fascinación

Raquel conoce al hombre apropiado

El padre de Jean Paul fallecido recientemente, dejó entre muchas otras cosas, una cadena de restaurantes muy prestigiosa.

Recién egresado de una universidad en el extranjero, donde por fin se había graduado, después de mucho tiempo, ya que alternaba sus estudios con una vida bohemia, libre de preocupaciones gracias a la billetera de su padre; al graduarse, ya no era tan jovencito y debía empaparse de todos los asuntos de negocio que éste dejó, aunque en todas las empresas había un personal muy calificado, con años de experiencia en el manejo de las mismas.

Había asistido a múltiples reuniones con las juntas directivas, a fin de darse a conocer personalmente como el nuevo propietario o como accionista principal y mayoritario.

A la salida de una reunión, el chofer le manifestó un malestar en la zona abdominal.

-Tal vez sea una indigestión, manifestó.

Pero al colocarse en su lugar de conductor, repentinamente se dobló su cuerpo por el dolor.

Jean Paul se dispuso a auxiliarlo, ayudándolo a sentarse en otro asiento y se colocó al volante.

Nerviosamente encendió el coche para salir del aparcamiento hasta una unidad de atención hospitalaria.

Estaba oscureciendo; manejaba de prisa y no se fijó en la persona que iba a cruzar la calle; frenó bruscamente pero no pudo evitar la caída del transeúnte.

Se bajó del coche para ayudarle a levantarse del pavimento y ella le reclamó:

-Acaso está ciego?, me correspondía el paso peatonal.

Él le preguntó si estaba bien, le explicó en forma breve, la situación con el chofer enfermo y la invitó a subir para llevarla al centro asistencial para que la examinaran y después la llevaría hasta su domicilio.

Raquel estuvo asustada pero feliz al conocer a ese hombre maduro pero guapo y con apariencia de adinerado.

-Es mi destino, se dijo sonriendo internamente.

Una vez en el centro asistencial, Jean Paul se dirigió a la oficina de ingresos, mientras el chofer era examinado por los médicos; también ingresaron a la joven para auscultarla.

Raquel solamente recibió un susto ya que había cruzado la calle cargada con tantos paquetes, que cuando se vio con el coche tan cerca, por la sorpresa, perdió el equilibrio y se cayó, pero el coche ni siquiera la rozó.

El dolor abdominal del chofer, resultó en un diagnóstico de apendicitis; hubo de ser sometido a una intervención quirúrgica y tendría que permanecer más tiempo en el lugar.

Raquel sólo obtuvo un raspón en el pantalón y hubo de esperar con Jean Paul mientras el chofer estaba en el quirófano donde le practicaron una apendicetomía.

Ella llamó a sus padres para avisarles donde se encontraba y la situación para que se tranquilizaran por su tardanza en llegar al hogar.

Mientras el chofer se recuperaba, ya en una habitación, Jean Paul avisó a sus familiares, los cuales se presentaron al sitio tan pronto pudieron para acompañarlo en su recuperación.

Raquel y su inocente infractor de tráfico se fueron a un restaurant que casualmente resultó ser de su propiedad.

Era un local muy lujoso y ella se sintió apenada por su pantalón raspado; sin embargo, al comentárselo, él se reía y ordenó cerrar todo el lugar y solamente quedaron los que iban a atenderles en la mesa.

Raquel se sentía muy halagada por la estupenda atención de los mozos y del hombre maduro que se desvivía en atenciones con ella.

Brindaron con una copa de vino Oporto, les trajeron una ensalada con gambas como entrada.

Luego de concluir la cena, Jean Paul la llevó a la casa de sus padres; al llegar se bajó del coche y les pidió disculpas por el mal rato y se marchó, no sin antes pedirle el móvil a Raquel.

-Éste si es un hombre de verdad, como el que quiero para mí, creo que mi destino está trazado ya.

Fueron las palabras que le dijo por el móvil a Charlotte cuando la llamó para contarle lo ocurrido.

-Hasta hace pocos días te gustaba Kevin, ¿y ese cambio tan brusco?

Kevin es muy guapo, pero es sólo un mozalbete, le falta mucho para tener el poder de este hombre tan maduro que ya lo tiene todo resuelto en la vida.

-Ojalá esta vez te salgan las cosas bien!, le deseó la amiga.

Si, ya verás cuando lo conozcas que tengo razón; él maneja los múltiples negocios que dejó su padre; además es un sibarita, distinguido; nada que ver con Kevin no con Enrique mucho menos, que dependía de sus padres y cuando se vio sin su apoyo, no pudo proporcionarme una vida cómoda.

Cuando Jean Paul llamó a Raquel para invitarla a un paseo en yate por el week end, ella no se extrañó; había intuido luego de haber estado en el restaurant que no le era indiferente, es más, hasta sintió que lo había deslumbrado; por supuesto, siendo un hombre maduro, ella bastante más joven, y sabía lo que le gusta a un hombre mayor tener acceso a una jovencita.

-Charlotte, bajaremos a la playa y pasearemos por varios islotes a lo largo de la costa; quiero que lo conozcas para que veas que es el ideal para mí.




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