Capítulo 28
Estoy en la azotea, sola, y mi cerebro comienza a procesar todo.
Lizeth torturando a mi madre, Marco queriendo que escapemos de este lugar, mi madre abrazándome mientras me confiesa que yo soy la razón de que los dowps existan. La cabeza me da vueltas al recordar todo.
-Yo no quería que esto sucediera corazón, pero no podía ver a mi bebita morir y quedarme sin hacer algo. Yo tenía que salvarte, no podía perder a alguien más.
- ¿Te estás escuchando? -Me levanté de mi asiento y comencé a dar vueltas en círculos mientras movía mis manos por la ansiedad- ¡Eso fue muy egoísta!
-Lo sé, lo sé. Pero no podía dejarte ir. No a ti.
Ella se levantó y me rodeó fuertemente con sus brazos, me eché en ella y terminamos hincadas llorando a la par.
-Hay algo más que debo contarte…
Mi hermana ayudó a traerte de vuelta a la vida, ella dio de si para poder salvarte, sin ella no te tendría en mis brazos en este momento. Cuando los experimentos resultaron en una victoria algo triste sucedió.
Ella no desapareció, en cambió se convirtió en uno de ellos, nos dimos cuenta que cada que lograba atrapar a otra persona, esta se terminaba convirtiendo también en un ser sin vista.
- ¿Por qué me cuentas todo esto? ¿Por qué ahora?
Ella me miró a los ojos, y por primera vez, yo la observé sin bajar la mirada.
-Tienes que irte de aquí mi niña, no puedes quedarte más tiempo. Los aldeanos están planeando venir al castillo para asesinarte, saben que eres la razón de que los dowms existan y piensan que contigo ellos se irán de una vez por todas.
Sabes que hemos intentado matar a esas cosas, pero solo parecen huir con el agua, están desesperados por una solución y no ven más remedio.
- ¿Cómo lo sabes? ¿Quién te dijo esas tonterías? Porque eso es lo que son
-Paulina me lo informó hace unos días, lo he platicado con tu padre y creemos que lo mejor es que huyas corazón, aquí ya no estás a salvo, esas cosas por alguna razón te siguen y eso es peligroso, pero no hay nada más peligroso que el humano. No pararán hasta verte muerta y yo no me pienso quedar de brazos cruzados mi princesa. Tienes que irte.
Quizá aún no es demasiado tarde para huir de aquí, quizá si escapo de este reino las cosas se solucionen, viviré en una isla y esas cosas no podrán atraparme, o podría vivir el resto de mi vida navegando por el mar.
-Solo no quiero que ellos se conviertan en un monstruo. Mientras ellos estén bien yo podré vivir tranquila.
Decidida regreso mis pasos y me dirijo a la puerta del ascensor para dirigirme a mi recámara y tomar algunas cosas que me puedan ser útiles para el camino. Pero grande es mi sorpresa al ver a las personas que amo frente a mí espantadas.
-Todos los del castillo se han convertido -me dice Marco agitado
-No tenemos escapatoria, pareciera que al estar tanto tiempo sin tu presencia han regresado con más ferocidad -me dice mi padre con el rostro lleno de temor.
-Se acabó -dice Lizeth mientras mira el cielo y se echa de rodillas ante mi
-Aún queda una solución -digo con la vista empañada debido a las lágrimas que brotan rápidamente.
- ¡No te atrevas Lucía! -me dice Marco
Todos fijan su mirada en mí sin saber a qué me refiero, solamente Marco conoce mi alma lo suficiente como para saber que haría lo que fuese por salvarlos.
Salgo corriendo con rapidez que me sorprende, siento la presencia de Marco a mis espaldas, pero sé que no me alcanzará. Quizá este era mi destino, quizá yo no tenía que vivir tanto tiempo y mi madre logró de alguna manera darme algunos años. Unos maravillosos años.
Llego al borde y sin dudarlo si quiera un segundo. Salto.