Familia Perfecta

CAPÍTULO 1

-¿Y qué me cuentas Roxana? –preguntó la psicóloga lista para escucharla -¿Últimamente cómo te sientes o qué recuerdo es la que te incomoda?

Roxana se encontraba recostada sobre el sofá, cerró sus ojos color miel y solo aparecieron los flashes de las cámaras e hizo un gesto de molestia.

-Me fastidia las luces... -escuchó las voces de los reporteros hostigándola –Odio sus preguntas, no me siento cómoda y más que todo –recordó a su hermosa hija con ella junto con su esposo –Mi hija está en boca de todos, simplemente siento que la incómoda también eso ¿Me dejo entender? –abrió los ojos y miró a la psicóloga –No es que le hablen mal, sino que siento que la presionan y no quiero eso, no quiero que esté en el foco de la atención o comprometida a estar con nosotros, sus padres...

-Supongo que ya hablaste con ella sobre esto –dijo mientras seguía escribiendo.

-Bueno... -dijo insegura.

-Señora Miller, prácticamente es un no como respuesta –levantó la mirada y vio que Roxana se agitaba –Comprendo su preocupación, es bueno que usted misma tenga el valor de asistir a estas citas, tanto por el bien de usted misma como para su familia...

-Extraño a mi hijo –dijo entre suspiro –No sé casi nada de él, prácticamente ¡Nada! Y así estamos los tres, preocupados por él, no tenemos noticias y no nos quieren brindar, hay momentos que siento que no actué como una buena madre...

-Es usted, Señora Miller, sin duda alguna, una buena madre.

-Gracias –agradeció y se relajó.

-Por favor, puede contarme acerca de Alison, su encantadora hija quien está a tan solo unos meses de graduarse de la universidad.

Roxana sonrió encantada al recordar su hija, sin embargo, bajó esa emoción al recordar un sueño que le venía ocultando a su psicóloga. Alison se encontraba en la playa, pero no sola, junto a su hermano que mantenían una distancia notable y entre medio de ellos crecía una llama de fuego y el mar creaba olas temibles; después estuvo en un pequeño departamento que sentía que lo reconocía y se encaminó hacia una habitación, llegó hasta un espejo y en el reflejo no estaba ella sino una mujer con un cabello completamente negro, no se distinguía el rostro, pero unos segundos se destrozó y el misma reflejo agarró de sus brazos, gritó horrorizada cuando sacó sus brazos acompañado de una serpiente.

-¿Señora Miller? –llampo la psicóloga y Roxana reaccionó.

-Disculpe, me quedé atrapada en unos hermosos momentos con mi hija –fingió con una sonrisa –Prosiga por favor.

Al parecer la psicóloga otra vez explicaba sus asertivas razones por el caso se Roxana, pero ella, seguía recordando su sueño.

Cuando salió del departamento, bajó por unas escaleras caracol y la puerta dio hacia una carretera, ella corrió, sin mirar atrás por temor y ella presentía que alguien la perseguía, presentía una respiración en su nuca y que le pisaban los talones, hasta que lo lejos vio a su esposo pero este al parecer peleaba con alguien. El miedo estaba vivo en ella hasta que vio un cuchillo en la mano de su esposo, listo para dar el golpe hasta que ella llegó, se tiró a sus brazos, pero no se salvó del puñal, que al parecer lo sintió en la espalda.

-Alex... -suspiró su nombre.

-Roxana –susurró su nombre en su oreja -No te soltaré –la recostó y vio en su esposo una herida en su pecho, agarró su mano y la llevó a su pecho –No lo dudes.

Volvió al presente y su mirada se dirigió al reloj, se levantó de golpe.

-Discúlpeme señorita, se me hace tarde para una reunión y es urgente, por favor, pido...

-No se preocupe, podemos continuar en la siguiente cita.

-Gracias –sonrió y empezó a recoger sus pertenencias, para cuando iba a abrir la puerta la psicóloga añadió.

-Ah y señora Miller.

-Dígame señorita –la psicóloga se acercó a ella y le tendió una pequeña cajita de regalo.

-Feliz cumpleaños, le deseo lo mejor.

-Oh, muchas gracias señorita –ambos se abrazaron.

-Recuerde, es usted una persona fuerte y más que todo una excelente madre, cabe resaltar que no tengo preferencias pero usted se ganó mi cariño.

-Muchas gracias –se sonrojó –Que tenga un lindo día ¡La veo pronto señorita!

Salió del consultorio y se subió rápidamente a su auto.

-Siempre me olvido mi cumpleaños –se rio –No puede ser –revisó su reloj de mano y se sorprendió –Llegaré tarde, muy tarde.

En ese momento recibió un mensaje de Alison, avisándole que saldrá con sus amigos ese mismo día y ella sonrió al leer que su hija le deseaba un buen día, incluso, el mismo consejo "que no se rinda y siempre de lo mejor de ella"

....

Ese mismo día, en la mañana, una hermosa joven bajaba del bus, el paradero quedaba frente a un enorme parque y cruzando se encontraba la gigantesca universidad.

En cuanto cruzó las puertas de la universidad, saludó a la mayoría y sin entablar alguna conversación hasta llegar a su casillero, guardó algunas pertenencias y la cerró, al mismo tiempo recibió un toque en su trasero.

-¡Ryan! –exclamó sonrojada y riendo –Hay muchas personas, en especial tus amigos –recibió ese beso mostrando territorio –Te dije que no lo hicieras –le susurró mientras le abrazaba contra su casillero –Ryan no -pidió

-¿Y qué te dije yo que replicaras como niñita frente a mis amigos? Ya hemos hablado y tú solo me escucharás, sabes el por qué, lo hago por tu bien –ella sonrió y asintió, como respuesta le regresó un beso suave –Así me gusta.

La conversación fue lo bastante fuerte como para que el grupo de Ryan lo escuche y lo felicite, mientras que Alison miraba a su alrededor, tanto al grupo como a una chica que se encontraba bastante lejos, observando con cierta rabia y temor, era una mezcla en sus ojos, se aferraba a sus libros.

-Amor, Ryan, tengo que ir al baño, nos encontramos después.

-Saldremos Alison, más te vale que te apures.




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