El tan anhelado día de la graduación formal estaba aquí, ya cumplidos todos los requisitos. El acto solemne, muy hermoso, añadiendo la alegría de haber culminado exitosamente la perseverancia y disciplina para el logro de la meta propuesta de ser una profesional.
En esos momentos, ya ni recordaba los eventos vividos con el compañero de aula, ya para ese entonces, los planes tenían otros derroteros; indudablemente, el tiempo es el mejor restaurador de heridas en el alma.
Editado: 05.10.2021