#5 OTRA VEZ...
" ... este maravilloso tren, de actual paradero desconocido, no se sabe a dónde va ni de dónde viene. Cabe destacar que todo aquel que se haya subido, no ha regresado jamás. No hay testigos que evidencien la existencia del viaje o que detallen el interior del tren. Una cosa es segura... el tren existe. Es posiblemente el mito más grande que el pueblo de Wakou tiene hasta la fecha, y sigue siendo un misterio, una leyenda."
Samuel terminó de leerlo. O al menos, la sección que le interesaba. Ya que el resto del libro eran fechas de primeros avistamientos y testimonios sin importancia de la gente sobre el tema. Ya el sol se ponía de nuevo. Otro día sin hacer lo que debe.
Samuel, tras leer el libro, tomó una decisión: Esperar toda la noche al tren. Era arriesgado y sería difícil resistir el sueño, sobre todo porque no comió ni durmió en todo el día por leer el libro, pero decidió hacerlo. Ese tren realmente ha capturado su atención.
Se acercan las doce, otra vez, como el otro día. Sentado en la cama de su habitación, observando la ventana, esperaba. Derrepente un pensamiento llega a su cabeza. "No he visto a esos chicos de nuevo. Tampoco a Emily. ¿Estará bien?" Pocos minutos después, aún viendo fijamente la oscura calle, otro pensamiento llegó. "¿Y mis padres? Estarán bien. No debería haberme tardado tanto en hacer lo que me dijeron. Cómo sea, hoy es el único intento. Si hoy no ocurre nada me dedicaré de lleno al colegio de una vez por todas."
Entonces, ocurrió...
Un temblor aparecía, un pequeño chillido, una potente luz se acercaba del lado derecho de la calle.
- - No puede ser... Debo bajar a verlo.
- Dejando la puerta de su habitación abierta por la emoción, salió del hotel y se paró enfrent de la calle. Calle que ya no estaba tan oscura.
- No lo podía creer. Una brutal ventisca acompañada del magnífico ruido de las ruedas introducían al enorme tren gris por la calle. Samuel se sentía una mísera cucaracha al lado de algo tan imponente. Cuando parecía que el tren seguiría de largo, comienza a detenerse.
- - Acaso...
- Al frenar por completo y desprender humo y vapor, una puerta de abre en la mitad del tren, en el vagón central. De dentro salía una luz amarilla cálida muy fuerte. Dos señores aparecen a contra luz desde dentro.
- Samuel observaba a sus alrededores, al recepcionista del hotel que parecía desmayado. ¿De verdad nadie más estaba viendo esto?
Uno de los dos hombres baja las pequeñas escaleras y se posa frente a la puerta observando a Samuel.
- - Me dijeron que vendrías...
- - ¿Yo? - Pregunta el joven confundido y algo asustado.
- - Soy Roger, aunque puedes llamarme capitán. Así es, soy el capitán de ésta nave.
- - ¡No alardees tanto, que yo también soy el capitán! - gritó desde dentro del tren el otro señor.
- - ¿Y bien? - pregunta el señor frente a Samuel, cada vez más cerca, como intentando convencerlo de algo.
- - Y bien... ¿Qué? ¿De qué habla?
- - Del tren, ¡Por supuesto!. ¡Esto es el legendario "Expreso Divino"!, mito viviente del pueblo de Wakou. - dije algo excitado el señor en voz alta.
- Samuel seguía shockeado. El dolor de cabeza regresaba. No podía moverse.
- - ¡Vamos, Roger! No te tardes tanto. Tenemos que llegar pronto a ver la constelación Polaris está noche, tenemos un itinerario - gritó el hombre desde dentro
- - Ya voy, Stully. Aún estoy esperando a que el chico tome una decisión.
- Samuel se dió cuenta que hablaban de él. Mientras el hombre que estaba en la puerta del tren miraba para todos lados, como apurado, el otro estaba frente a Samuel presionandolo.
- - De qu- de que- ¿De que hablan...? - tartamudeó el joven.
- - ¿Vas a subir? Stully tiene tu boleto...
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