Felicity: Una Niña Maravillosa

El funeral

Esa tarde en especial se sentía más fría de lo normal, el cielo estaba nublado y la calle estaba tan solitaria que no se escuchaba nada más que mi propia respiración.

La puerta de mi casa sonó y pude escuchar un grito ahogado de mi madre, como si algo le doliera demasiado. El estómago se me revolvió y en mi pecho sentí una presión junto a unos latidos fuertes que no sabía a qué se sentían.

Dejé mi cuaderno y mi pluma en mi escritorio, abrí la puerta de mi recámara y bajé las escaleras lentamente, como si tuviera miedo de lo que pudiera encontrarme.

Ahí estaba mamá, sentada en uno de los sillones con sus manos tapando sus ojos llenos de lágrimas mientras intentaba contener los gritos de dolor.

-Mamá, ¿qué tienes?- pregunté mirándola

-¿Felicity?- apenas pudo hablar mientras se secaba las lágrimas.

-¿Mamá que tienes?, ¿estás bien?, ¿te duele algo?

-No mi amor, es solo que…-Tomó un respiro largo y hondo y con dificultad habló mientras intentaba que no se le quebrase la voz

-¿Qué?

-Felicity tengo que hablar contigo. Sé que esto podrá ser muy doloroso, amor, solo te pido que seas fuerte… papá no va a regresar de su viaje.

-¿Se va a quedar más tiempo en el barco?

-No Felicity, él ya no va a regresar…

-¿Qué?, ¿Pero por qué?... ¿Qué pasó?

Las lágrimas comenzaron a caer por el rostro de mi madre y su boca comenzó a temblar.

-Su barco se hundió, papá está muerto, los enemigos atacaron la embarcación donde él estaba trabajando… lo siento mucho mi niña- mamá no pudo más y comenzó a llorar todavía mirándome a los ojos

No comprendía que estaba pasando, que era lo que había ocurrido. Un nudo se formó en mi garganta y los ojos se me humedecieron. Solo me quedé hincada frente a mi madre mientras ella lloraba desconsoladamente.

-Él me prometió que iba a regresar mamá, nos lo prometió… deben estar mintiendo. Él va a regresar, yo lo sé mamá no llores…

-Felicity no, esto no es un juego ni un cuento de hadas, tu padre murió.

Me levanté del suelo y subí a mi cuarto

Me tiré en la cama y me quedé mirando al techo, en mi pecho sentía una sensación extraña como si alguien me estuviera apretando. Una lágrima cayó y sin más comencé a llorar.

Papá se había ido… él me había prometido que iba a regresar para seguir conmigo, para hacer muchas cosas… él me había mentido pues él nunca más iba a regresar.

Me levanté de la cama y tomé la foto donde mi padre, mi madre y yo posábamos ante la cámara, una onda de rabia inundo mi ser y sin pensarlo aventé el cuadro a la pared  y solté un grito fuerte y agudo.

-Te odio Papá- grité con lágrimas en los ojos mientras con rabia aventaba todo lo que se ponía frente a mi camino.

Mi madre entró al cuarto con cara asustada y ojos hinchados.

-Felicity ¿qué te pasa?

-¡ÉL NOS MINTIÒ MAMÀ!, ¡ÉL NOS MINTIÒ!

-Felicity cálmate por favor- me tomó del rostro y me miró fijamente a los ojos

-No mamá, Él me mintió- dije con lágrimas en los ojos

Ella me tomó y me abrazó fuertemente

-Él no te mintió Felicity… él sigue aquí aunque no lo puedas ver, él está aquí contigo por siempre…

-No mamá… él no se puede ir, él no me puede hacer esto…- apenas podía hablar

-Felicity por favor cálmate, respira hondo, todo va a estar bien

-Te odio a ti y a todos, todos me abandonan, todos me hacen daño- le grité a mi madre mientras me intentaba quitar sus brazos de encima

-Yo no te voy a dejar nunca, ni tu padre tampoco… la vida es así Felicity, recuerda que no podemos dejarnos caer, se lo prometimos a tu padre.

La rabia que sentía comenzó a volverse un sentimiento que no podía expresar, como si algo muy dentro de mí me quemara los órganos de mi cuerpo. Solo comencé a llorar mientras mi mamá me abrazaba y me ponía sobre su pecho en la cama.

Nos quedamos abrazadas mientras las dos llorábamos… hasta que las dos nos quedamos dormidas debido al cansancio.

Pasaron los días, exactamente fueron necesarios dos para que un ataúd con el cuerpo de papá llegara a casa, ni siquiera permitieron que lo abriéramos… según escuché estaba deshecho.

Hubo un gran funeral en casa, nuestros vecinos y amigos llegaban con enormes ramos de flores, comida y detalles. Nunca antes había recibido tantos regalos como esa tarde. Las horas pasaron lentas y tuvimos que acudir al cementerio donde papá sería enterrado.

Ahí, frente a su tumba, se encontraba su foto con su uniforme de Marin, tan blanco como la leche, su rostro como siempre se mantenía serio y sus ojos me miraban fijamente. Sobre su ataúd pusieron una bandera de Inglaterra y algunos compañeros del ejército vestidos de igual manera cargaron su ataúd hasta llegar a la tumba.

El himno de Inglaterra sonó mientras la caja donde mi padre reposaba bajaba para ser enterrada, todos lloraban y se lamentaban, tiraban flores y pétalos de rosas blancos. Yo no podía ni siquiera llorar, era como si ya no tuviera lágrimas dentro de mí.



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En el texto hay: fantasia, magia, amistad

Editado: 19.07.2021

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