Faddei

Día 5

Faddei despertó en un motel al amanecer, mientras la melodía de 'Feeling Good' de Michael Bublé llenaba la habitación, contrastando con la determinación y foco que sentía en su interior. Se levantó con calma, sus movimientos deliberados y precisos, mientras se preparaba para la confrontación que le esperaba. Se vistió con su traje, ajustando cada detalle con cuidado y precisión, y sacó sus armas, verificando que estuvieran cargadas y listas para usar. Finalmente, se colocó la capucha, con un estilo que destacaba su rostro y revelaba una ferocidad contenida. Salió del motel y se dirigió al auto rentado, un convertible con líneas naranjas a los lados. Al encender el motor, la potencia del vehículo resonó en la silenciosa mañana. Condujo a toda velocidad hacia el hotel donde Dimitri y Ravageclaw se escondían, cada kilómetro recorriendo acercándolo a su objetivo.

Faddei irrumpió en el hotel con una confianza implacable, subiendo en el ascensor hasta la parte superior del edificio. Cuando las puertas se abrieron, se encontró cara a cara con un grupo de agentes que lo esperaban con los brazos abiertos. La escena se convirtió en un torbellino de violencia, una coreografía de lucha que Faddei dirigió con una precisión quirúrgica. Con una mezcla de agilidad felina y fuerza descomunal, derribó a los agentes uno por uno, cada golpe y patada calculado para maximizar el daño. Los disparos resonaban en el pasillo estrecho mientras Faddei avanzaba, su determinación inquebrantable. Utilizó cada recurso a su disposición, cada movimiento diseñado para desmantelar a sus oponentes con una eficiencia letal. La lucha era intensa, pero Faddei no se detuvo hasta que el último agente cayó al suelo, vencido y sin aliento. Faddei emergió victorioso, su figura imponente y su mirada feroz, como un guerrero que ha vencido en el campo de batalla.

Finalmente, Faddei llegó a una puerta reforzada al final del pasillo. La abrió de un golpe, y se encontró cara a cara con Ravageclaw y Dimitri. Sus ojos se encontraron, y la traición y la ira se palpaban en el aire como un vapor tóxico. Dimitri, con una sonrisa cínica, observaba la escena con una mirada de desprecio, mientras Ravageclaw se preparaba para un enfrentamiento final con una ferocidad animal.

- Faddei - dijo Dimitri con una voz cargada de falsedad, "parece que has llegado al final del camino".

- Esto no ha terminado - respondió Faddei con una voz firme y segura, su mirada fija en Dimitri con una intensidad inquebrantable.

La habitación se llenó de tensión mientras los tres se preparaban para el enfrentamiento decisivo. Ravageclaw se sorprendió al ver a Faddei de pie, su incredulidad evidente en sus ojos.

- ¿Quién eres? - preguntó Ravageclaw con un tono mezclado de asombro y furia.

- Shadowfang - respondió Faddei con firmeza, su mirada llena de determinación y su voz cargada de autoridad.

Sin más palabras, Faddei y Ravageclaw se abalanzaron el uno contra el otro, sus fuerzas chocando con una intensidad que resonó por toda la habitación. La pelea fue feroz, un intercambio brutal de golpes y ataques que parecía no tener fin. Ravageclaw, con su fuerza descomunal, intentaba aplastar a Faddei, pero este último, con su agilidad y destreza, esquivaba y contraatacaba con una precisión letal que hacía que Ravageclaw retrocediera. En medio del caos, Faddei lanzó una navaja a Natalia, quien logró liberarse y correr tras Dimitri con una velocidad y determinación que no conocía límites. Dimitri, intentando huir, se encontró con Natalia en el pasillo y la confrontación fue inmediata. Natalia atacó con una ferocidad alimentada por la traición y el dolor, mientras que Dimitri intentaba defenderse con una desesperación que no lograba disimular.

—¿Por qué haces esto? —gritó Natalia, golpeando a Dimitri con todas sus fuerzas, su ira y frustración contenidas en cada golpe.

—Rusia debe ser la nueva superpotencia —respondió Dimitri, defendiéndose como podía, su voz cargada de ambición y desesperación—. Bajo mi control, dominaremos el mundo y nadie podrá detenernos.

La pelea se intensificó, Natalia ganando terreno poco a poco, su determinación y fuerza superando a Dimitri. Pero Dimitri, sintiendo que estaba perdiendo, intentó jugar su última carta, su voz cargada de desesperación y desafío.

—Si muero, el mundo cazará a Faddei por los crímenes de guerra que Ravageclaw ha cometido —dijo, intentando sembrar la duda en Natalia.

Natalia vaciló por un segundo, lo suficiente para que Dimitri intentara un último ataque, pero con una explosión de fuerza y determinación, Natalia lo derribó, dejándolo incapacitado en el suelo.

De vuelta en la habitación, Faddei y Ravageclaw continuaban su lucha, cada movimiento cargado de una feroz intensidad. Shadowfang sabía que debía terminar esto pronto para ayudar a Natalia y asegurar que Dimitri no pudiera llevar a cabo sus amenazas. La resolución en sus ojos era clara: protegería a sus amigos y evitaría la manipulación de Dimitri a cualquier costo.

Natalia, aprovechando la confusión y el caos, logró liberar a Chronoport. Al voltear, presenció la impactante escena de Dimitri quitándose la vida, sumergiendo la habitación en una tensa quietud. Sin embargo, no podía permitirse quedarse atrapada en el horror del momento. Con determinación, se dirigió hacia donde estaba Zack, liberándolo de su cautiverio.

Cuando Natalia llegó junto a Faddei, Ravageclaw ya estaba derrotado, vencido por la feroz determinación de Shadowfang. Juntos, se prepararon para dejar el lugar, conscientes de que el tiempo apremiaba y la situación podía volverse aún más peligrosa. Con Zack a salvo y el enemigo derrotado, Faddei, Natalia y Chronoport salieron del lugar justo a tiempo, escapando antes de que la destrucción los alcanzara.

Mientras se alejaban, el edificio se desmoronaba detrás de ellos, una sombría recordatorio de los peligros que habían enfrentado y la victoria que habían logrado. Cronoport regresó a España. Con dificultad, Faddei y Natalia regresaron a Australia, donde se dirigieron a casa de Zack.




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