Falsas Verdades

Capítulo 10

La noche iba genial, al final Ian y yo decidimos juntarnos con los demás, pude así hablar con ellos y darme cuenta, que a pesar de tener una imagen de malotes, son personas increíbles.

No he tenido mucha relación con las chicas, pero sí con una, justo la chica que horas antes estaba bailando con Donato. La chica, cuyo nombre era Darna, era una persona muy simpática y divertida, y puedo decir que a simple vista se notaba su interés en Donato.

Nadir si apareció al final en la fiesta y tanto él como los muchachos estuvieron hablando como si nada hubiera pasado. En fin, hombres, ¿quién los entiende?

Por mi parte, me mantuve cerca de Luca en toda la noche y, después de tanto, pude sentir que las cosas estaban volviendo a ser como eran antes. Esta noche de verdad que estaba siendo una de las mejores que había tenido en años.

— Bueno, capullos y damas, a petición de mi colega —dijo Axel, llamando la atención de todos, y mirando de reojo a Ian, el cual se encontraba a unos metros de él. — Es hora de cambiar un poco el ritmo de la fiesta — terminó de decir, para después de eso cambiar la canción que tenía a una más suave y lenta.

— ¡¿Qué mierda es esta?! —preguntó de inmediato alguien detrás de mí. Intentaba aguantar las ganas que tenía de reírme al ver los rostros de los chicos, pues parece que a todos les sorprendió el cambio, incluso yo me sorprendí.

 — ¡Cállate imbécil! —le respondió Axel. — Dije que es hora de cambiar, asique cambiamos. Y ahora quiero ver a todos los neandertales invitando a bailar a las más lindas chicas —dijo, pero aun así nadie parecía animarse a participar. — ¡VAMOS! — exclamó fuertemente, logrando que esta vez sí se animaran algunos, con algo de mala gana.

Pude apreciar como algunos invitaban a sus viejas damas, otros simplemente pasaron y siguieron bebiendo, y otros incluso los veía tímidos y avergonzados. Al notar eso, Luca y yo nos miramos cómplices y empezamos a reír por la situación.

— Oye ojos bonitos — una voz a mi lado me hizo para de reír. Al girar, me encontré con Ian, al cual lo noté algo... ¿nervioso?

— Bonita petición — dije bromeando, haciendo referencia a la canción. — No lo esperaba de ti eh.

— Si...ya... — definitivamente si estaba nervioso, y mucho — ¿Bailamos? — preguntó, sorprendiéndome con su inesperada petición.

Ian me tendió su mano y quedé mirándolo sin saber si acceder o no. En cierto modo quería pero por lado no me veía capaz de estar tan cerca de él.

— No sé si sea buena idea — dije dando un paso hacia atrás pero aun así intentando no ofenderlo.

— Por favor, no me rechaces — insistió, aún con la mano tendida. — Solo será un baile.

Miré a la improvisada pista de baile y pude verlos a todos disfrutar, cosa que en cierta forma me hacía animarme. Hacía mucho que no bailaba y hacía mucho más que no bailaba en compañía de alguien. Finalmente, acabé aceptando la mano que aún me tendía Ian.

— Bien… — sintiendo su toque me hacía sentirme un poco incómoda, tanto que pensaba que podría salir corriendo en cualquier momento.

De camino a la pista de baile mi vista se fijó en un sujeto que lograba llamar mi atención entre tanta gente. Nadir se encontraba tomando de su copa con cara de pocos amigos, pero en este momento me interesaba menos que nunca, pues estaba demasiado concentrada en la unión de mi mano y la de Ian.

Una vez en la pista, Ian se colocó delante de mí y lentamente fue colocando sus manos en mi cintura, por lo que yo solo pude quedarme quieta. Después de unos segundes acabé rodeando su cuello con ambas manos. Su toque era extraño, era entre incómodo pero cálido.

La música sonaba y nosotros intentábamos seguir el ritmo lo mejor posible. Cabe destacar que éramos, a la vista de todos, unos patanes que no tenían ni idea de lo que estaban haciendo, pero la estábamos pasamos bien y eso era lo más importante.

—Creo que dos patos bailarían mejor que nosotros —susurró Ian en mi oído, a lo que no pude evitar reír.

—Creo que ambos nos dimos cuenta de que no tenemos ni idea de lo que estamos haciendo — mi felicidad aumentaba por segundo, al final acabé olvidando la incomodes, y simplemente dejé llevar por Ian y la música.

Y así fue como pasamos un gran rato, bailamos al son de la música, entre risas y pisotones mutuos, aunque… la alegría duró bien poco, pues un gran cuerpo musculoso se acabó interponiendo entre nosotros.

— ¿Por qué no vamos a hablar un rato tu y yo? —Nadir se puso cara a cara con Ian en una pose amenazante. La música paró y la atención de todos pasó a estar en ellos.

— ¿Qué pasa ahora? —me atreví a preguntar después de un rato, en el que todos se miraban y ninguno hablaba. ¿Acaso no eran como hermanos? ¡¿Pues qué les pasaba ahora?!

— Tú no te metas —dijo Nadir sin siquiera despegar su vista de Ian.

— No le hables así Nadir —Ian ya no era el chico amigable de hace unos minutos, su rostro cambió y el enojo era evidente a metros de distancia.

— La defiendes mucho sin ser nada para ella —rió amargamente. — No te lo repito otra vez, vayamos a un sitio más privado — dijo esta vez con un tono mucho más duro.



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En el texto hay: romance, amistad, miedos y temores

Editado: 24.09.2023

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