No necesitaba dormir, no necesitaba comer, no necesitaba respirar y al parecer nada podía lastimarme. Intente dejar de hacer todas esas cosas en un intento de acabar con mi vida después de tantos años encerrada aquí. Pero nada de eso funciono, no entendía el funcionamiento o las leyes que rigen esta dimensión; pero por decirlo de alguna forma era como si alguien despegara una figurita de la pared.
En muchas ocasiones intente usar mi habilidad estrella para regresar, aunque fue completamente inútil, no tenía nada para hacer. Había recorrido cada rincón de este lugar miles de veces, había hecho incontables veces todo lo que pudiera hacer: distraerme con cualquier cosa, autolesionarme, masturbarme y leer cualquier cosa que pudiera encontrar.
Hace años que había dejado de contar y de llevar la cuenta del tiempo que estaba aquí, sabía que eran muchos años, aunque mi mente sentía que paso el triple de tiempo. Llego un momento en el que me había resignado de todo y me limite a simplemente existir, mi cuerpo respiraba, hacia circular la sangre, pero yo solo me encontraba tirada en una cómoda cama, en una fría y oscura habitación.
Permanecí ahí días o tal vez semanas sin hacer absolutamente nada, me perdía infinitamente en mis pensamientos esperando a que, tal vez, simplemente, mi cerebro dejara de funcionar y acabara con todo este sufrimiento eterno que era la soledad.
Lamentablemente para mí ese destino solo se alejaba más y más de mi alcance y para mi mala suerte mi cuerpo parecía no envejecer con el tiempo. Era como si yo y todo el lugar estuviéramos congelados o en un lugar fuera del tiempo, al respirar o hablar podía notarse como de mi boca salía aire, aunque no sentía el frio en mi cuerpo. Observando por las ventanas podía ver lo que se encontraba fuera, un suelo liso gris de aspecto áspero con un fondo negro decorado con estrellas que se extendía hasta el más allá.
Eso sí, nunca abandone este lugar, tenía demasiado miedo del exterior para hacerlo, además de que no tenía nada de información de lo que podría encontrarme afuera. Sin embargo, con el pasar de los años, ese miedo desaparecía de a poco y sabía que en algún momento tomaría la decisión final de abandonar este lugar para perderme en el exterior.
Como ya había dicho antes, me encontraba tirada en una cómoda cama en una habitación envuelta de frio y oscuridad. Simplemente estaba ahí existiendo sin un propósito…cuando sucedió repentinamente, por un segundo me alegre muchísimo al pensar que iba a morir. Un dolor insoportable atravesó todo mi cuerpo varias veces acompañado de espasmos. Podía sentir como mi cerebro se hinchaba hasta el punto de querer quebrar mi cráneo, y para concluir fue que lo vi.
Hace años dejé de contar los días, pero supe que era miércoles 14 de octubre, no comprendía como sabia eso, pero simplemente una gran oleada de información comenzó a filtrarse dentro de mi cabeza: nombres, situaciones, recuerdos, emociones. Todo se fusionaba con mí ser al mismo tiempo que yo compartía todas esas cosas también.
Me levante abruptamente de la cama, podía observar la vacía habitación donde me encontraba, aunque al mismo tiempo mi vista se superponía con la de alguien más y también podía ver un pasillo en el cual había varios cuerpos tirados en el suelo, podía ver como salía sangre del interior, así que debían haber muerto muy recientemente.
Por un segundo sentía que me encontraba en el lugar de esa persona y esa persona se encontraba en mi lugar y allí fue cuando lo reconocí. Pasaron tantos años que su apariencia había cambiado y eso me dificulto reconocerlo, pero debía tratarse de él, sin duda se trataba de él.
Podía sentir como la vida de mi hermano se estaba escapando de mi cuerpo y no iba a permitir que nuestro reencuentro fuera también nuestra última vez. Observe el lugar donde él se encontraba y vi una jeringa tirada en el suelo, reconocí al instante el logo que tenía, lo había visto muchas veces en este lugar, y, aunque Bael no se encontrara a mi lado yo le hable con una absurda sensación de que él me escucharía - Hermano, escúchame hermano. Este no es tu momento de cerrar los ojos, ese logo en la jeringa…era del Culto a la Ciencia.
Escuchar mi voz dentro de su cabeza lo hizo reaccionar para evitar morir en este instante, mi cuerpo estaba muy agitado con la adrenalina recorriéndolo a mil. Esta situación, esta fantástica situación era algo que imaginaba en mi mente miles de veces y se estaba haciendo realidad en este lugar. No podía creer eso y tampoco explicarlo, aunque no quería hacerlo, solo quería disfrutarlo.
//Amelia//
Su voz se filtró dentro de mi cerebro con un eco astral, sus emociones comenzaron a llegar a mi cuerpo y podía sentir su impotencia, una necesidad de venganza y mucha ira. Pero entre todo ese caos logre ver algo más, al lado de esa jeringa vacía se hallaba una nota –La nota hermano, tómala –le ordene, por lo que me obedeció.
Sus ojos observaron las palabras que contenían ese papel arrugado, no era necesario que lo leyera ya que la información de su cerebro paso a la mía mediante una extraña conexión astral –Han sido reunidos una vez más –repetí la información de esa nota que leyó mi hermano –Pero para mantener ese lazo ha de asesinar a todo ese Culto que venera a la ciencia.
Reflexione un segundo todo esto, lo que mi hermano sentía era lo mismo que nos pedían –Los objetivos chocaron ¿O solo se potenciaron? – tenía demasiadas preguntas en mi cabeza, pero todas eran silenciadas por una desbordante felicidad de poder ver a mi hermano una vez más, aunque sea de esta manera. Y eso era algo que no quería perder y podía sentir que Bael quería lo mismo.
Lo primero que hicimos después de eso fue escapar rápido de ese lugar para no ser atrapados y mientras él hacía eso yo me ponía al día observando todos sus recuerdos y la información almacenada en su cerebro.
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Editado: 24.05.2022