Félix
Dos semanas han pasado desde que vivo junto a la familia Owen, y no puedo evitar sentirme torturado, no es que sean unas malas personas que se dedican a torturar al gato, no. Si me refiero a ser torturado, es al hecho de verla a ella. La primera noche, tuve que sufrir, cuando Gwen, se disponía a darse una ducha, ella hizo lo que creo hace siempre, claro ella como va a saber que no soy del todo un gato, ella me mostró su desnudez a mí. Podía sentir como me ardían las mejillas, gracias a mi pelaje, no fui descubierto, pero ha pasado tanto tiempo, de ver a una mujer desnuda.
Y después ese pijama, su blusa de tirante con ese mini short, porque me hace esto. Quiere torturarme.
Y ese fue el principio de mis noches tortuosas. Dos semanas que tengo que presenciarla de esa manera. Su aroma me enloquece, no creí que tuviera esa necesidad, pero no puedo evitarlo.
También el sufrir que ella sufra por ese infeliz, ella me considera un amigo, me cuenta todo, si es raro, ver que una joven hable con su mascota es de loco. Pero ella se siente feliz y se desahoga al contarme sus cosas, yo solo la escucho atentamente, y soy su paño de lágrimas. Al parecer sufre de un amor no correspondido, es una más de la chiquilla locamente enamorada del chico popular. Típico cliché, pero no se atreve a declarar su amor, a su querido Iván, la que le mente locuras a su cabeza es esa amiga, la loca de Valeri, que le dice que sea lanzada y que le demuestre su amor a Iván con la dichosa prueba de amor.
Chiquilla loca, no me agrada para nada esa Valeri, lo bueno es que mi ama Gwen no le hizo caso. Para mí fue un gran alivio, no lo hubiera soportando.