El camión blindado se movía a máxima velocidad, sentado en la placa de metal en la caja de atrás uno podía sentir la velocidad a la que se movían las ruedas. El camión tenía una capacidad máxima de 10 personas, del lado derecho estaba yo junto a mis conocidos, amigos, compañeros de clase y trabajo, eran las personas de toda mi vida: Luna, Tomas y los mellizos Matías y Nicolás; mientras que en frente de nosotros había otras cinco personas miembros de la fundación que no conocía.
-Ya estamos por llegar ¿Podrías ayudarme con esto Gabi? –pidió el mellizo menor Matías.
-Claro que si –conteste con una sonrisa. El, quien estaba a mi lado, se giró para un costado y yo termine de abrochar su chaleco por la parte de atrás ya que mi amigo no llegaba a hacerlo. Eran solo tres enganches asi que no tomo mucho tiempo.
Al ver que Matías se animó a pedir eso sin vergüenza parece que le dio la valentía a Tomas para hacer lo mismo -¿También puedes ayudarme Luna?
Esta última dejo salir un suspiro –Estamos en marcha en una operación para desmantelar un laboratorio de drogas Ahogiri y ustedes no se pueden terminar de abrochar sus trajes todavía –aunque ella se quejaba de todas formas ayudo a su amigo a abrochar bien su traje, pero mientras lo hacía Tomas tenía el rostro dirigido al suelo -¿No les falta nada más verdad? –quiso asegurarse Luna como una madre preocupada.
A esa pregunta yo negué con la cabeza mientras que mis demás compañeros revisaron por completo sus trajes solo para estar seguros, y una vez que lo estuvieron respondieron con un directo –No.
-Excelente, porque ya estamos por…-interrumpiendo las palabras de Luna una luz roja ubicada arriba de la puerta de salida del camión empezó a titilar, eso significa que habíamos llegado a nuestro destino.
Logre sentir como el camión blindado fue reduciendo su velocidad hasta que por fin se detuvo y pudo escucharse el seguro de la puerta moverse, el par de puertas se abrieron pero no debido a que eran automáticas sino que alguien más desde el exterior lo hizo. Sin decir una sola palabra las diez personas dentro del vehículo nos pusimos de pie y bajamos del camión de inmediato.
Quien abrió la puerta era un superior de nosotros, alguien de chaleco azul con el logo de la fundación y cabello castaño. Yo sabía que se trataba del líder de la organización Jacob aunque mis compañeros al no conocerlo solo lo miraron con respeto y bajaron del camión blindado < ¿Qué tan grande es toda esta operación como para que él esté presente? Esto es muy extraño>
Yo fui uno de los últimos en bajar, la noche que se cernía en el cielo era profunda, no había estrellas y la única fuente de iluminación provenía de las lámparas de las calles. Sumado a todo esto el clima estaba bastante húmedo, casi como si estuviera por llover.
Podían escucharse muchos pasos además de los míos y los de mis amigos, el ambiente era similar a la base militar de un ejército. Había algunas carpas levantadas improvisadamente y sobresalían unos veinte camiones blindados más por lo que éramos alrededor de 200 operativos activos solo para esta misión.
Los superiores rápidamente organizaron a las unidades gracias a los entrenamientos y ordenes previas, las cinco personas que estaban en el camión junto a nosotros se organización con otras 10 más para que diéramos un total de 20 personas –Ustedes van a ser la unidad tres –nos informó una mujer de rango superior delante de todos nosotros.
Ligeramente Tomas acerco su cabeza con cabello rubio similar a un pedazo de virulana a nosotros cuatro –Esto es muy extraño, parece que estamos en una guerra civil.
-Sí, yo me siento de la misma forma –contesto el mellizo mayor Nicolás.
Antes de que pudiéramos seguir hablando la mujer de rango superior a nosotros que nos formó como unidad se acercó y a cada uno nos entregó un rifle de asalto –Esto solo confirma tus teorías Tomas –le dije observando el arma.
Después de que la mujer de rango superior junto a otros dos asistentes terminaron de entregar las armas ella regreso al frente de la unidad -¡Escuchen con atención! Estas armas fueron modificadas por lo que solo podrían aturdir a una persona, según la información que manejamos de una fuente confiable no hay personas dentro pero si un sistema de seguridad automático del cual deberán encargarse.
Cuando ella termino de hablar pudieron escucharse fuerte pisotones sincronizados y al levantar la cabeza para un costado logre ver otra unidad de 20 personas moviéndose para ingresar al almacén de contenedores.
-Que nervios, mi cuerpo no deja de temblar –hablo el mellizo menor Matías agarrando mal su arma.
La chica de piel pálida se acercó a él y acomodo su agarre–Es normal ya que nunca antes hicimos algo como esto –comento ella. Sin duda alguien experto podría darse cuenta que ella estaba muy nerviosa, pero intentaba ocultar eso en frente de sus compañeros para parecer fuerte.
Después de que nuestra amiga termino de ayudar a su compañero se escucharon los pasos fuertes de otro grupo de personas entrar al lugar –Ese es el segundo grupo en entrar, y esa mujer dijo que somos el tercer grupo–unió los hilos Tomas para hacer dos más dos.
No obstante para cuando el chico de cabello desprolijo llego a esa conclusión ya fue demasiado tarde -¡Muévanse ustedes ahora! –grito la mujer de rango superior a nosotros.
La unidad estaba formaba de cuatro filas de cinco personas cada una, primero se movieron los 15 miembros delante nuestro y después los seguimos nosotros por detrás. Trotamos hasta acercarnos al lugar y atravesamos un gigantesco portón abierto para entrar al edificio que parecía abandonado. Se trataba de un almacén de contenedores, el lugar es gigantesco ya que tenía varios contenedores apilados uno encima de otro además de que los que estaban apilados en el suelo parecían formar un laberinto metálico aterrador.
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Editado: 21.07.2022