Tercer capítulo de la actualización cuádruple por navidad y año nuevo
Él levantó su mano y la lanzó a su mejilla, cerró los ojos y giró su rostro, el golpe nunca llegó a ella, pero su mano, su mano se mantenía allí, a unos cuantos centímetros de su mejilla.
Estaba temblando, y con miedo abrió los ojos observando a Bennett.
En su mirada el frío, la ira y el odio se posaban en ella como una maldición.
Sus mejillas fueron tomadas con fuerza y su cabeza fue golpeada contra la pared.
—Deja esa cara, la odio, odio tu rostro. Si pudiera divorciarme de ti lo habría hecho hace mucho —llevo sus manos a su cuello donde lo acarició para luego pegar su nariz —hueles delicioso, si no fuera por tu cuerpo, por tu mente, por tu belleza te habría botado hace mucho. Pero sabes una cosa —beso su cuello haciendo ligeros chupones en él —, encontré a alguien que pudo darme lo que tu nunca pudiste. Placer
Agarró uno de sus pechos con fuerza, llevándo todo el peso de su cuerpo a ella.
Intentó apartarse de él pero la diferencia entre fuerza era mayor, no dejaba de tocarla, de tratar de quitarle el vestido para dejarla al desnudo, de besarla.
Aunque girara su cabeza siempre encontraba la manera de verse acorralada por sus besos.
Bennett tomó sus mejillas y la obligó a besarlo.
Sus brazos se pegaron contra su pecho, para tratar de empujarlo, pero era imposible, por último, viendo su situación, mordió la lengua Bennett con fuerza.
Bebió un poco de su sangre para luego empujarlo.
La boca de Bennett está rodeada de líquido carmesí y un hilo rojo se posó en su barbilla.
Se limpió la barbilla, observándola de una manera amenazante.
—Límpiate las lágrimas, odio ver a una mujer llorar, en especial una tan débil. Te espero en una hora en mi despacho, si no vienes, abstente a las consecuencias —fue lo último que dijo al salir de la habitación
Se llevó la mano a la boca conteniendo gritos, mientras lágrimas caían de sus ojos y se escurría por sus mejillas.
El asco que sintió mientras Bennett la tocaba, besaba, y agarraba no se puede describir.
Era abrumador tener que ser tomada por él, ya no sentía lo mismo, era como estar con un extraño el cual vive bajo tu techo.
Así fue con Eileen, y ahora su martirio es tener que vivir con las personas que odia en su palacio.
Estaba cansada, pero no se podía divorciar, aunque no tiene sangre noble, no nació en Melione; muchos la aman, muchos la respetan y quieren tenerla cerca.
«No importa cuánto tenga que sufrir, si mi imperio está bien, yo estoy bien» se secó las lágrimas tomando aire
Era imposible contenerse, por primera vez en su vida sintió miedo ante un hombre.
***
Eileen tenía como invitado en la biblioteca a Ossian.
Le contaba todo sobre el origen de la emperatriz y la mujer solo pudo hacer una cara de sorpresa.
—Entonces esa es toda la historia, sabe me siento ofendido al ver al emperador casado con ella. Es una decepción tener a una plebeya en el trono, ¿no le parece? —comentó Ossian
—Entonces eso significa que usted es el hermano de la emperatriz, y que su padre murió a manos de bandidos que sabían la verdad —repitió lo mismo que dijo Ossian
—Usted lo dijo
Ella se cubrió la boca ante toda la verdad, sonreía, pero su mano cubría su sonrisa, nunca imaginó que tal noticia llegaría a sus oídos como pan caliente. Eso realmente le impresionó.
Pero trajo sospechas.
—¿Por qué me cuenta esto? —inquirió Eileen
—Porque usted es la persona más cercana al emperador, sabe, estoy cansado de decir la verdad y que no me crean. Por eso le confío este secreto, porque sé que usted dirá la verdad en el momento justo e indicado —se levantó del sofá y detrás de él, Eileen camino para seguirle el paso
Tomando su muñeca y empujándolo.
—¡Espere! —comentó
—¿Sucede algo, lady Eileen? —Inquirió con interés
—Sí, no me a contado toda la verdad, falta información
—Que inteligente es, pero desgraciadamente esa información le costará —indicó con tono superior
—¿Cuánto me costaría? —preguntó dispuesta a pagar
Antes de decirle la verdad, se quitó el collar que Anne le regaló y se lo ofreció de inmediato.
Él rió en voz baja, cubriendo su boca con el dedo encorvado.
—Eso no, mi lady, sabe no me interesan las joyas, quiero dinero —expresó él
Se quedó pensativa unos cuantos segundos, analizó el rostro del joven sonriente, se acercó a él, acarició su nuca y pegó sus labios contra su oído.
—¿Cuánto quieres por la verdad? —inquirió con una voz suave y melodiosa
—Oh mi lady, usted y yo nos entendemos —fue su única respuesta
—Tú y yo seremos grandes amigos, Ossian
***
Después de que la hora llegará, Alysa se encontró con Ossian camino al despacho de Bennett, ese joven de cabello azul era parecido a ella.
Sus rasgos eran tan similares que por un momento pensó en el hombre que mató, en aquel que se hizo llamar su padre, desvió la mirada simplemente, pero el joven hizo una reverencia como se acostumbraba.
—Saludos, su majestad la emperatriz —saludo Ossian amablemente perdido en su belleza
Ella era idéntica a su madre, con la diferencia del cabello que era más oscuro, pero lo demás, era igual.
Se sentía cautivado y por un segundo recordó a su madre, cantándole antes de que muriera postrada en una cama hecha de paja.
Eventos así, no se alejaban de su mente y es por eso que se prometió vivir mejor.
Su hermana era la emperatriz, por lo que estaba seguró que ella no sabía que era aguantar hambre, frío y sed.
Ahora vestía como un noble, pero eso solo será por unos cuantos minutos hasta regresar a la mansión Louder, donde todo cambiará nuevamente y volverá a ser tratado como lo que es, un gusano.
—Permítame acompañarla, su majestad —pidió con amabilidad
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Editado: 24.01.2024