diciendo?

Las viejas brujas habían iniciado una acalorada discusión sobre los poderes de Jannie, al parecer todo se dividía en dos bandos, las que creían que Jannie no era una mujer tan poderosa como habían creído por años, y las que pensaban que no había querido dar un espectáculo, y cuya intención era iniciar una revolución.

Fuese la razón que fuese, por un momento aquellas viejas mujeres flaquearon en su fé por Jannie, que no era menos mortal que ellas, y que además, no se había revelado ante el consejo en ningún momento.

Katy estaba bastante consternada, hasta donde sabía, Jannie era una bruja poderosa, tanto, o más que Leonor, la situación le era profundamente confusa, su mente revoloteaba en pensamientos, de pronto, tuvo una idea, que le salió de los labios sin previo aviso, aun delante de las amigas de su abuela.

—Abuela ¿Qué pasaría si Leonor fuese derrotada en un combate?

—La bruja que lo hiciera, asumiría el lugar en el consejo como la bruja más poderosa.

—¿Y si esa bruja fuese joven? ¿No importaría?

—Si esa bruja fuese joven, cariño, no tendría que asistir al torneo, ni competir.

—¿Y me estás diciendo que una bruja de menos poder no puede matar a una con más?

—Por supuesto.

—La abuela de Evie, entonces, de tener más poder, no podría nunca ser asesinada por Leonor ¿Verdad?

—Claro que no.

—Pero esto ¿Cómo lo has aprendido tú?

—Tengo una de las cuatro copias del libro de Hirssa Simon, está en la biblioteca, pero no podrás leerlo hasta que el torneo pase, de otra forma, te destruiría.

—De modo que, es practicamente imposible, que una bruja como Evie tuviese conocimiento sobre eso, cuando apenas sabe lo que es la magia ¿verdad?

—¿A qué quieres llegar?—Inquirió una de las viejas brujas en la mesa, harta del interrogatorio.

—A que Jannie no esperaba vencer a Leonor, esperaba que fuera Evie quien la venciera.—Katy se mostró firme.

—Tiene que ser una broma eso que dices, niña, Jannie Grehnne no arriesgaría a su nieta por probar un punto.

—Porque no tiene que probar nada, tiene la certeza de que su nieta es sumamente poderosa.—Leonor se quedó pensativa, luego habló.—Tú estuviste con ella, ahí dentro, nadie quiso decirnos lo que había pasado, y la transmisión se cortó.

—No sé que tan impresionante sea, pero Evie congeló el lago, todo él, es la única auténtica prueba de su magia que tengo.

—Y es impresionante, pero no suficiente para creerla una bruja más poderosa que Leonor.—Otra de aquellas viejas brujas ladeó la boca.

—En efecto, no es suficiente.—Leonor se incorporó, dando por terminada la reunión.

Las brujas en la mesa desapareción, confundidas

—Ahora que sé que no harás el torneo, te haré una copia del libro, para que sigas con tus lecciones, tengo mucho que enseñarte.

En Hilwerthmield, Evie estaba molesta, se había pasado el día criticando la administración junto a Cristine, hablando pestes de las Crewthon, y llorando muy a ratos, aunque habían prometido ir de visita con frecuencia.

A las dos de la tarde, el castillo le hizo un llamado a todas las chicas, la primer bola de plata iba a abrirse, las brujas se congregaron en torno a la fuente, para ese momento, la bola ya había comenzado a agrietarse, y era tan grande como un melón.

Lucy Crewthon estaba entusiasmada, y cuando su madre asintió, tomó su preciada bola entre las manos, haciendo que esta finalmente se abriera.

Lucy se cubrió de un brillo precioso de inmediato, a su alrededor estaba para ese momento, un suave aro de luz que le daba una apariencia fuera de ese mundo.

Luego de unos segundos, el brillo desapareció, y las brujas que se habían congregado alrededor de la fuente, aplaudieron.

Nadie supo cual era el poder nuevo de Lucy, pero la ceremonia había sido preciosa.

Cuando dieron las cuatro, la bola de Evie y Cristine se abrió.

Ambas la tomaron entre sus manos, cuando lo hicieron, sintieron la calidez de la que todo mundo hablaba, que iba acompañada del brillo, sólo que a diferencia del de Cristine, no era dorado, era blanco, nuevamente se cumplió la serie de aplausos, que marcaron el fin del momento.

Cuando dieron las seis, Evie y Cristine asistieron a la pequeña ceremonia del último huevo, cuyos destellos eran plateados, preciosos, las inglesas estaban felices.

Pero en el ambiente se sentía una marcada tensión, que no hacía más que obligar a Susie Crewthon a regalar un baile, con intención de calmar los humos.

Como se trataba de una situación de diplomacia, Susie dijo que al baile podían invitar a un acompañante por bruja, siempre y cuando se tratara de una persona dentro del mundo mágico, con la clara intención de que Katy asistiera a la fiesta, en pro de dejar de lado el revuelo entre las brujas, después de todo, la personalidad de Katy, le había conferido entre las jóvenes brujas, un aprecio particular.