Eric logró que su líder Sam nos diera una habitación, la cual tiene dos camas, un baño pequeño y una ventana por donde entra un poco de luz natural. Esta mañana nos despertó una alarma comunal de la escuela, todas las personas iniciaron sus labores desde entonces; hay granjeros, lavanderas, niñeras, cocineras, etc... Parece una mini ciudad que apenas comienza, también nos informaron que habría una capacitación o exposición en donde nos explicarían cómo inició todo esto, cómo es que el virus logró adaptarse con tanta facilidad a nuestro ADN y cómo podemos no infectarnos.
Ally está jugando con unos niños en una pequeña zona verde que cuenta con un parque, Dann y yo decidimos dejarla unos minutos con una de las niñeras y mientras tanto nosotros podríamos ir al auditorio para recibir la información que nos quieren dar.
Entramos a la estancia, vemos un montón de personas sentadas en las sillas de teatro y el bullicio de la población inunda todo el lugar. Mi hermano decidió tomar asiento en la sexta fila, pero yo decidí quedarme parada a lo último del salón, en la entrada de éste, porque no soy de las personas a las que les interesa este tipo de cosas. Realmente es muy sencillo para mí entender lo que pasa, me basta con la explicación que obtuve de Eric la noche pasada y aunque en la escuela no tenía las mejores calificaciones, la única materia que me salvaba de vaga era microbiología. Y para ser honesta, siempre me había gustado la biología, sin importar cuál rama de la ciencia fuera.
― ¿Eres de las chicas que no toma asiento en los eventos? —escucho la voz de Eric mientras cruza la entrada.
― Supongo. —me encojo de hombros sin mirarlo a la cara, con un pie apoyado en la pared, como la supuesta "chica mala" que soy según mi hermano.
― Te vas a cansar.
― Entonces me acuesto en el piso.
El chico sonríe, dejándome ver su dentadura perfecta. —Yo haría lo mismo. —se cruza de brazos, mientras se recuesta en la pared a mi lado.
― Te felicito. —bromeo.
― Gracias.
― ¿Quién va hablar? —pregunto.
― Mi papá.
― Genial. —enarco ambas cejas haciéndome la sorprendida.
Finalmente, la multitud hace silencio y un hombre alto, fornido, castaño, con ojos verdes, vestimenta casual y barba al estilo de Chris Hemsworth sube al escenario. El gentío empieza a gritar como si se tratase de una súper estrella de la música o algo parecido, a lo que el hombre responde levantando su mano en forma de saludo, acompañado de una gran sonrisa igual o más perfecta que la de Eric.
― ¡Buenos días! —saluda con emoción mientras se pega al micrófono. —Hoy es un hermoso día; soleado, templado y cuando lo veo, dudo que el fin del mundo haya llegado.
Toda la gente ríe como respuesta al comentario.
― ¿Ese es tu padre? —inquiero
― Sí, es el mejor.
― Claro —me tapo la boca intentado contener la risa, pero ésta se desvanece en cuanto veo el logo del chaleco que tiene puesto el chico a mi lado. Es el mismo símbolo que tenían las balas gigantes que mataron a cientos de adolescentes en mi escuela.
Corro hasta donde está el asiento de mi hermano y empujo a la mujer que está sentada a su lado, logrando así que me fulmine con la mirada. Me acomodo y acerco mi boca hasta la oreja de Dann, para susurrarle lo que está pasando; justo como cuando estás en kínder y le cuentas a tu amiga el chisme del año.
― Ellos son los que atacaron la escuela.
― ¿Qué? —aleja mi mano y boca de su oído y me mira con cara de "WTF" —Sí, —abro demasiado los ojos. —las balas gigantes tenían un símbolo en la mitad y Eric tiene ese símbolo en su chaleco antibalas.
Danniel mira hacia el frente, aprieta su mandíbula haciendo que se marque más de lo normal, pestañea en cámara lenta y vuelve a poner su atención en mi rostro. ― ¿Te das cuenta que las dos veces que hemos seguido tu instinto de supervivencia en el fin del mundo, siempre terminamos con gente desquiciada a nuestra espalda? ―espeta entre dientes.
― Lo sé, pero soy tu hermana menor, así que es normal que no sepa lo que hago.
― Eres menor solo un año, y ese no es el problema. Tú problema es que no controlas las hormonas y te guías solo por el físico de un idiota. Y no me hagas recordarte la larga lista de "noviecitos" basura que arrastras con tu trasero. —lanza una mirada amenazadora.
Ruedo los ojos. —Es el fin del mundo, Dann. Solo olvídalo ¿Quieres?
― Lo olvidaría si eso no me perjudicara junto con Ally. Así que más te vale que nos saques de este embrollo, y que sea rápido.
Suspiro y me levanto con brusquedad, logrando volver a golpear a la mujer con ganas de matarme, que anteriormente estaba junto a mí hermano. Sinceramente, no sé cómo salir sin despertar sospechas, es decir, por lo que veo, esta gente no tiene ganas de ayudar a los desamparados en el fin del mundo; lo único que quieren es cooperar para que se dé la exterminación mundial.
Camino en dirección a Eric, y aunque sé que lo que estoy a punto de hacer es descabellado por dondequiera que se le mire, es la única opción que se me ocurre, nos puede servir como boleto de salida express.
― Nos tienes que ayudar a salir de aquí. —escupo para el chico.
― ¿Qué? —pregunta confundido, mirando hacia arriba para poder visualizar mi cara con claridad mientras está sentado en el piso del auditorio.
― Si sabes todo lo que está haciendo tu padre y su grupo de médicos especializados de Harvard, nunca debiste dejarnos llegar hasta aquí.
― ¿De qué hablas? —se levanta para quedar unos metros más arriba que yo.
― Cuando empezó todo esto, estábamos Dann, Ally y yo en la escuela, empezaron a caer una especie de balas gigantes del cielo. Aplastaron a muchos de mis compañeros, el pánico se apoderó de la gente y mientras corrían para escapar, había drones gigantes escaneando todo el lugar. Y mi hermana estaba a punto de ser asesinada por un maldito robot desquiciado corta niños a la mitad. Todas esas máquinas locas tenían el símbolo que tú chaleco tiene. —explico sin pausa entre las palabras, señalando la prenda con mí índice.