Extraño Milagro De Navidad

13

Sky y yo ganamos.

No por puntos, las personas decían que merecíamos ganar y le dieron su camiseta, un gorro navideño (que está usando alegremente) y nuestro cupón para comer gratis.

Pero antes de comer, vamos a subirnos al Precipicio. Normalmente no haría nada de esto pero si de todas formas me iré pronto, si jamás regresaré a este lugar y si le diré adiós a esta ciudad y todo lo que hay en ella, ¿Qué más da si lo hago?

Estamos en la cola del juego, los gritos de las personas que están en el juego actualmente son fuertes y siento una presión en mi pecho. Tal vez es un error, tal vez me voy a caer y tener una muerte horrible. Tal vez no me importa.

—Tu gorro se va a caer —le digo a Sky.

Él se encoje de hombros. — ¿Alguna vez viste Indiana Johns? El sombrero nunca lo abandonaba y él no abandonaba su sombrero, ese soy yo con mi gorro.

Bajo el rostro para sonreír. No sé qué tiene Sky pero él es una persona irritablemente divertida. No recuerdo cuando fue la última vez que me sentí de esta forma, casi pareciera que nada está mal en mi vida. Pero lo está y cuando salgamos de este lugar, recordaré todo el dolor de nuevo.

Finalmente es nuestro turno, caminamos hasta los asientos y mi corazón late rápidamente. Un hombre pasa con todos para asegurarse que esté todo bien asegurado y nos pide que no nos inclinemos hacia adelante. No sé porque, espero que eso no signifique que esto no es tan seguro como quisiéramos.

Sky me voltea a ver sonriendo. —Es la primera vez que hago esto.

Yo asiento. —También la mía.

Mueve su pie y toca el mío. — ¿Crees que gritarás? Yo te apuesto que lo harás.

Me tomo de los tubos metálicos. —No sé, creo que es un error.

Niega riendo. —Ya no te pues arrepentir, estamos a punto de subir.

El juego hace un ruido, comenzamos a elevarnos lentamente y siento cosquillas por toda mi espalda. Mi respiración se acelera, cierro los ojos cuando vamos a mitad de la torre. No hay forma de bajarme ahora, ya no puedo huir ni arrepentirme, solo queda afrontarlo todo.

El juego deja de subir. —Abre tus ojos, Petal.

Ni loca. —No.

Escucho a Sky reír. —Mira que hermosa vista, por favor.

Mis piernas están colgando, el aire es diferente y sé que si abro los ojos me encontraré con algo que no quiero ver. Sigo así hasta que siento la mano de Sky sobre la mía.

Abro lentamente los ojos, puedo ver todo el parque desde aquí. No sé si le tengo miedo a las alturas o no pero esto es irreal. Jamás pensé que vería esto de esta forma, desde aquí.

—Sky —recuerdo algo sobre él—. ¿Es así como veías cuando te pasó eso?

Me mira y asiente, el viento mueve algunos mechones de mi cabello pero no puedo cubrirme la cara porque él sostiene mi mano izquierda. —Algo así, solo que yo veía el mar.

Miro al frente, ¿Si muero ahora esto vería? Interesante. — ¿Ya no le tienes miedo a la muerte? —pregunto.

Mueve sus piernas. —Creo que no, creo que me da más miedo pasar tiempo en esta tierra sin haber hecho algo importante.

Yo sigo intentando controlar mi cabello con mi otra mano. — ¿Cuándo nos bajaran?

Suelta una risa pequeña. —Ese es el punto, dejarnos aquí hasta que se nos olvide qué estamos haciendo y luego, nos dejan caer —afirma—. Quieren sorprenderte.

Niego. —Odio las sorpresas.

Levanta sus piernas lo más que puede. —Yo amo las sorpresas.

—Por supuesto… —no pude terminar de decirlo.

De pronto bajamos varios metros rápidamente. Yo cierro los ojos y tomo la mano de Sky con fuerza. Nunca he caído al vacío pero seguramente se siente de esta forma. No sé cuánto tardó pero sentí que jamás dejaba de caer, mi corazón latía tan rápido que podía escucharlo.

Abro los ojos cuando se detiene a la mitad y ahora sube de nuevo, un poco más rápido que la vez anterior. Sky tiene el rostro rojo pero está sonriendo ampliamente, levanta mi mano y grita emocionado.

Y yo no puedo detener los latidos de mi corazón. — ¡Tu gorro! —Le grito—. No se cayó.

Él lo toma con la otra mano y le da vueltas en el aire riendo. Es ahí cuando volvemos a caer, varias veces y mi espalda se despega del respaldo. Me aprieto con mucha más fuerza, al tubo y a Sky.

En ese momento, olvidé mi cara y todo lo demás. Solo pensaba en la caída, en la altura y en la mano de Sky. Los gritos de las demás personas eran muy fuertes, yo quería gritar también pero mi boca permaneció cerrada.

Nos suben y nos bajan de nuevo, tan rápido que mi cabello me cubre toda la cara y finalmente se detiene. Algunas personas aplauden cuando termina la atracción.

Sky es una de ellas.

Las barras protectoras se levantan y finalmente podemos bajar. Sky se coloca frente a mí antes que pueda hacer reaccionar mis piernas y me coloca el gorro sobre la cabeza dejándome todo el cabello frente a mí. Comienza a moverlo para retirarlo pero empujo sus manos.

—Yo lo hago —aviso, ajustándome el gorro sin quitármelo.

Sky toma mi mano y me ayuda a levantarme, él está sonriendo mientras me guía para salir de ahí y darles permiso a las demás personas. Salimos y suelta mi mano.

— ¡Lo hicimos! —Grita—. Ahora tenemos un almuerzo gratis que comer —señala hacia atrás—. Vamos Petal, tengo hambre.

Asiento mientras lo sigo.

Llegamos al lugar, está todo decorado de navidad y al centro hay un pequeño árbol con algunos regalos, que seguramente son falsos, por debajo de él.

Pedimos sándwiches de pavo y dos cafés helados. Nos sentamos en una mesa al fondo, finalmente me quito el gorro y lo dejo sobre la mesa. Sky se colocó la camiseta que ganó por encima de la que ya tenía, estoy descubriendo que él hace cosas como esas y creo que es un poco divertido.

Me pregunto porque está aquí conmigo ahora, ¿No tiene mejores cosas que hacer? ¿No tiene amigos? ¿Una pareja?

Muerdo mi labio tomando una servilleta y la doblo por la mitad. —Um… entonces, ¿Dejaste a tu novia en la otra ciudad?



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En el texto hay: navidad, milagros, navidad y romance

Editado: 22.12.2022

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