Cuando tenía 14 años pensaba que la vida no era tan dura como hoy en día me di cuenta que es, pensaba que llegar del colegio a casa a las 14:00 y encontrar la comida lista después de un día lleno de labores en la escuela era felicidad, pensaba que la felicidad estaba en el auto de mi papa o en las joyas de mi madre, quizá en alguna novia y los momentos con los amigos, a esta edad no comprendía la complejidad de vivir porque veía la vida como una suerte de que quien no tiene no vive. A medida que iba pasando el tiempo me iba dando cuenta que todas las cosas materiales que podían darme mis padres iban perdiendo valor, cada vez me daba cuenta que mis padres no estaban para mí, los necesitaba pero ellos no estaban, se ausentaron toda mi adolescencia porque tenían que trabajar todos los días. No fue hasta que un día papa llego a casa después de una de sus largas jornadas de trabajo cuando yo estaba en el último año de la secundaria y contento me dice:
“ ¡Hijo! ¿Qué le parece irse a estudiar a otro país? Sabes que en nuestro país la educación no es muy buena, tenemos la posibilidad de bancarte así que mañana por la noche me das la respuesta¨
Entonces en ese momento pensé en que se me abría una oportunidad de poder conocer el mundo y poder estar lejos de mis padres sin que tengan que estar controlándome todo el tiempo, emocionado al día siguiente era hora de ir a la escuela, me prepare entusiasmado levantándome temprano, cosa que en mi era lo que más me costaba hacer porque me quedaba hasta la madrugada conversando con mi novia de la escuela. Llegando a la escuela fui a sentarme al último como era costumbre en mi con mi mejor amigo Rayo que no hacía más que pintarme las manos y los brazos con una lapicera y hacerme sus ¨ ostentosos¨ tatuajes temporales, me senté y note que se percató de mi alegría, era algo no muy común mostrar en mí ya que era una persona que no mostraba sus sentimientos abiertamente, y sorprendido dijo: ¿Qué le pasa hoy a este pibe? Alguna buena noticia me traerás, seguro que completaste todas las misiones del GTAV. Y yo entre risas le digo casi susurrándole al oído porque no quería que nadie más se entere del salón: ¡Mi papa me va mandar a vivir a otro país!
Rayo sorprendido me decía ¨cómo quisiera tener esa oportunidad, no es frecuente saber que padres soltarían a sus hijos así de fácil¨. Terminando la rutina escolar llegue a casa, nervioso pensando en qué país pudiera ser al que decida ir, estaba indeciso con las cabeza abajo patas arriba, hasta que recordé un cantante que escuchaba cuando era más pequeño, este cantante era uno de mis favoritos, había escrito una música entorno a una ciudad en particular, sentí por un momento un aire de divinidad que este país llamado ¨El País de la Furia¨ iba ser mi inspiración a hacer grandes cosas. Mi padre quería que yo estudiara ingeniería como el, veía en mí que los números se me daban bastante bien, llegue a ocupar los primeros puestos los primeros años de la secundaria y él estaba seguro que mi futuro dependía de eso. Yo sabía que era bueno en algo (los números) pero no era algo que me motivaba a hacer las cosas, a los 8 años empecé a tocar piano en una academia de música clásica, se me abrieron puertas en otros países para ir a dar conciertos, sabía que la música era algo en la que me motivaba y es por eso que decidí ir a ¨El País de la Furia¨. Cayo la noche y solo esperaba que mi papa llegara a casa hasta el momento que escucho el garaje abrirse y reconocí el sonido particular y corriendo fui a contarle que ya estaba decidido a que país quería ir.
Terminando el año estaba ilusionado, solo quería que llegara enero del próximo año, empacar las maletas y pirarme de una vez por todas a un lugar sin control donde la libertad sería lo más deseado. Llego el gran día en el cual el vuelo era por la mañana, mi familia estaba allí para despedirme junto a mis amigos, cada minuto que pasaba iba dándome cuenta de la difícil decisión que estaba tomando, fue una decisión fácil en el momento de tomarla pero difícil de asumirla, ya la había tomado pero no había vuelta atrás, tome el vuelo de 5 horas hasta ¨El País de la Furia¨. En el avión se me subía el calor, me empezaba a sudar las manos, me percate que tan solo tenía 16 años pero ya era muy tarde. Cuando aterrizo el avión baje confundido, aun tenia las esperanzas de que la decisión tomada no podía ser tan mala, al fin y al cabo iba a disfrutar esta nueva vida. Saliendo de la sala de embarque me estaba esperando un amigo de papa que era el que me iba a llevar al departamento donde me iba a quedar, a medida que íbamos hacia el lugar analizaba la ciudad, una ciudad muy grande y hermosa, me sorprendía la sensación de tranquilidad que me generaba, ningún país me hizo sentir tan identificado como persona. Cuando llegue al departamento ordene las cosas que habían que organizar, terminando esto me acosté en cama y cada vez me daba cuenta de la gravedad y responsabilidad que iba a ser vivir solo, llore por un momento porque los únicos que estaban a mi lado cuando los necesitaban eran mis amigos, pero ya no estaban. Pasaron las semanas y sentía un vacío en el alma, esa necesidad de tener que ser amado por alguien, no hablaba mucho con mis padres ya que nunca tuvimos una relación fuerte con ellos, mis padres solo pagaban todo lo que yo gastaba acá pero nunca se dieron cuenta que por dentro me estaba muriendo de la soledad, hice amigos pero sentía que no me llenaban, estaban ocupados en sus deberes, vivían lejos ya que es una ciudad monstruosa. Pasó un año y tuve que bancarme los momentos tristes solos hasta que llego una persona importante en mi vida quien se convertiría en mi mejor amigo más adelante. Mientras jugaba un juego en línea me encontré con un chico que era de la misma ciudad de donde yo había nacido y tenia de Nickname como ¨Bmanco¨, le conté que estaba viviendo fuera del país y le llamo la atención un poco mi vida que le había contado por la llamada del juego, me pidió el WhatsApp, conversamos y no nos separamos del móvil hasta hoy en día, ¨Bmanco¨ me ayudo en mis momentos más difíciles, en las traiciones amorosas y en los momentos malos de la universidad, me daba coraje saber que alguien que conocí por una red estaba para mi incondicionalmente y mis propios padres no tenían ni tiempo para mí por el trabajo, pensaban que yo estaba bien y se contentaban con tan solo enviar dinero. Pensaba que ellos solo querían un buen futuro para mí pero no se fijaron en lo más importante del ser humano, no observaron el alma, esa alma de un pibe de 16 años que no tenía ni idea de cómo era la vida. No fue hasta una noche de primavera con una brisa fresca conmigo meditando sobre mi vida, mirando el cielo despejado y pensando en que viví dos vidas, una en la que tenía todo, y otra en la que tenia nada, hago referencia a que en la otra no tenía nada porque comprendí que no hay lingotes de oro más preciados que la familia.