Me desperté cuando la luz se coló por la ventana, y no quise moverme de donde estaba porque sólo podía quedarme con los ojos bien abiertos, no podía quitar mi vista de Nicholas, estaba contemplando el arte de su belleza, la parsimonia de su respiración, percibiendo el calor de su cuerpo a esa distancia pequeña, y pensar, sólo pensar en él.
Me desperté de mi ensoñación cuando sentí que la persona que dormía a mi lado se estaba moviendo. Al parecer Nicholas estaba despertando. Me miró con los ojos entrecerrados, como si intentara descubrir quién era a través de un dolor de cabeza.
— ¿Dormiste aquí?
— Sí, ayer estabas muy borracho.
— Mmm… ya veo.
— ¿Por qué ya no dormimos juntos? — le pregunté de manera casi involuntaria, no podía sacarme aquel recuerdo de mi cabeza.
Nicholas me miró con esfuerzo, por encima de su resaca.
— Porque ya no somos niños — respondió como si hubiese preguntado una obviedad.
Me quedé en silencio, porque su respuesta me había robado las palabras de la boca. Lo observé mientras se sentaba en la cama con esfuerzo, como si cada movimiento le generara una apuñalada en la cabeza. Yo también decidí sentarme a su lado, intenté ignorar el golpeteo de mi corazón, que se había vuelto loco. La imagen de lo que había sucedido anoche se repetía una y otra vez en mi mente. Todavía persistía la sensación de sus labios, de nuestro beso.
A pesar de todos mis esfuerzos, después de lo de Clara, Nicholas nunca se había vuelto a quedar a dormir en mi casa, y después de cinco años, volvía a compartir la cama con él. Esto era un gran avance.
Nicholas se tomó la cabeza con ambas manos como si de esa manera pudiera arrancarse un dolor que estaba molestándolo.
— Tienes una fuerte resaca, ¿No? — le pregunté lo evidente.
— Siento como si la cabeza me estallara — intentó reír como si de esa manera pudiera disimular su malestar — Fue una mala idea beber anoche… no recuerdo nada.
— ¿No recuerdas nada? — cierto que Nicholas es de los que se emborrachan y es como si perdieran la memoria.
— Sólo recuerdo que estaba bebiendo mientras jugábamos a las escondidas… luego de eso no recuerdo más nada — frunció el ceño como si intentara recordar, pero parecía ser inútil — ¿Pasó algo importante que deba recordar?
No podía creerlo. ¡Claro que olvidaste algo importante!, ¡Olvidaste nuestro beso!, pero no me atrevía a decírselo en voz alta, ¿Confesarle lo que había pasado anoche era lo correcto?... pero él dijo que me amaba.
— Algunas cosas pasaron… — dije para dejar la frase inconclusa.
— ¡Ah! — Nicholas pareció recordar algo — Soñé contigo, eso sí lo recuerdo — y me miró con una sonrisa.
Mi corazón volvía a descontrolarse. Nicholas había soñado conmigo, y pensar que yo había estado en sus sueños me alocaba todo lo que guardaba el interior de mi pecho.
— ¿Soñaste conmigo? — me moría por saber la forma en que yo había aparecido en su mente.
— Sí… estábamos sentados en el lago y tú me decías que conocías la razón por la que Lea se fue, y también la forma de recuperarla, pero yo no podía escucharte. Un pitido sonaba en mi oído cada vez que veía tus labios moverse — lo miré estupefacta mientras un escalofrío me recorría todo el cuerpo — Extraño, ¿No?
— Sí… — dije — ¿Hay algo más?
— Sí, también tuve otro sueño… pero este fue diferente. Lea estaba conmigo, los dos en esta cama. Yo estaba acostado y ella se inclinaba sobre mí. Yo le preguntaba algo, no recuerdo qué, pero su respuesta fue “Yo también te amo”, luego nos besamos — Nicholas rio con pena, como si se tuviera lástima a él mismo — Se sintió tan real… es cómo si todavía pudiera sentir sus labios sobre los míos — dijo mientras se llevaba los dedos a su boca, como si pudiera retener la sensación allí.
— No fue real. Estabas soñando — mascullé mientras una daga me atravesaba el corazón.
— Sé que fue un sueño — me respondió frunciendo el ceño — pero no por eso deja de ser doloroso… — se hizo un segundo de silencio — La extraño tanto.
Tenía deseos de llorar, pero me contuve. No podía llorar ahora, no podía, no frente a Nicholas, ni frente a nadie. Tenía que huir a mi habitación y allí lanzar todo fuera de mi corazón, hundirme en el llanto escabroso que tanto necesitaba.
— Tómate alguna medicina para el dolor de cabeza — le dije, sentía que en cualquier momento explotaría. Tenía que hacer un esfuerzo casi sobrehumano para hablar con normalidad y no delatar como me estaba rompiendo por dentro en ese mismo instante — Yo, ya tengo que regresar a mi habitación.