Falsa Ilusión

CAPÍTULO 1

Necesito huir de aquí.

Siempre he querido irme de este pueblo, ahora que acabe el bachillerato es una gran oportunidad para cumplir esta ilusión.

Sí, definitivamente lo es.

Tengo un uno por ciento de posibilidad de hacerlo realidad. Y cien por ciento fe en que los sueños sí se vuelven realidad.

Aunque no tengo ni una pizca de idea de que como hacerlo sin evitar mi mayor problema:

Decirles a mis padres sin herirlos por no aceptar el futuro que me idealizaban aquí.

Los amo, pero necesito encontrar mi lugar. Quiero mirar el mundo con mis ojos.

-¿Aurora, me estás escuchando? -Llama mi mejor amiga devolviéndome a la realidad.

-¿Ah?

Me he perdido de toda la conversación por pensar de nuevo en esto.

-¿Que si estás segura de ir?

-Por supuesto, tenemos que celebrar tu admisión.

A diferencia de mí, Nora si sabe qué estudiar y pronto va a una universidad de otro estado.

-Aquí nos tienes Dark Night- dice cuando entramos al club más prestigioso y popular de esta ciudad.

La música hace vibrar mis tímpanos y me llevo uno que otro empujo cuando nos acercamos a la barra por unas bebidas.

Nora reconoce a unos cuantos de sus amigos, le parece buena idea saludarlos.

Y aunque el trato era una noche de mejores amigas, pero no hay más remedio que seguirla para no quedarme sola.

Todos hablamos entre sí sin embargo comienzo a sentirme incómoda ante la descarada mirada de uno de los chicos de este grupo.

El mismo que no tarda ni un segundo en acercárseme.

-Aurora, ¿verdad? —Dice

-Si, y no necesitas decirme tu nombre, sé cómo te llamas -miento.

-De maravilla, así será mejor,-agg!, que gran comentario- espero ser el primero en decírtelo que te vas guapísima esta noche.- no le respondo - me ha sido difícil desviar la mirada de ti.

No estaba acostumbrada halagos tan directos, pero tampoco me gusto recibirlo.

La cosa empeora cuando acorta cada vez más nuestra distancia.

- Soy un hombre directo- y creo que también un poco egocéntrico- nos sentimos atraídos el uno al otro, lo he notado-que nosotros que?- así que tal si damos un paseo en mi auto, te puedo enseñar maravillas - aquello último casi me lo susurrado.

-¿Tu auto, tiene guantera?

-Por supuesto, todos los autos tiene.

-Pero me interesa el tuyo porque deberías meterte ahí y no salir, me harías un gran favor.-suelto.

Ríe ante mi comentario, que se creído que le dado un chiste.

-No te lo hagas la difícil, se nota que tu también quieres.-dice mientras sus dedos comienzan a acariciar el tirante de mi vestido.

Pero este idiota que no me entendió.

No lo pienso dos veces y estrello mi puño en su detestable rostro.

Que es esa forma de ligar, donde quedaron los modales en los hombres.

No espero a ver su reacción y salgo disparada a la barra.

Quizás lo mejor que puedo hacer es pedir algo para pasar el mal sabor del rato.

-Ben, quiero otro por favor.-digo luego de un rato leyendo el gafete que trae el barman.

-Ni se te ocurra servirle otro, esta mocosa debe tener unos quince.-ordena alguien.

Por el tono de voz denoto que se trata de un hombre.

Pero quien se cree.

Otro jodido hombre que intenta arruinarte la noche.

Con uno es suficiente, no necesito dos.

-Esta mocosa tiene dieciocho y dos meses de haberlos cumplido.-le digo al barman.

Porque al otro tipo ni siquiera le daré la importancia de mirarlo, no se lo merece.

-No me interesa, este club no acepta menores de veinte.

Sus palabras resuenan en mi cabeza, la música y su voz han empezado a ser una tortura.

Qué mal hice esta noche para recibir este karma.

-A mí tampoco me interesa, después de todo deberías decirles eso a los gorilas de la entrada.

Respondo al mismo tiempo que me giro para mirar a don gruñón.

Ya no importa lo que dije, como dicen, tomaré al toro por los cuernos.

Hundo mis uñas en mi palma al ver que su alta figura ya se dirige hacia la puerta.

Con poca dificultad debido a las luces destaco únicamente que tiene el cabello claro, debe ser rubio.

Rubio tonto.

De seguro que solo un camero más que intenta ganarse al jefe.

-O me la das o me devuelves lo que pague por ella.-le digo al barman que ya olvidé su nombre.

-Será la última.-responde.

Como sea, igual ya me quiero ir, solo estoy esperando a ver Nora, para irnos de una vez de este lugarcito.

Sin recato, vacío todo el líquido en mi garganta, su paso hasta donde supongo que está mi estómago, arde.

Como hay gente que puede beber esto.

Y como es posible que tú estés bebiendo.

Silencio, que ahora mismo quiero saber donde se metió Nora, ya me quiero ir.

-Nos vemos Ben.-me despido del barman.

Al menos debo ser educada, el lío no ha sido con él.

Tambaleo un poco cuando camino.

No tenías que empinarte así el último vaso o mejor dicho no debías beber.

-Qué carajos.-exclamo del dolor cuando me clavan un codazo en la parte superior del brazo.

Retrocedo buscando al causante, mínimo unas disculpas, no.

Esto solo fue una mala idea, ya que solo me causa perder el poco equilibrio que tengo.

Me asumo tirada en suelo, siendo pisada por los transeúntes.

Acaso fui yo quien crucifico a cristo como tener que pagar un castigo así.

Mi grito queda a medias, antes de tocar el suelo soy sujetada por la cintura.

Siento que vuelvo a respirar a medida que vuelven a estabilizarme.

Quien me ha rescatado de dejar mi marca en el suelo, esta frente a mi, ahora con sus manos en mis hombros.

Que suerte que lo así porque no estoy segura de estar lista para pararme sin volverme a caer.

-¿Te encuentras bien?-pregunta

Es una voz masculina.

-Sí, gracias.

-No lo creo, será mejor que vayamos a sentarnos.

No protesto y lo sigo.

No escucho lo que le dice al camarero dado que estoy intento mirar algún punto fijo del lugar.




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