#4 AL DIABLO EL COLEGIO
Los chicos lo miran.
- - Así que... también lo sentiste - le dice el joven a Samuel
- - Si él también lo vió debe ser verdad. Está bien , te creo , Jimmy - la chica le habla al chico
- Samuel no sabe que decir. ¿Acaso ellos también presenciaron esa extraña luz , ese extraño ruido?. El chico de pelo naranja y camisa azul a cuadros extiende su mano hacia Samuel, que se queda observando durante unos instantes a la chica de pelo azul que estaba a su lado. No le llamaba la atención la chica , sino su pelo. Era un azul muy opaco, claramente artificial , pero a la vez muy hermoso. El pelo del chico no tenía mucho misterio , era pelirrojo anaranjado por naturaleza.
- Samuel extiende su mano también para estrecharla con la del joven.
- - Llamame Jimmy. Ella - señalando a la chica de pelo azul que estaba a su lado - es Miki.
- - Un placer. Yo soy Samuel - asciente con la cabeza a la chica mientras mueve de arriba a abajo la mano que aún estaba pegada a la del chico -
- Samuel derrepente se da cuenta y pregunta
- - ¿Eres americano?
- - Soy de Otawa , Canadá - responde el pelirrojo -
- - Yo soy de aquí , de Wakou , Japón. Pero se hablar inglés - confirma la chica -
- Samuel se sintió un poco menos extranjero , un poco más en casa de lo que nunca se sintió desde que llegó a Japón. Encontró más gente que hable su mismo idioma.
- - Tengo muchas preguntas - Samuel recuerda que debe encontrar la localización del colegio y alguna estación mediante la cual pueda recibir el dinero de su madre. Pero no es ninguna de esas cosas lo que realmente quiere saber.
- - Ustedes... los escuché hablar sobre un mito, ¿Se refieren a lo que ocurrió anoche, verdad?
- Los chicos se miran mutuamente antes de responderle a Samuel. Finalmente, entre un silencio que parecía eterno en la silenciosa recepción del hotel, le contestan. Es la chica
- - Hay un mito que dice que durante el mes de Octubre, cada setenta años, una extraña locomotora aparece recorriendo las calles japonesas. Jimmy dice haberla visto ayer en la noche. Sin embargo, yo nunca la ví aún.
- Jimmy acota.
- - En fin, somos de la habitación trece, ve a vernos hoy por la noche y te contaremos más. Es normal que no conozcas nada sobre el mito, después de todo no eres de aquí.
- - Me dijiste que eras de Canadá. ¿Que no eres tu también extranjero?
- - Si, Samuel, ¿verdad? Pero vivo aquí desde hace ya cuatro años. ¿Está bien si te llamo Sam , verdad? - preguntó el pelirrojo algo preocupado.
- - Claro. No te preocupes, Jimmy...
- Tras sonrisas entre los tres de despedida, Jimmy y Miki se fueron apurados del hotel. Llevaban puesto uniformes escolares, por lo que allí seguro se dirigían. Samuel debía ahora ir a recorrer para localizar la escuela. Mas no es eso lo que tiene en mente.
Quién diría que a tan solo dos cuadras del hotel estaría el objetivo de Samuel: Una biblioteca. Apenas llega, entra y saluda amablemente a la recepcionista. Se dirigió a la sección "not Japanese" de libros, un pasillo completo de libros de otros países que fueron donados a esta biblioteca en Wakou. Allí encontro un diccionario Inglés-Japonés, lo que buscaba. Regresó a la sección japonesa de la biblioteca (básicamente todo el salón) y comenzó a buscar más información.
- - Aquí dice... "La Historia del Pueblo de Wakou" si no estoy mal. Perfecto.
- Lo abrió ,y tras pasar página tras pago a durante casi quince minutos, encontró algo.
- - "El Expreso del Mes de Octubre", ¡Bingo!
- De pronto, la bibliotecaria se acercó a la mesa en la que Samuel se encontraba leyendo el libro. La sombra del encorvado cuerpo de la señora llamó la atención del joven. La vió a los ojos.
- - Ah... Yo... No...No soy de aquí, no hablo japonés.
- La señora, sin demasiado esfuerzo y más rápido de lo que él esperaba, le entendió. Lo tomó del brazo, le puso el libro sobre Wakou entre los brazos y le sonrió.
- - Usted... ¿Quiere que me lleve el libro? Déjeme paga- La señora cerró la puerta sin escucharlo.
Poco tiempo después, Samuel regresó al hotel. Nuevamente, sin haber visitado el colegio o buscado algún lugar para transferir el dinero. En cambio, trajo ese libro. Se sentó en su cama, cerró la puerta y comenzó a leerlo...¿Por qué perder el tiempo con el colegio si puedes estar usándolo para informarte sobre un mito? Un maravilloso mito que él ansiaba con descubrir...