fascinación

La fiesta

La reunión de Soraya lucía como un éxito, la música estruendosa, las tapas y bocadillos exquisitos y abundantes y con el gentío de los invitados más los agregados, el lugar estaba a reventar. 

Mucho estilo grunge y otros vestidos de manera más tradicional. 

La mayoría sólo tratando de relajarse y tomar un break de la rutina estudiantil. 

Luces estroboscópicas hacían lucir el lugar como algo mejor que cualquier local corriente. 

Charlotte se encontró con Edward, éste era un joven con exceso de guapura, de elevada estatura y cuerpo apolíneo; de hermosa sonrisa estudiaba en otra universidad; con marcada conciencia ecológica y amor y dedicación a la procura de la salud de los animales, aplicando el análisis y técnicas propias de las ciencias veterinarias. 

-Tenía mucho tiempo sin verte. 

-Por supuesto, desde que empezaste tus estudios superiores en otra provincia, casi nunca nos vemos; sólo vienes de visita cuando estás de receso de lapsos de estudio o en vacaciones largas. 

-Cierto, no nos encontrábamos de cerca desde el cole. 

Estuvieron bailando y conversando toda la noche. 

A ella le había gustado él durante cierto tiempo cuando estaba en el cole, ya que era un auténtico galán, pero hacía mucho que casi nunca se veían y ella se había entusiasmado con Maximiliano desde que lo conoció en la facultad donde ambos estudiaban.  

Al final de la noche, comenzaron a retirarse los jóvenes, despidiéndose de Soraya, celebrándole su buena idea de celebrar su cumple. 

Al retirarse Charlotte, no pudo evitar el comentarle. 

 -Vincenzo no vino, no pudimos atraparlo con las manos en la masa Soraya. 

-Es más astuto de lo que aparenta con su carita bien administrada. 

-Bien, en algún momento él va a cometer un error. 

Vincenzo no fue a la reunión de Soraya; visitó temprano en la noche a Natalia y le argumentó que no podía quedarse mucho rato pues al día siguiente tenía que presentar una prueba y debía repasar sus notas de la asignatura. 

Al despedirse la apretó fuertemente entre sus brazos y Natalia sintió la pasión arrolladora que sentía cada vez más intensa cuando él la acariciaba y le murmuraba tiernamente palabras amorosas al oído. 

-Hasta mañana mi princesa, nos vemos en nuestro sitio, el que llegue primero espera al otro; luego un fogoso beso y se marchó. 

Natalia quedó, como siempre, embelesada entre nubes como quien despierta de un sueño.




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