Natalia y Charlotte salieron de shopping.
-Quiero unas sandalias color melocotón combinables con mi nuevo esmalte de uñas y el labial del mismo tono.
-Ya hemos recorrido como siete sitios sin que te decidas por ninguno, acotó.
-Es que deben cumplir los tres requisitos primordiales: buena calidad, belleza indiscutible y bajo precio.
Al fin logró adquirir el calzado con las virtudes que exigía y bien amoldados a sus pies.
-Bien, vayamos ahora a sentarnos a tomar algo.
Charlotte comenzó a hablar de Maximiliano, de todas las cosas que ocurrían en torno a él; parecía ya monotemática, siempre hablando de lo mismo.
Natalia intentó desviar la conversación para no repetir lo que ella opinaba de la situación.
-Vincenzo en cambio, ya me llevó a conocer a su madre. La señora tiene un ventorrillo, pero vende toda clase de mercadería, desde bisutería hasta utensilios para la cocina. No sé cómo puede tener tanta mercancía en tan pequeño espacio. Es una señora muy positiva y entusiasta; tiene el local en la parte delantera de su casa. Ellos no son una familia adinerada, pero viven tranquilos sin llegar a la escasez, ni económica ni afectiva. El padre de Vincenzo había sido contratado para restaurar unas obras de arte, pinturas de autores famosos de la época renacentista, considerados como patrimonio cultural, que tenían muchos años de data y requerían su acondicionamiento.
-Hijo, me comentó tu madre que estás saliendo con una linda chica.
-Sí, ya mamá la conoció.
-Pero el padre de ella es un personaje conocido de esta ciudad, es un político de amplia trayectoria.
-Y eso qué importancia tiene? Preguntó Vincenzo.
-Que es una chica acostumbrada a vivir muy holgada, en una zona privilegiada, tú apenas eres un estudiante, no puedes ofrecerle esa vida a que está acostumbrada, no puedes brindarle las comodidades que le proporciona su familia.
-Y cómo hago para ahogar mis sentimientos por ella? Esa chica me gusta mucho.
-Pues ve posando tus ojos en una chica accesible para ti y no una estrella inalcanzable.
Vincenzo permaneció callado cuando regresó con Natalia de vuelta a su residencia.
Natalia hablaba entusiasmada de la propietaria del ventorrillo que poseía la sonrisa idéntica a su hijo.
-Es una persona cálida y afable, capaz de atender a su familia y también dedicarle tiempo al negocio y prosperarlo.
Editado: 05.10.2021