fascinación

Raquel sufrida

Raquel llamó a Charlotte, tenía premura por hablar con ella,

-Por favor, vente pronto, me siento anímicamente mal, necesito alguien que me escuche.

Llegando, Raquel empezó su explicación:

-Te he dicho que estoy harta de tener que medir hasta el más mínimo cristal de azúcar para que el dinero que trae Enrique nos alcance para cubrir los gastos de este hogar, no creo merecer este sistema de vida, todo el tiempo recortados; le planteé que quiero salir a buscar un empleo para cooperar con el gasto y no quiere permitírmelo. Aparte de eso, no tengo una persona que me ayude con los quehaceres diarios. Mis uñas se han estado deteriorando, mi piel ya luce seca y marchita de tanto pasar lampazos para la limpieza y mi cabello tiene la apariencia de un estropajo porque no puedo adquirir los productos que requiero para mantenerlo lustroso y en buena condición.

-Te participo que voy a separarme de Enrique, esta vida ya no puedo soportarla, si al menos me entendiera y permitiera que inicie una experiencia laboral donde mi labor sea remunerada, pero es de una terquedad insólita. Tampoco él está rindiendo en los estudios, además, siempre está cansado y no le apetece que vayamos, aunque sea a dar una vuelta al parque, para hacer eso no hay que gastar dinero.

-Ahora siempre está hosco y huraño no me presta atención cuando le estoy hablando, lo que hace al llegar al piso es comer, sentarse a mirar la tele hasta que se queda dormido en la silla, luego se levanta y se tiende a dormir en la cama, sin prestarme la menor atención.

-Será que tú le estás reclamando todas esas cosas que me estás contando y por eso él esté dolido, le ripostó Charlotte.

-Pídele consejo a tus hermanas, ellas son mayores que tú, con más experiencia en el matrimonio.

-Prácticamente estás recién casada, tal vez alguna de ellas ya pasó por una crisis similar y supo solventarla para seguir adelante.

-Mis hermanas todas están bien, se casaron con hombres exitosos, con negocios prósperos, viven en mansiones que son amplias y lujosas. Tienen suficiente servidumbre para que su apariencia no se les deteriore como a mí.

-Fue un error creer que casándome iba a ser feliz, he aprendido que uno debe posicionarse mejor en la vida, hay que buscar una pareja que te complemente, sí, pero tampoco que te haga pasar sensaciones de tanta escasez, tanto material como emocionalmente.

-Yo sé que, si regreso a casa de mis padres, separada de mi esposo, mi padre volverá a tomarme bajo su cargo, podré recuperar mi antiguo esplendor y lograré casarme con alguien que me cumpla todas mis expectativas.

 




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