—Uno-uno-cuatro, favor de reportarse al centro de mantenimiento spartan. Uno-uno-cuatro, se solicita su presencia en el puente —repetía la voz de Saira a cada minuto.
Dina seguía mareada por el efecto del estado de éxtasis, volver a caminar después de un largo tiempo sin hacerlo resultaba un tanto difícil con múltiples heridas que no habían sanado del todo. No tardarían en hacerlo, ya que no estaba en esa cápsula congela personas y al reactivarse todos sus procesos biológicos se iniciaba también el de regeneración, el cual es bastante superior en los spartans. Los médicos encargados de ella le habían hecho multitud de pruebas antes de que saliera de la sala: para verificar que estuviera sanando, que el estado de éxtasis no había producido secuelas, que todos sus sentidos estuvieran funcionando correctamente, etcétera. Se sentía más como un conejillo de indias que como una persona. En cuanto estuvo libre de los científicos se marchó por los pasillos, primero hacia el centro de mantenimiento spartan para que le montaran su armadura nuevamente, y luego hacia la cabina principal a reunirse con el capitán. Tenía que saber qué estaba ocurriendo y qué había ocurrido durante su ausencia, tan sólo imaginarse la cantidad de días que estuvo en reserva le revolvía el estómago.
Un amargo recuerdo invadía su mente. Sabía claramente que todo su equipo había sido masacrado en la última batalla en la que estuvo. Sin embargo, no se lo creería hasta escucharlo en boca del capitán. Existía la posibilidad de que estuvieran vivos, porque, si ella lo estaba ¿por qué no habrían de estarlo?
—Tres-cero-cuatro, dos-dos-cinco, tres-ocho-cero, dos-cero-siete, tres-seis-ocho, repórtense en la sala de mando de inmediato —anunció Saira a través de los altavoces de la nave.
«Hay más spartans en esta nave, otra vez» pensó Dina tristemente «Es sorprendente la facilidad con la que somos reemplazados...»
Llegando a la sala del puente con el casco bajo el brazo, Dina saludó al estilo militar al capitán, quien optó por estrecharle la mano.
—Es bueno tenerte de vuelta, 114 —saludó el capitán Sullivan —. Aunque no ha sido la mejor manera de recibirte. ¿Cómo te sientes? —Sullivan solía tutear a sus spartans, en especial si eran muy jóvenes, ya que el adoctrinamiento spartan era para la mayoría un proceso difícil y doloroso que enfrentaban solos, y Sullivan intentaba darles esa parte de apoyo y confianza que no tuvieron desde su infancia.
—Sigo tropezando al caminar señor —respondió Dina cortésmente —. Es el efecto de las drogas que inyectan al inducir el sueño criogénico, pasará en unos minutos más.
—Hola Dina —expresó Saira con una sonrisa apareciendo en el tablero principal. Dina asintió correspondiendo a la bienvenida, y de inmediato volteó a un lado en busca de la segunda IA. Las había visto antes de ir a la batalla, se diría que las conocía de vista y la ausencia de una no era un buen augurio.
—¿Y Kaira, capitán?
—Me temo que su ubicación es desconocida —suspiró Sullivan —. Hace hora y media alguien ingresó en el sistema de la nave, activó las alarmas, bloqueó algunas puertas junto al sistema de comunicación y abrió tu cápsula. Desconocemos el motivo de todo aquello, pero parece que fue para encubrir un hecho mayor, sin embargo seguimos investigando. Ese caos se detuvo extrañamente en cuanto aparecieron aquellos sangheilis en la sala de criogenia. Y así como llegaron, se esfumaron. No se llevaron nada, no atacaron a nadie, no hay registro de su abordaje o salida en ningún momento ni de su actividad. Después de eso perdimos el rastro de Kaira.
—Algo me dice que fueron ellos quienes se la llevaron, señor —indicó Dina —. El zealot frente a mi llevaba algo en una de sus manos, se veía como un pequeño objeto luminoso.
—Es probable —aceptó Sullivan —. Pero no podemos hacer nada en estos momentos. Aquel zealot parece ser el maestro de la flota que nos ha estado persiguiendo desde New Clarity, la Imminent Darkness. De acuerdo al protocolo Cole, Kaira tendrá que eliminarse para evitar ser utilizada por el enemigo, un peso menos para nosotros, pero también una pérdida más.
El capitán detuvo su conversación con Dina al ver que los otros cinco spartans hacían su aparición en el puente. Cuando ella los miró por un segundo creyó que eran sus viejos amigos, con los que creció y pasó tantas aventuras desde que tenía memoria. Pero no fue así. Sus trajes de combate lucían más actualizados que el de ella, aunque parecían tener su misma edad o siquiera un poco más. Dina lo notó, se preguntó si hubo mejoras en los trajes y no lo sabía, o quizás eran de otro equipo para operaciones especiales, cualquier otra cosa. No comprendió lo que sucedía, se sintió abrumada. Con el semblante estoico tal cual siempre estaba de giró hacia el capitán y preguntó su duda. Una pregunta tan simple como dañina, cuya respuesta le perseguiría durante mucho tiempo.
—Capitán, señor, la última vez que estuve activa dijeron que me informarían sobre el periodo que me mantuvieron en reserva. Dijeron que era importante, que me lo tomara con calma. Los médicos me informaron hace un rato que ha pasado una semana tras mi activación. ¿Es eso cierto?
—Desde la batalla en Royal City, sí, ha pasado una semana —respondió el capitán con seguridad. Sin embargo no era toda la historia, las pilas de documentación que le enviaron versaban un pasado más oscuro, de gran peso, el propósito de la construcción del Ra y de que Dina estuviera ahí, el cual aún no podía ser revelado. Muy a su pesar se preparó para hablarle con toda la franqueza que tenía, mostrando la punta del iceberg de lo acaecido con la spartan. «Use la información a su criterio, capitán Sullivan. Sólo tenga cuidado de lo que le diga a ese soldado. Nunca se sabe qué podría pasar» fueron las palabras exactas de Lord Hood. A su parecer, Sullivan consideró pertinente que Dina lo supiera, enterarse por otros medios y en una situación más severa le causaría peor daño de lo que en sí significaba —. Antes de reanimarte para tu misión en Royal City estuviste fuera de servicio durante un periodo un poco más... “extenso”. Puede llegar a ser confuso, lo sé, te pido que lo tomes de la mejor manera posible. ¿Sabes en qué año estamos?