Eviterno

Prólogo

Kathryn

—Creí que nuestro amor era eviterno. —Mis ojos estaban llenos de lágrimas pero no lloraría por él.

—Yo también lo pensé. —Él me miró de arriba abajo y después suspiró—Lo lamento demasiado Kathryn. Yo no quería hacerte daño.

—No lo lamentes.

—Kate.

—Vete, Eithan.

—Pero...

—¡Que te vayas! —Grité con dolor, me dolía el pecho—No quiero verte, tu has tomado la decisión si nisiquiera hablarlo conmigo, solo has pensado que será lo mejor para mí, para lo dos y eso es una mentira.

Quería preguntarle si en verdad me amo por qué con esto, la verdad lo estaba lo estaba dudando mucho.

—Eithan —Susurré con dolor, sus ojos se encontraron con los míos.

—¿Sí? —Soltó un suspiró, parecía de frustración.

—¿Me amaste alguna vez? —Sentía una opresión en el pecho y un nudo en la garganta que me hacía imposible tragar saliva.

—Estoy haciendo esto por qué te amo.

—¿Por qué me amas? —Pregunté con dolor e ironía—Claro.

—Si lo estoy haciendo por eso, es lo mejor.

—No, no lo es. Me estás lastimando.

Eithan quiso tomar mi brazo, pero me aleje, manteniendo una gran distancia entre nosotros.

—Vete, Eithan. No hagas esto más difícil para mí.

—Yo...

—¿Quieres irte? Entonces hazlo, y déjame en paz.

—Kate..

—Joder, entonces me iré yo.

Salí de mi habitación y baje rápidamente las escaleras, ignorando los llamados del chico que amaba, del chico que me estaba rompiendo el corazón en pedazos.

—¿Que pasa? —Me preguntó mi madre.

—Nada.

—¿Y Eithan?.

—Él ya se va.

—Oh.

Eithan venía bajando las escaleras, pasando las manos por su cara.

—Esta bien, me voy. —Me dijo, resignado.

—Que bueno.

—Kate, sabes que debemos de hablar.

—No, ya no hay nada de que hablar.

—Sabes que sí, Kate.

—No, no hay nada que hablar. Tu te irás, cuando habíamos prometido que estaríamos juntos.

—Es lo mejor.

—No me amas tanto como dices. —Reproché

—Debemos de admitir que ambos sabíamos que esto acabaría, Kate.

Nunca me había pasado por la mente en que esto pudiera terminar, yo lo amaba.

—Esto tenía fecha de caducidad.

—Nunca pusimos una fecha de caducidad en nuestra relación.

—Pero sabíamos que pasaría. —Repitió.

—No, yo no lo sabía. No estaba preparada para este momento, creí que era el amor de tu vida.

—Lo eres, pero no es nuestro momento para estar juntos.

—No habrá una segunda oportunidad. —Advertí

—Entonces, fue un placer conocerte, Kate.

Eithan salió por la puerta sin decir nada más, mientras mis ojos se volvían a llenar de lágrimas derramandolas. Sentía un vacío en el pecho, Eithan se había llevado mi corazón con él.

Y sabía que no iba a querer otro hombre igual como al él lo quise, Eithan había sido mi todo y ahora en mi nada.




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