Evolución

Arrepentimiento

LEE

Estaba extremadamente preocupado por Alexa y de nuevo tenía ese sentimiento de culpa que me invadía cada vez que dormía sexualmente con alguien, pero esta vez era peor. Cuando vi los bellos ojos de mi niña mirarme me congele, esta semana he estado irritado porque no puedo leer su mente hace más de un mes.

No sé de qué forma me bloquea, nadie ha hecho eso nunca. En fin, me he portado como un idiota y me acosté con esa chica solo por eso por frustración, ni siquiera me interesa, a la que quiero debajo de mí es a mi chica lobo. Me río del nombre que le he dado, ya estoy frente a su casa. Su papá me recibe.

—Hola, señor Darrel, ¿Alexa se encuentra aquí? ¿Llegó bien a casa?

—Qué bueno estás aquí, quisiera saber qué diablos paso que mi hija llego con la frente magullada.

Eso me asombro, ¿Lexi llegó golpeada?

—No lo sé, de hecho, vine porque se fue corriendo de la escuela. —Dije nervioso, sabiendo que era un mentiroso—. Luego nadie la volvió a ver.

—¡Ahh!

Un grito nos desconcentró y luego se sintió un estruendo, sin dudarlo nos dirigimos al cuarto de Alexa. Al entrar la habitación era un desastre.

—¡¿Hija que sucede?!

Sentí que me miro y sus ojos crecieron en tamaño, para luego perder su foco completamente, como una loca se agarró el cabello.

—¡Hijo, sobrino, hija…! ¡PAPÁ TU MUJER ERA UNA PERRA!

—¡Alexa, pero que dices!

—¡Era un monstruo, me alegro de que esté muerta!

Un sonido sordo hizo eco en las paredes, no pude evitar erizarme al oírlo y advertir como mi niña se agarraba el cachete. Lágrimas corrían por su rostro y su abuela pego un grito detrás de mí. Su mirada se endureció cuando miro a su padre, era una mirada de animal salvaje, todos nos asustamos. En un movimiento rápido tomó su sudadera y salió por la puerta a una velocidad impresionante.

—Alexa!!!

—Golpee a mi hija.

 Él se miraba la mano.

—Cálmese señor Darell.

—¡Síguela por favor!

—Okey

Salí detrás de ella sin pensarlo mucho, la verdad estaba preocupado. Luego de correr un buen tramo, la encontré en una ladera que había cerca. Estaba tirada en el piso gritando y llorando, no quise tocarla. En eso, recibí una llamada y era su padre, pidiendo nuestra localización, se la di y al rato apareció. Paso por mi lado y abrazo a su hija, pidiéndole perdón y besando su cabeza.

—¡¡¡Papá duele, duele mucho!!!

—Lo sé mi amor, lo sé.

Luego de verla tan destruida, con dolor en mi alma, la vi dormirse en los brazos de su padre. Sin dudarlo le pedí que me dejara cargarla, mis brazos pedían acariciarla, después de haberme apretado tanto los brazos, para retenerme de tocarla mientras lloraba. La cargué y fui detrás de él, besaba su rostro en lo que no me miraba su padre. La dejé en su cama y me despedí de ellos lleno de preocupación, queriendo saber qué diablos había pasado.

 




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